Tus muertos (que son los míos), crítica teatral

05 Abr 2019

El título de este espectáculo apela a la antropología, y a los terrenos comunes de quién lo creó y diseñó, y de quienes acudimos como espectadores al mismo. Las melodías, el ambiente, el clima que se crea …identifican nuestros recuerdos, haciendo una comunión evidente con nuestros orígenes compartidos, que son los que son, queramos o no, quieran algunos, o no

“Que antes había ‘cantes’, pero …’cantes’ de antes”

Hugo Pérez de la Pica vuelve a construir una nueva pieza, excelente, con la que alcanza otro hito en el camino de su notable repertorio, lleno de calidad, de capacidad teatral, de acertadísimas elecciones en el qué y en el cómo, con sus fantásticos vestuarios, con su acertada escenografía, con dominio de la luz y las sombras, y una música en directo tan bien realizada que nos permite afirmar que no es tan fácil disfrutar en espectáculos de este tipo que se puedan presenciar en cualesquiera lugares, inclusive en los más reputados, cuyas programaciones deberían hacer un guiño a éste sobresaliente creador teatral, dramaturgo, director de escena y polifacético dominador de los oficios escénicos.

“Tus muertos (que son los míos)”, es un musical que, de alguna manera, da continuidad al exitoso “Alarde de tonadilla”, ampliando el foco del repaso de temas que se realiza, en el cual se incluyen cualesquiera registros de la canción popular española, por supuesto con el flamenco y sus principales “palos”, desde las alegrías a los tanguillos; pasando por las soleás e, incluso, las saetas, pero también con melodías astures o el conocídismo “Desde Santurce a Bilbao” o “La Violetera”, brindándonos la oportunidad de descubrir temas, bellísimos, no tan populares.

«Hacia Roma caminan dos peregrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos, niña bonita…»

El espectáculo comienza con una proyección de cine mudo, en blanco y negro, de mujeres con mantilla, que van apresuradas…y tras la pantalla se intuyen las siluetas de los artistas listos para iniciar una introducción poética que nos va abriendo camino a lo que va a acontecer. Empiezan con una hermosa canción, «Los peregrinos«, en clara alusión a Federico García Lorca.

Gran prestación de todo el elenco, que emplean lo mejor de sus voces, pero también de sus palmas y de su taconeo, interpretando en cada uno de los temas según la necesidad, interactuando con el público a través de sus miradas. Espléndida Candela Pérez y arrebatadora Raquel Valencia, con un gran desempeño de Helena Amado, Rocio Díaz, Carmen Rodríguez de la Pica y Jesús Chozas, acompañados por el soporte musical de Tatiana Studyonova, al piano, y Mario Parrana, con la guitarra española.

“Si usted fuera, vida mía, un barquito y yo la mar, íbamos a estar todo el día en continuo temporal…”

Iluminación intimista que sabe jugar con los claroscuros, centrando el foco en el artista protagonista de cada interpretación; y un vestuario fastuoso a base del uso de telas muy nobles, encajes y bordados, complementados por bisutería fina, todo ello a través del despliegue de imaginación de Hugo Pérez de la Pica, que programa un cambio de vestido en cada cuadro y para cada intérprete, infrecuente de presenciar actualmente por su complejidad y que supone todo un despliegue estético y artístico.

El espectáculo diseñado por Pérez de la Pica, que nos presenta el evocador y sugerente espacio del Teatro Tribueñe, es sobresaliente y conecta con las emociones de cualquier espectador con un ápice de sensibilidad, perfectamente medido en su duración, intensidad y repertorio, que satisface al público mas exigente, y que por sí mismo supone un magnífico homenaje a la música popular española, sin complejos. Todo un monumento que para cualquier aficionado a la escena resulta imprescindible.

Crítica teatral publicada en @elespanolcom el 06/04/2019: https://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20190406/muertos/388531145_7.html