¿Sueño o pesadilla europea?
25 Ago 2015
En enero de 2015 el pueblo griego optó por elegir a la alternativa política representada por Syriza para regir sus destinos, buscando desesperadamente salidas a la situación generada en su país con la gestión de “Nueva Democracia” y el “Pasok”.
Siete meses después, Alexis Tsipras, ha presentado su dimisión como primer ministro, después de haber suscrito el acuerdo de un tercer rescate a Grecia, aún a pesar de haber obtenido la confianza de su pueblo, en un referéndum ganado con el 62% de los apoyos. Tsipras puede haber hincado la rodilla, pero en Grecia no ha faltado, ni falta, democracia.
Los griegos han optado por una determinada política, pero su voluntad se ha visto contravenida por los efectos del quehacer del “supuestamente independiente y apolítico” Banco Central Europeo, dirigido por el financiero Mario Draghi, quien, desde las filas de Goldman Sachs, ayudó al gobierno de “Nueva Democracia” a falsear las cuentas públicas de Grecia, verdadero origen del problema que ya ha contaminado a toda la Unión Europea, a quien no le ha temblado el pulso, ahora como entonces, para cortar el grifo de la liquidez a los bancos helenos, sometiendo la voluntad democrática.
Lo sucedido con Grecia, los recortes y la mayor desigualdad aplicados en España y Portugal, el foco puesto con la insistencia en liberalizar el mercado laboral en Italia e, incluso, en Francia, no son sino síntomas de la dicotomía a la que asisten los ciudadanos europeos, ¿de que vale elegir opciones políticas, democráticamente, si son sometidas por entes no refrendados por el sufragio universal?, tal como sucede en el FMI o el BCE, dirigidos por muchos de los que estuvieron en el origen de la crisis financiera.
Europa tiene hoy una moneda única, pero todo parece supeditarse a ello, con cada vez mayores desigualdades entre sus países; antes las monedas en cada país, permitían devaluaciones de las mismas como sistema de armonización de sus diversidades y diferentes capacidades económicas, hoy el sur de Europa está asolado por un alto desempleo, la desindustrialización es general, supeditada en el altar del liberalismo y de la competitividad, vía precio.
España es un claro ejemplo de los sistemas que se aplican para conseguir una devaluación interna, sin afectar al euro y sus equilibrios, con la aplicación de una durísima, e injusta, reforma laboral, bajada de salarios, recortes de pensiones, subidas de impuestos, especialmente indirectos, recortes en sanidad, educación, derechos sociales y dependencia, e implantación de mecanismos de copago.
La antigua CEE ya no es una unión de países velando por los intereses comunes de sus pueblos, sino una imposición de las políticas de unos países sobre otros. Se apela al libre mercado, pero la principal de sus leyes no ha sido aplicada ante el mal cálculo del riesgos que bancos, principalmente alemanes y franceses, cometieron al cebarse en financiar en exceso a Grecia, viendo “salvados” sus intereses con la patrimonialización de una deuda impagable, de la que ahora todos los ciudadanos europeos somos acreedores, a través de las políticas de la Troika.
Hoy la Comisión Europea e, incluso, el Parlamento Europeo, parecen haberse vuelto herramientas del “establishment” financiero, y cada nueva competencia situada en su ámbito parece ser un nuevo paso en el derribo de la democracia y el estado social de derecho. En este momento convendría replantearse, de nuevo, cual es el reto motivador a conseguir con el que la Unión Europea da respuesta a sus ciudadanos.
El euro, hoy, parece una herramienta económica utilizada para la dominación política, en manos de Merkel y Alemania. La falta de adecuados contrapesos en el liderazgo europeo, es el origen de la crisis que vivimos, faltan verdaderos líderes y sobran tecnócratas.
Parece haberse olvidado la referencia a la necesaria solidaridad y subsidiariedad de uno de los padres del europeísmo, Robert Schumann, en su célebre cita: “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”.
Preservar, tan sólo, un libre mercado de mercancías, bajo una moneda única, no cumple con los requisitos del sueño europeo, para decenas de millones ciudadanos de la vieja Europa, es insuficiente y, casi, una pesadilla.
Articulo publicado en «El Periodico de Catalunya», en la sección «Entre Todos» el 12/09/2015, bajo el título «Cuando el sueño europeo se convierte en pesadilla»: http://www.elperiodico.com/es/cartas/entre-todos/cuando-sueno-europeo-convierte-pesadilla/129791.shtml
Alemanes, franceses ingleses han intentado dominar Europa desde hace siglos, unas veces con más éxito que otras. Eso lo sabemos todos en Europa desde siempre. Entonces, porqué permitimos que ellos gobiernen y controlen la comunidad europea a su antojo, si sabemos de antemano que van a intentar sacar ventaja?
No nos vale echarles la culpa a ellos. Tenemos que echarnosla a nosotros mismos, que no hemos sabido contrarrestar sus medidas egoístas, administrar bien nuestros recursos y nuestros puntos fuertes Y establecer estructuras económicas potentes que desarrollen el empleo y la economía en general.
Gracias por el comentario y la opinión. Los contrapesos en Europa no existen, no es unión realmente de paises, ciudadanos y voluntades; sino que, principalmente Alemania, impone su ritmo y, naturalmente, sus intereses.