Rabia, crítica teatral
24 Sep 2023
Sergio Bizzio publicó en 2004 la novela ‘Rabia’, convirtiéndose en su obra más conocida. En ella combina sabiamente la lucha de clases con acento argentino, rencor mediante como solo puede sentir el que no tiene medios respecto del que abunda en ellos, la violencia como explosión de la ira y la necesidad de sexo por encima de la placidez del sentirse querido o necesitado, todo ello con el matiz desde el que se deleita el voyeur sobre lo que observa a hurtadillas, sintiéndose poderoso y déspota al administrar la privacidad de los otros a su simple voluntad, hasta llegar a disfrutar más de la masturbación solitaria de la misma mujer con la que lleva acostándose cada sábado en un modesto hotel a gastos compartidos financiados con sus míseros jornales.
“Hasta que José María desapareció, ellos hacían el amor todos los sábados, y a veces también los domingos”
Bizzio, galardonado con el Premio Nacional de las Letras de Argentina, es adaptado en su pieza más conocida, por Claudio Tolcachir (La máquina de Turing, Copenhague, La mentira), Lautaro Perotti, María García de Oteyza y Mónica Acevedo, quienes nos brindan, con dirección de los dos primeros e interpretación del propio Tolcachir, la recreación teatral de un relato, en el que el personaje central de la historia, ‘José María‘ (también conocido como ‘María‘) nos comparte en tercera persona y como si de una fábula o cuento se tratase, la experiencia del hombre que tras haber asesinado al jefe de su cuadrilla, en la que trabajaba de albañil, por desencuentros económicos laborales, y visitar a ‘Rosa‘, quizás novia, quizás amada, quizás simple consuelo de sus propias lágrimas y desasosiegos, opta por recluirse en la mansión donde ella trabaja, la casa habitada por el matrimonio ‘Blinker‘ y su ocioso hijo ‘Álvaro‘; primero una noche, un día, algunos más, unas semanas, unos meses …y así hasta tres años.
“Lo primero que pensó fue que nunca había pensado”
El idioma español es uno de los que más palabras polisémicas maneja, concepto el de la polisemia relativo a la pluralidad de acepciones de una misma expresión lingüística; dándose el caso extremo de que la RAE reconoce hasta sesenta y cuatro usos al termino ‘pasar‘, y la palabra que pone titulo a esta obra, ‘Rabia‘, juega a la paradoja entre algunos de sus significados.
“Se hablaban como un matrimonio consolidado, sin reproches”
Claudio Tolcachir vuelve a subirse a un escenario más de quince años después de que lo hiciera la anterior vez en Madrid, y consigue ocupar toda la escena con aplomo y credibilidad, optando por la contención en las formas, prima en él el rol de relator de la historia, por encima del protagonista que encarna. El ‘José María’ que nos hace ver a través de él, carece de violencia, es pragmático y racional, muestra empatía, se mueve con sutileza e incluso gracilidad. Su gestualidad es minimalista y el sonido de su voz claro, pero evitando los grandes contrastes, en la medida justa. Consiguiendo todo un alarde de naturalidad.
“Ahora que lo había matado, lo odiaba todavía más”
La presencia en escena de Tolcachir como relator, es perfectamente complementada por un estupendo trabajo técnico, donde cobran protagonismo la escalera que se convierte en elemento central, acompañando el movimiento de ‘José María’ de planta en planta en la mansión de los ‘Blinker‘, en escenografía de Emilio Valenzuela, y el impresionante diseño de iluminación realizado por Juan Gómez Cornejo que consigue convertir la casa en un personaje más que acompaña a ‘José Maria’ de manera fantástica, con especial mención para las luces de la calle que se cuelan por entre las persianas o el estrecho haz lumínico que impacta en la cara del protagonista al entornarse una puerta. Destacada prestación de Sandra Vicente en el espacio sonoro.
“Tuvo miedo. Nunca en la vida se había sentido tan solo”
La contención por la que se opta en el espectáculo deja fuera algunos perfiles que sí se dan en el original escrito por Bizzio; aquí el thriller queda reducido a ser sugerido, más en la escenografía y la iluminación que en la interpretación o el texto, lo cual no impide que Tolcachir logre captar la atención del espectador con el relato de la fábula que nos comparte. La rabia termina por aparecer en escena, pero no en el formato, ni la intensidad esperada. Aún así, es un espectáculo interesante cuyas formas cautivan.
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