¿Quién es el Señor Schmitt?, crítica teatral

10 Nov 2019

Los viejos tiempos en los que un telón nos recibía sobre el proscenio o embocadura de cualesquiera sala teatral, al ocupar nuestro asiento en un patio de butacas de un teatro, parecen ya superados, hasta el extremo de que se ha hecho habitual que la escenografía en cualquier propuesta escénica nos reciba a la vista, desprovista de cualquier misterio, bastantes minutos antes de que comience el espectáculo, incluso la norma actual imperante dicta que algunos personajes nos reciban, moviéndose por la escena, hasta interactuar con nosotros, saludándonos antes que la trama empiece a discurrir.¿Quién es el Señor Schmitt?, crítica teatral

En “¿Quién es el Señor Schmitt?” se cumple la premisa anterior, y un decorado bastante denso y pesado, alejado de la norma minimalista dominante, con papeles pintados en las paredes, recreando figuras geométricas, además de muebles de madera de nogal, junto con cuadros de gusto particular y un reloj de cuco que marca los segundos, mas que los minutos y las horas, de forma machona, casi opresiva; nos recibe, al acomodarnos, mientras un personaje, que aun no sabemos quién es (luego entenderemos que es el portero de la finca donde está el piso que se representa), se mueve por la estancia limpiando y barriendo, moviendo entre el espacio disponible un panel que parece puesto al revés de lo que debería.

Cariño, mi amor, mi vida, por favor…” (sobra corrección, pero hay mal humor)

Poco después entendemos que la función de ese panel, movido de derecha a izquierda del escenario por el personaje de Remacha (el portero de la finca) es facilitar al personaje del Sr. Carnero, protagonista de la trama, su aparición en escena¿Quién es el Señor Schmitt?, crítica teatral, sentado en la mesa de comedor de la vivienda, de espaldas al público, sin que ningún espectador le haya podido ver llegar hasta allí.

Con las luces de la sala aún encendidas sobre el patio de butacas, se nos advierte que la función va a comenzar, aconsejando, mas que rogando, que se apaguen los teléfonos móviles, advirtiendo sobre ello, especialmente, por el “mal carácter de los actores”.

“Yo no soy el Señor Schmitt, porque ni siquiera tenemos teléfono”

Dicho ésto, las luces se apagan y un teléfono suena  ¿será posible que, de nuevo, un espectador no haya cumplido con las mínimas normas de cortesía con los intérpretes y sus propios compañeros entre el público?. Javier Gutiérrez, actor protagonista en esta obra, se vuelve al público con cara de ‘malas pulgas’, preguntando …¿qué es ese teléfono que suena?.

Pero la pregunta la realiza el Sr. Carnero y va dirigida a su mujer, Cristina, insistiendo en su interpelación: “Un teléfono, está sonando un teléfono”,  a lo que ella pregunta …”¿Y?”, acotando él: “¡Que nosotros no tenemos teléfono!”. Construyendo con todo ello uno de los principios mas memorables que recordamos en la última época, durante los primeros diez minutos de un montaje teatral, uniendo la realidad que sucede en el tiempo en el que los espectadores acceden a su localidad y la ficción que pasa a ser representada ante ellos a partir de ahí.

“Hace veinticinco años que todo el mundo me llama Juan Andrés”

¿Quién es el Señor Schmitt?, crítica teatralSe suele decir que las personas somos, a la vez, de tres formas diferentes, por una parte como creemos que somos, por otra como nos ven los demás y, finalmente, como realmente sí somos. Y sobre la diferencia entre esos tres perfiles parece indagar la propuesta de Sebastien Thiéry en el texto original de esta obra, que el buen ojo de Sergio Peris-Mencheta ha captado para sí, embarcándose en un interesante proyecto del que es responsable de su versión, director y productor a través de “Barco Pirata”, tan acer¿Quién es el Señor Schmitt?, crítica teatraltado en ello como lo estuvo la pasada temporada con «Lehman Trilogy» demostrando que está atravesando su mejor etapa creativa, al menos en mi opinión.

Sobre la trama en sí misma no desvelaré demasiado, porque en su original mecanismo radica su hecho diferencial, simplemente diré que el matrimonio Carnero atiende la llamada telefónica que suena en un teléfono que ellos nunca han tenido, negando que allí viva ningún Sr. Schmitt, pero pocos minutos después comprobarán que en las armarios no está su ropa, sino otra desconocida, que en la librería no están sus libros, sino otros que nunca leyeron y que las llaves que tienen en el abrigo que cuelga sobre la percha de la entrada no abren la cerradura de su casa. Ambos quedan perplejos, a la vez que la policía llama a su puerta …”¿Sres. Schmitt, están ustedes ahí?”.

“Nos tenemos que dejar llevar por la corriente …¡como los salmones!”

Peris-Mencheta dirige con acierto este espectáculo, absurdo pero no tanto, cerrado con un final, que es opinable, pero que lo tiene. Por supuesto la vida sigue discurriendo alrededor de los personajes, pero la historia que se cuenta comienza y termina, el hecho de buscar una interpretación más allá de lo que se representa es solo una opción, lícita, para cada espectador.

La ¿Quién es el Señor Schmitt?, crítica teatralescenografía de Curt Allen Wilmer termina por demostrarse como apropiada a la trama que se nos plantea y eso es algo de lo que dudábamos al verla al inicio del espectáculo. Es opresiva porque necesita serlo, nada que reprochar al respecto.

Javier Gutierrez brilla con luz propia en el personaje que interpreta, tanto bajo los perfiles de Juan Andrés Carnero, como en los del Sr. Shcmitt, resultando especialmente brillante en la parte inicial de la trama, en las escenas antes narradas alrededor del teléfono que suena, aunque nunca lo haya tenido en su casa. Junto a él Cristina Castaño no logra salir del rol del personaje televisivo que tantas veces la hemos visto. Quique Fernández brilla más en su recreación de psicólogo argentino, que en la de policía, con aportaciones más superficiales de Armando Buika, demasiado distante respecto al personaje que interpreta, más allá de la metáfora que se le encarga en ello, y Xabi Murua, como Remacha.¿Quién es el Señor Schmitt?, crítica teatral

“Está el que usted quiere ser …y quién realmente es”

Una obra que, con seguridad, garantiza curiosas conversaciones entre el público a su salida. ¿Qué ha sucedido?, ¿qué ha pasado?, ¿por qué aquello?, ¿por qué ésto otro?, desde ese punto de vista es algo más que sugerente, pero no absurdo, es inteligente e interesante, y un incentivo para la reflexión y la conversación, y todo ello es mucho. Por qué usted, ¿qué prefiere?, ¿luchar, rio arriba, como un salmón o dejarse llevar por la corriente?. Piénselo y sea honesto, pero no a través del Sr. Carnero y de Mr. Schmitt, sino de usted mismo.

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