Política profesional
30 Sep 2016
Tengo un amigo que, en su juventud, jugó profesionalmente al futbol, tenía la calidad suficiente y militó en varios equipos de la llamada “clase media”, y siempre comentaba que el verdadero confort de su carrera era el poder vivir de hacer lo que te gusta, en su caso jugar al futbol, pero fuera de las exigencias que tenían que ver con las aspiraciones de quedar campeón o luchar por evitar el descenso. Ese aire “funcionarial” es el que destilan muchos de los políticos “profesionales” que copan hoy nuestros partidos.
Formar parte de uno de los grandes partidos políticos españoles desde la transición, ostentar un cargo orgánico y dominar alguna de las comunidades autónomas tradicionalmente socialistas, mientras tu partido, a nivel nacional, es oposición al Gobierno, no parece incompatible con un escenario de un cierto confort, hasta poder caer en el peligro de convertirse en una especie de ideal.
En la crisis puesta de manifiesto estos días en torno al PSOE, se acusa a Pedro Sánchez de poner su pervivencia en el el cargo de secretario general por encima del cualquier otra cosa, al fin y al cabo se trata de un estupendo empleo, con alguna posibilidad aún, por mínima que sea, de mejorar en el medio plazo. Los “sanchistas” por tanto, arroparían a su líder como mejor forma de garantizarse sus prebendas y ubicaciones.
Dando por sentado que la principal diferencia política entre “oficialistas” y “críticos” sea la posición del PSOE respecto a la posible abstención ante la investidura del actual presidente en funciones, ¿cual seria la principal preocupación de quienes defienden una posición contraria a la manifestada por Pedro Sánchez para mantener el “no, es no” a Mariano Rajoy?. Desde luego el relanzamiento de las opciones electorales del PSOE a futuro no parece que sea lo prioritario, si no más bien preservar el “status quo” actual, tanto en el plano general, como en el particular de cada cual.
El problema real del PSOE es conseguir cambiar la tendencia, ya marcada hace casi dos décadas, de pérdidas continuas y constantes de apoyo, ya que salvo el “momento ZP”, totalmente significado por el 11-M y la gestión de Aznar, el declive en los apoyos es más que una tendencia desde 1982: 48%, 44%, 39%, 38%, 37%, 34% (42%, 43%), 28%, 22%… más allá de candidatos Almunias o Rubalcabas.
El PSOE ha ido abandonado demasiados espacios sociales y políticos, que han sido ocupados por otros, mientras no vuelva a sus esencias y recupere su mensaje social estará lejos de lo que fue. Al final los votantes siempre prefieren a los originales, por encima de las copias.
Mientras las cuitas de la “política profesional” ocupen los debates, será el tiempo para que se cumpla lo afirmado por Shakespeare hace más de quinientos años: “…hay puñales en las sonrisas de los hombres, cuanto más cercanos, más sangrientos”; Al tiempo que ello sucede, los problemas de la gente seguirán quedando lejos de la acción de quien dice representarlos.