Persigue tu visión y se perseverante en ella
20 Jul 2016
¿Tienes claro hacia donde quieres ir?, ¿hasta donde quieres llegar?.
El éxito para alcanzar tu propia meta, tu reto, aquello que te emociona, que te motiva, comienza cuando tu sueño lo conviertes en visión. La diferencia entre sueño y visión, parte de identificar la ruta para conseguirlo, de tal modo que el camino hacia la visión está compuesto por “mini-metas” que, según las vas alcanzando, te van retroalimentando, aproximándote hacia aquella y disfrutando de cada metro del camino.
Luego el primer paso es identificar hacia donde quieres realmente ir. Tómate un tiempo para reflexionar en ello, ¿que cosas tendrás que abandonar para ello?, ¿que cosas tendrás que hacer diferentes?, ¿que aprendizajes deberás incorporar?.
(video “La perseverancia: El camino al éxito” de Gustavo Montenegro, publicado en YouTube)
En esta fase de definición de hacia donde quieres realmente ir, es importante que seas lo más concreto posible, evitando generalidades del tipo “quiero ser feliz” y que el objetivo a alcanzar sea concreto y medible, que esté a tu alcance, pero fuera de tu caja de confort, que sea retador y esté enmarcado en una determinada temporalidad.
Hazte cargo de lo que realmente sí depende de tí, asumiendo la responsabilidad, e identificando que cosas están fuera de ti y vinculados a factores exógenos: fortuna, terceras personas, etc… pero con responsabilidad sobre lo que tú si puedes hacer.
¿Ya tienes la visión de lo que quieres alcanzar? …¡enhorabuena! si ya lo has identificado, ahora traza la ruta de las “mini-metas” que te irán acercando hacia ella y compártelo con alguna persona de tu entorno, que será como un testigo, o juez, que reforzará tu compromiso.
Traza un plan de acción e incluye en él las posibles dificultades que pudieran surgir en el camino, anticipándote y visualizando como actuar ante ellas.
A partir de aquí la herramienta básica que deberás utilizar es la perseverancia, para que pase lo que pase, suceda lo que suceda, nada te aparte de ese horizonte que has diseñado tú, para, actuando desde el presente, construir tu propio futuro. Todo ello con absoluta convicción y dejando un espacio para la vulnerabilidad y aceptar los pequeños fracasos, que con seguridad ocurrirán, y que tal como decía Og Mandino, siempre fraguan la autopista hacia el éxito.
La perseverancia es el sumatorio de esfuerzo más compromiso, y junto con la dedicación y la disciplina, el combustible que te llevarán hasta tu visión.