Minerva, crítica teatral

29 Jul 2022

Afirma Jesús Cimarro, director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida desde hace once años, además de máximo responsable de Pentación Espectáculos, sociedad creada en 1988, y presidente de la Junta Directiva de la Academia de las Artes Escénicas de España, premiado y reconocido con otros honores dentro de la actividad teatral; que los espectadores acuden, año tras año, a ocupar las localidades del Teatro Romano de la Emérita Augusta, porque “el público quiere tener experiencias exclusivas y Mérida se las da”.

“Lo que contamos no va con las modas”Minerva, crítica teatral

Y estoy de acuerdo con este empresario teatral de real vocación, si bien la experiencia de sentarse, un año y otro, en alguna de las localidades albergadas por las piedras milenarias que acogen espectáculos teatrales desde hace veintiún siglos, tras ser inaugurado en tiempos de Marco Vipsanio Agripa, exige retroalimentarse, como buen sortilegio, para que la peregrinación anual hacia él, se recargue con la excelencia, la grandiosidad de las propuestas que en él se realizan y unos estándares mínimos de calidad, sin los cuales esas ‘experiencias exclusivas’ se alejarían de las justas expectativas previas y de momentos sobresalientes, por concretar en los últimos diez años, como los vividos con la ‘Antígona’ en la que Carmen Machi recreó el personaje de Creonte, en 2015, bajo el perfecto ritmo pautado por Miguel del Arco, o el ‘Calígula‘ para el recuerdo que nos brindó Pablo Derqui, excelentemente dirigido por Mario Gas en 2017.

la diosa en el CBA“Una Roma no solo imperial, sino ejemplar”

Tras dos años de afectación de la pandemia del Coronavirus Covid-19 en los que el programa de las 66ª y 67ª ediciones de este magno festival se resintió, como tantas otras cosas, en esta 68ª que las ha sucedido, ha debutado sobre tan evocador espacio una actriz de larga trayectoria, Assumpta Serna, si bien más cinematografica y televisa, que teatral, haciendo no solo de intérprete, sino ejerciendo como dramaturga, firmando el texto de la obra ‘Minerva’, junto a su actual marido, Scott Cleverdon, quien, además, dirige la propuesta, con producción de Samarkanda Teatro.

Minerva, en la mitología de la ‘Antigua Roma’ es la gran diosa de la sabiduría, de la estrategia, la civilización, la guerra, las ciencias, la filosofía, la navegación, la Ley (con mayúsculas), la medicina, la educación, las artes, y otros grandes rasgos sociales como la industria, los oficios y la paz, hasta ser considerada la gran protectora de aquella ciudad devenida en Estado que colonizó el mundo conocido en su áurea época, para en el  hoy reinar sobre Madrid desde la azotea del edifico del Círculo de Bellas Artes con su imponente perfil pétreo.

“¡Hasta los secretos tienen secretos!”

Sin embargo la obra que ha llegado a Mérida en éste 2022, no habla de aquella mítica diosa, sino de las disquisiciones de una mujer romana, del mismo nombre, de buena posición, casada con un reconocido arquitecto y con ideales sociales avanzados, que adopta a su nieto para que su hija pueda emprender la búsqueda de sus propios sueños, escribiendo y dirigiendo teatro en la lejana Hispania; llegando al extremo de dar libertad a sus propios esclavos, reconvirtiéndoles en trabajadores sujetos a remuneración. 

Minerva y Gaia

Lo que se representa es una historia de ficción, sobre un personaje creado ‘ad hoc’ que se ubica en Roma en un desarrollo temporal de cuarenta años en los que se suceden (según los autores) cinco emperadores romanos, partiendo de Domiciano (azote de cristianos y uno de los más odiados por su tiranía, al nivel de Calígula y Nerón) pero escrita desde la visión de este siglo XXI, donde el ‘buenrrollismo’, al menos formal, es tendencia de éxito y argamasa de mayorías sociales.

“¿De qué hombre o mujer quieres estar más cerca, del que dice que tiene la verdad o del que dice que la busca?”

El texto escrito por Serna y Cleverdon no incluye ningún giro, ni sorpresa argumental, resultando ayuno de carga dramática, por más que la protagonista sea el corazón de una familia permisiva y empática, donde la cultura y la libertad del individuo son razón de ser, con referencias a la eutanasia y el aborto; comprendiendo, aceptando y ejerciendo las diferentes expresiones de vínculo afectivo y en la sexualidad, tanto en las diferentes combinaciones de género, como en la intersexualidad, así como en relaciones abiertas que afecten a más de dos protagonistas. La paridad entre iguales es reconocida, sea entre mujeres y hombres, o entre padres e hijos. Son loables esos reconocimientos, pero no hay tensión narrativa que atrape al espectador y le haga vivir el espectáculo enganchado a él.

Minerva y Pólux

Referencia aparte merece la inclusión en la dramaturgia de este texto, que recrea una ficción de la Roma del siglo I, de una frase ‘literal’ del Don Juan Tenorio escrito por José Zorrilla, exactamente aquella que dice “…arráncame el corazón o ámame, porque te adoro”, en ripio innecesario que no pasa desapercibido.

“Las piedras son inmortales, las palabras se las lleva el viento”

Parecería que lo que se recrea sobre el magnifico templo teatral de “Augusta Emerita”, cuya visita se incluye como una parte central de la trama, cuando Gaia (la hija de Minerva) y Julio (su pareja bisexual), acuden a él dentro de su actividad de ‘histriones’ en Hispania; es más un ‘telefilm’ o un capítulo de una serie, que una obra dramática al uso.

Minerva, crítica teatral

El argumento anterior va más allá del propio texto, alcanzando los aspectos técnicos, desde la coreografía, con reiteradas, y eficaces, entradas y salidas por el amplísimo ‘frons scaenae; al espacio escénico y vestuario diseñado por Luisa Santos, la iluminación creada por Fran Cordero, el espacio sonoro de Jorge Ferrando, que podría ser un punto más sutil, y el despliegue realizado por Nuria Prieto con las proyecciones audiovisuales, aspectos, todos ellos, que, como factor común, podríamos decir que llevan a Mérida sabores de Hollywood.

“¡Que castigo tan cruel, ser solo una pequeña parte de lo que hemos sido!”

Un amplio elenco compuesto por once actores y actrices, integrado por Sara Jiménez, Vero Parreño, Francis J. Quirós, Juan Carlos Castillejo, Carlos Ceña, Arturo Núñez, Robert Giordano y Carmen Adsuara, pone piel, voz y oficio a este espectáculo, si bien el elemento diferencial es la presencia de Assumpta Serna, experta y contrastada actriz, a quien nos hubiera gustado ver algo más exigida por una trama no tan bonancible, junto a ella un sólido Fermín Núñez recreando el personaje de Pólux, inspirado en los hechos y vivencias de Plinio El Joven, y un Céler algo desvaído al que Francesc Albiol no llega a dotar de la necesaria personalidad propia.

Minerva, crítica teatral

Una de romanos en Mérida siempre merece la pena, aunque en esta ocasión hayamos quedado algo condicionados por un texto que no logra traspasar el mundo de las formas para alcanzar el fondo de las cosas. No sabemos que hechos y proyectos discurrirán por este milenario escenario dentro, no ya de veintiún siglos, sino simplemente de unos cuantos decenios, pero nos arriesgamos a pensar que, quizás, este texto no sea de los más representados en el futuro de tan egregio lugar.

 

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