Mañanas de abril y mayo, crítica teatral

18 Abr 2023

Un madrileño como Don Pedro Calderón de la Barca (1600/1681) bien sabía, y conocía, sobre los mágicos efectos que los meses de abril y mayo tienen sobre Madrid y sus gentes, con mención especial para sus mañanas y la característica luz que inunda la caótica urbe, en la que, pesares a parte, todo parece obedecer a un superior orden que termina por recomponer filas y estructuras. Aunque más allá de lo que Don Pedro pensara, al igual que quien estas palabras ordena, esos mágicos efectos del quinto y cuarto mes del calendario, también se produzcan más allá de la ciudad de la Villa y Corte. Cosas de la primavera.

“El cortesano imperio de las mañanas de abril y mayo”

Calderón, autor de piezas con un lugar en la historia de la dramaturgia, como “La vida es sueño”, “El alcalde de Zalamea” o “El gran teatro del mundo”, es creador de una ingente obra en la que las comedias también tienen su espacio, entras las cuales “Mañanas de abril y mayo”, sin ser una de las más representadas, ha sido acertadamente programada por el Teatro Fernán-Gómez, agendándola entre los mismos meses de su título, con una versión de Carolina África, eficazmente dirigida por Laila Ripoll, que hace viajar el clásico varios siglos hacia adelante, convirtiéndola en una pieza con aires de comedía al estilo de Billy Wilder o Black Edwards, con una sucesión de puertas que se abren y se cierran, donde enredos y equívocos son los verdaderos protagonistas, más allá de los ocho personajes que se mantienen de su trama original.

“Entró enamorando el riesgo, salió halagando el peligro”

Un marido que persigue a una mujer, seducido por su presencia, sin saber que se trata de su propia esposa, amantes que no se encuentran, paradojas de corazón esquivo, amores y celos que se entrecruzan en un laberinto sin fin donde todo termina por ser lo que no es, ¿o quizás es justo al contrario?.

Vital, colorista y primaveral, más allá de la escena inicial, es la puesta en escena diseñada por Arturo Martín Burgos, contando con la acertada iluminación de Luis Perdiguero y un evocador vestuario de Almudena Rodríguez Huertas. La pieza cuenta con números musicales bajo la dirección de Mariano Marín, interpretados en directo por el elenco actoral.

¿Qué más premio que el castigo? 

José Ramón Iglesias (‘Lo fingido verdadero‘) brilla interpretando el personaje de ‘Don Hipólito’, quizás el personaje más agradecido y lucido. Pablo Béjar (‘RUN [Jamás caer vivos]‘, ‘El vergonzoso en palacio‘) que nos cautivó en ‘El principio de Arquímedes‘, no termina de brillar, en esta representación, en el personaje de ‘Don Juan’ aunque seguimos pensando que tiene una gran potencialidad, Alba Recondo que nos ha brindado grandes interpretaciones (‘El Disfraz, Las Cartas y La Suerte‘, ‘La señora y la criada‘, ‘La vida es sueño‘, ‘El desdén con el desdén‘) donde ha demostrado su capacidad actoral e interpretativa, queda, en esta pieza, algo condicionada por los perfíles de los que se pretende dotar al personaje de ‘Doña Ana’ en una elección, quizás, impuesta desde la dirección. Nieves Soria (‘El vergonzoso en palacio‘), Ana Varela, Sandra Landín, Juan Carlos Pertusa y Guillermo Calero completan el elenco, con un resultado conjunto compacto y conseguido.

“Querer por mi gusto a todas, por mi pesar a ninguna”

Refrescante y lucido espectáculo el que nos brinda el Teatro Fernán-Gómez en esta primavera madrileña, compartiendo una trama igual de vigente en el siglo XVII, cuando fue escrita, que en este siglo XXI, y es que, a pesar de todo, los humanos, hombres y mujeres, mujeres y hombres, no hemos cambiado tanto.

 

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