Los que hablan, crítica teatral
en Teatro
02 Feb 2021
Dos personas frente a frente, alrededor de una mesa, un hombre y una mujer, una mujer y un hombre, que podrían ser dos mujeres frente a sí, o dos hombres. Desconocemos su vínculo entre ellos, quizás pareja, quizás desconocidos, quizás están allí tras contactar a través de una red de citas ‘on line’, pero también pueden ser compañeros de trabajo o simplemente vecinos de un mismo bloque de viviendas.
“¿De dónde viene lo que tengo que decir?”
Tras varios minutos en los que las onomatopeyas, los sonidos guturales y la magnífica capacidad gestual de dos estupendos intérpretes como Malena Alterio y Luis Bermejo gobiernan la escena; por fin la palabra se hace presente. El reto es hablar, dialogar, recuperar la capacidad primigenia del ser humano que nos diferencia del resto de los seres vivos del planeta. En un mundo en el que imperan las aplicaciones de mensajería que han arrinconado el uso del verbo y la capacidad de comunicación se constriñe, con excesiva frecuencia, a los ciento cuarenta caracteres de Twitter, la propuesta que nos realiza Pablo Rosal a través de esta pieza es una reflexión con gran carga de profundidad.
“A veces hablar sirve para algo”
Como género dramatúrgico podemos considerar esta obra dentro de lo que conocemos como teatro del absurdo, aunque la propuesta nos resulta familiar, tanto como esas “no conversaciones” de ascensor, en las que el tiempo parece alargarse hasta el infinito sin otro tema recurrente, para el balbuceo, que el frio, o calor, que hace. Pero es evidente que el texto construido por Rosal nos lleva a terrenos tantas veces explorados por Ionesco, Samuel Beckett, Jardiel Poncela o Mihura.
“¡Es entretenido esto de hablar!”
El resultado de “Los que hablan”, más allá de la idea original de su autor, descansa en el soberbio trabajo de dos actores dotados por su alta capacidad de expresión gestual. Tanto Malena Alterio, como Luis Bermejo, están magníficos y en ellos reside una gran parte del resultado de un espectáculo que ha supuesto una muy grata sorpresa.
“¿Y tú y yo, de qué hablamos?”
La presencia de ambos intérpretes capta la atención de los espectadores, en una sencilla escenografía de Almudena Bautista, también responsable de un uniforme vestuario, que cuenta con la eficaz iluminación de Valentín Álvarez.
“Llevamos un buen rato hablando y no recordamos nada de lo que hemos dicho”
Los personajes que protagonizan “Los que hablan” repiten y reiteran sus conversaciones, lo que hace unos minutos dijo ella, lo repite él y a la inversa. El ser humano ha perdido capacidad de conversación y parece haber olvidado que “la palabra crea realidad” y la reflexión que nos brinda Rosal pone el foco, de forma adecuada, en la necesidad de volver a poner la palabra en el centro de nuestra vida, porque tal como afirma Octavio Paz, “Las palabras no viven fuera de nosotros, nosotros somos su mundo y ellas el nuestro”. Interesante propuesta.