Las plantas, crítica teatral
en Teatro
27 Sep 2019
Mientras «Las canciones» de Pablo Messiez siguen sonando en El Pavón Teatro Kamikaze, asoma a la cartelera madrileña otra obra del premiado autor argentino, en este caso “Las plantas”, un monólogo bajo la dirección de Pedro Lendínez, interpretado por Rosana Barranco en la sala “El Umbral de Primavera”.
Y en el desarrollo de ambos montajes se reiteran dos recursos que Messiez incluye en uno y otro, por un lado la música como terapia, con la escucha como calmante de la angustia, y Nina Simone, bajo las notas de “I wish I knew how it would feel to be free”, como su intérprete y canal de emociones.
“¿Dónde se va la pena cuando se va?”
Yo conocí a una mujer que hablaba con sus plantas (y es absolutamente real), llegando a hacerlo más que con cualquier persona, ellas le brindaban un silencio que interpretaba como escucha, siendo ésta una sensación tan poco experimentada en su vida, que se lo agradecía con grandes cuidados y mimos. Su casa era una especie de invernadero y su terraza un vergel. El único y verdadero territorio donde ella se sentía libre, independiente y dueña de sí misma.
Aquella mujer, como Alicia, la protagonista de “Las plantas”, sentía a esos seres vivos, aun sin ojos, como sus grandes, y únicos, compañeros y confidentes.
“La lefa me limpia la pena …y yo luego limpio la lefa”
La soledad, la pena y el uso mecánico del sexo como mitigante de ambas emociones son los ejes que nos comparte Alicia, una mañana, recién levantada tras una noche de resaca, vestida de manera leve, con una combinación, mientras va regando, y cuidando, una a una a sus plantas, compartiendo con ellas sus miserias.
Pedro Lendinez dirige de manera ágil el espectáculo, con una conseguida escenografía, evocadora del universo en el que vive la protagonista.
“¡Lo mejor de mí tiene alcohol!”
Alicia en un momento de la trama, incluye a los espectadores en su interacción, dirigiéndose uno a uno …tú, a ti… y nos hace confidentes de sus recursos a la farmacología para superar esas punzadas que siente en su interior, unas veces con paracetamol y otras con ibuprofeno, mientras afirma que “…lo mejor de mí tiene alcohol…”, al tiempo que rellena su vaso con la botella de Jack Daniels que tiene sobre la mesa, mientras Nina Simone canta … ¡ojalá supiera como sentirme libre!, y ella nos sigue relatando sus recursos para salir de la soledad y la depresión: solomillos poco hechos (casi sangrando), tener amantes a pares, los trios (lo cual evita el riesgo de enamoramiento) y los pistachos, especialmente su sabor en los helados.
“El amor es como el odio” …y “un clavo quita otro clavo”
Las plantas siguen escuchando, silenciosas… y los ojos de Alicia, interpretada por Rosana Barranco, buscan empatía, la nuestra, la de aquellos a quienes echa de menos, la de quienes no están pero le gustaría que estuviesen, la de aquellos, que al cerrar los ojos cada noche, son los primeros en los que piensa; pero las ausencias persisten y el silencio se vuelve atronador.