Las crisis del siglo XXI
15 Nov 2020
Un cierre se echa en un comercio en una de las más céntricas y conocidas calles de Madrid, nada nuevo bajo el sol, pero la intempestiva hora, a mitad de la mañana de un día laboral, llama la atención del solitario paseante que cruza ante su fachada.
La curiosidad hace que cambie de acera y pregunte al operario si ha ocurrido algo precipitado. A lo que su interlocutor le dice: “sí, claro.. la crisis, el virus, la falta de clientes, …de turistas, nacionales o extranjeros, la pena y la tristeza”.
¿Qué trae consigo la crisis del Coronavirus Covid-19 para que negocios que sí sobrevivieron a los efectos de dos guerras mundiales, la Guerra Civil española, el crack bursátil de 1929 o la crisis del petróleo de los años 70’s del siglo XX, vean comprometido su futuro ahora?
Poco mas arriba, al continuar su paseo, le sorprende el silencio que inunda la calle Postas, habitualmente bulliciosa, hasta que repara en que las terrazas habitualmente montadas no lo están …y que “La Posada del Peine”, fundada a comienzos del siglo XVII, exactamente en 1610, esté cerrada, en una gran alegoría de esos cinco siglos de actividad ininterrumpida truncados por el Coronavirus Covid-19, con su brutal impacto en nuestra sociedad.
Hay un axioma que se utiliza mucho en el mundo de la banca relacionado con los comercios, según el cual se afirma que el 80% de las empresas familiares no llega a la tercera generación, debido principalmente a las diferentes expectativas de sus miembros, la gestión de la sucesión y las visiones alternativas.
«Las consecuencias de la crisis del Coronavirus Covid-19 suponen el mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial» (Ángela Merkel)
Sin embargo, en cualquier ciudad del mundo, es habitual encontrarnos con comercios y establecimientos que se mantienen a lo largo de nuestra vida, teniéndolos ubicados, físicamente, desde que éramos niños, permaneciendo así como referencias inalterables en el perfil urbano de las calles de nuestra cotidianidad. Eso sucede en mi caso, con Madrid.
Pero en los meses que llevamos vividos de éste histórico año, esa cotidianidad, ha sido truncada, con los efectos que están abocando a todo el comercio y la industria minorista, sometiéndoles a una gran prueba de supervivencia, mucho más allá de lo que nunca hubiera podido ser imaginado, que también están impactando en marcas y negocios que sí supieron gestionar las consecuencias de otros grandes desequilibrios, inestabilidades e incertidumbres que devinieron en terremotos sociales como los sucedidos tras la pérdida de las colonias españolas del final del siglo XIX, las dos guerras mundiales, el crack bursátil y financiero de 1929, la cruenta Guerra Civil sufrida en nuestro país, la crisis del petróleo de los años 70’s del siglo XX e, incluso, de la ‘mal llamada’ “Gripe Española” que asoló el mundo entre 1918 y 1919, generando más de cincuenta millones de muertos.
El 80% de las empresas, o negocios, familiares no llega a la tercera generación.
Es una certeza que las consecuencias económicas de la pandemia que estamos sufriendo se ven agravadas por no haber terminado, aún, de superar, ni digerir, los efectos de la crisis financiera de 2008. Realmente estas dos crisis encadenadas en el margen de, tan sólo, doce años, multiplican los efectos individuales de cada una de ellas, y de entonces para acá varios de los negocios centenarios que sobrevivieron más de diez décadas entre las calles de Madrid, vieron como se echaba el cierre sobre ellos. Fueron casos como los de “Palomeque” (2018) comercio abierto al público en 1873, dónde recabar elementos para el “belén navideño” era una tradición mantenida de generación en generación; “ La Camerana” (2016) negocio textil inaugurado en 1854, especialista en ropa térmica y artículos de lana que echó el cierre definitivo (2018) ciento sesenta y dos años después de haberlo abierto por primera vez, en caso similar al de “Camisería Hernando” (1857) cerrado en 2015, tras 158 años de historía y ventas.
Aún son varios los comercios centenarios de Madrid, como los de otras ciudades, que luchan por su pervivencia, enfrentándose al cambio que toda crisis supone. Desde “ Lhardy” fundado en 1839 como el primer autoservicio de España y ahora tradicional restaurante dónde el cocido madrileño es especialidad y delicatessen, a la “Taberna de Antonio Sánchez”, la más antigua de la “Villa y Corte”, cuyos fogones se encienden cada día desde 1768, pasando por el casticismo de “Casa Labra” (1860) cuyas paredes fueron testigos de la fundación del PSOE, el 2 de mayo de 1879, siendo elegido como su primer líder un joven Pablo Iglesias de, por entonces, tan solo 28 años.
«Cuando mi limpiabotas invierte en Bolsa, yo lo vendo todo» (John Davidson Rockefeller)
Con otros tantos, más allá del sector de la restauración, luchando por mantener su legado, como son los casos de las zapaterías “Calzados Lobo” (1897) o “Calzados Pradillo”, con su eslogan del “sanatorio de los pies” vigente desde 1886; “Mariano Madrueño” (1895), local también conocido como “La antigua licorería del Postigo de San Martín”, la pastelería “El Riojano” (1855), “ Guitarras Ramirez” (1880), la sombrerería “Casa Yustas” (1886) o “La Antigua Relojería de la calle de la Sal” (1880).
Todos estos negocios constituidos en signo de resistencia ante los efectos de las crisis encadenadas de un siglo, el XXI, en cuyos orígenes se perciben unas manos humanas que las alejan de espontaneidad y aleatoriedad; desde luego así fue con la crisis financiera y económica, resultado de un cambio de paradigma en los mercados bursátiles que identificaron el terreno ‘bajista’ como el caldo de cultivo de los beneficios para unos pocos, contra el interés de la mayoría, e igual se intuye con un virus que hoy parece mas cierto, y real, como consecuencia de estudios de laboratorio, dirigido a crear un tsunami en las relaciones comerciales internacionales, cuyas consecuencias están cambiando el mundo económico y social tal como lo conocíamos hasta el cercano, y a la vez tan tan lejano, diciembre de 2019.
«Los mercados alcistas no tienen resistencia y los bajistas no tienen soporte» (Ed Downs)
El siglo XXI, en tan solo sus veinte primeros años, acumula dos grandes crisis sistémicas, y la inercia parece contradecir la esperanza de que en los ochenta restantes no las haya nuevas y cada vez con efectos mas devastadores, especialmente por la mano del hombre oculta tras sus orígenes, en contraposición a la cultura del bien común social que suponen esos negocios más que centenarios, que siguen en su pelea por permanecer en nuestras calles, en una lucha que tiene más de bohemia que de pragmática y, quizás, condenada a no conocer el siglo XXII.
Artículo publicado en @elespanolcom el 30/11/2020: https://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20201130/crisis-siglo-xxi/538016201_7.html