La señora y la criada, crítica teatral
en Teatro
04 Feb 2020
La programación de la última temporada de Helena Pimenta como responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico encerraba un sugerente “caramelo”, fruto de mezclar, a la vez, a “La Joven” de la institución, con resultados tan destacados en el último tiempo como «La vida es sueño” o “El desdén con el desdén”, con Miguel del Arco en su dirección, sobre un texto de Calderón de la Barca. Talento a raudales por todas partes, pero bajo la interrogante de cómo declinaría el conjunto.
«¡No os aconsejo que os caséis!»
Miguel del Arco, como no podía ser de otra manera, ha traído a nuestra contemporaneidad el texto de Calderón, a partir de una respetuosa versión de Julio Escalada con su original, ubicando la trama en Italia, con referencias a la época de mitad del siglo XX e incluyendo unos acertados números musicales que recuerdan a Rafaella Carra o Lou Prima (por más que éste fuera norteamericano, pero con fuertes antecedentes sicilianos). Hasta convertir la comedia palatina escrita en pleno Siglo de Oro, en un vodevil lleno de enredos, medias verdades, algunas mentiras, apariencias y equívocos, alrededor del cambio de roles entre la señora y su criada, debido a los intereses, y prioridades, que les marca su corazón y sus deseos.
«Yo te pierdo …y tú me pierdes»
El resultado es una obra que logra la complicidad del público, que asiste divertido a lo que transcurre en la escena, a ritmo de mambo italiano, donde la estrella que brilla con luz propia es Alba Recondo en su papel de Gileta, para la cual se nos quedan cortos los adjetivos: divertida, natural, desenfadada, creíble… absorbiendo el trabajo de toda la compañía de la que forma parte, para ser ella quien atraiga la atención del respetable. Junto a ella sus reconocidos compañeros, como José Luis Martinez (Duque de Parma y Duque de Mantua), Alejandro Pau (Crotaldo), Aisa Pérez (Flor), Mariano Estudillo (Perote), José Luis Verguizas (Fabio), Anna Maruny (Laura y Ama), Pau Quero (Fisberto), Víctor Sainz (Lisardo), José Cobertera (confidente) y la siempre destacable Irene Serrano (Diana), que en esta ocasión queda también subordinada al lucimiento de Recondo.
«Antes era afrodita …ahora soy bestia»
Amaya Cortaire diseña una escenografía donde abundan las puertas giratorias que dan a pasillos que comunican unas estancia con otras, donde aparecer o desaparecer parece la finalidad última de su utilidad, subordinada a los enredos y los equívocos, que cuenta con la complicidad y buen desempeño de Juanjo Llorens, siempre solvente, desde la iluminación. Destacando el trabajo de Sandra Espinosa en el vestuario y Arnau Vilà en la elección musical.
«Acaba, acaba, acabó …¡así acaba éste Calderón!»
Del Arco ha superado varios retos en este espectáculo, el de la comedía, el de Calderón y el de dirigir a “La Joven” de la CNTC. Los jóvenes integrantes de ésta han podido disfrutar de la visión y saber teatral del reputado director y dramaturgo. Helena Pimenta ha conseguido un producto teatral más que sugerente para su última temporada programada en ésta institución y el público ha podido paladear de una combinación infrecuente, al menos hasta este momento. Interesante, y curiosa, propuesta que recordaremos por el destacado papel de Alba Recondo convertida en una rememoración de Sofia Loren o Gina Lollobrigida, sobre el texto calderoniano.