La pasión de Yerma, crítica teatral
18 Jul 2021
Los «remakes” reinan en Hollywood, es un hecho objetivo, lo cual suele ser considerado una prueba de la falta de inspiración para construir nuevas historias, aunque las expectativas del público también actúan a favor de esa dinámica.
En el teatro siempre se volvió a los clásicos, siendo habitual en nuestros tiempos realizar aproximaciones que versionan, alterando algunos elementos de sus originales, incluso en ocasiones llegando a deconstruir algunos textos, presentando enfoques alternativos y novedosos, de los que en esta misma temporada teatral hemos tenido nuevas contribuciones.
“Cada mujer tiene sangre para cuatro o cinco hijos, y cuando no los tienen se les vuelve veneno…”
En este final de la temporada 2020/2021, María León encarna, en los Teatros del Canal, el personaje lorquiano de “Yerma” con dramaturgia de Lola Blasco (Premio Nacional de Literatura Dramática en 2016, por ‘Siglo mío, bestia mía’), a partir del texto original de Federico García Lorca, en una libre versión, con un enmarque contemporáneo, sobre todo en las formas, manteniendo el fondo del personaje en los perfiles descritos por el poeta granadino.
En esta “Yerma” late el deseo interior de tener un hijo, pero no solo y, tal como sucede con el título de la propuesta, es la pasión el componente esencial sobre el que gira el personaje, pasión por ser amada, pasión por sentir, pasión por descubrir y descubrirse, pasión por vivir.
“Cada vez tengo más deseos y menos esperanzas”
Una sugerente ducha de María León, muy bien iluminada por Joaquín Navamuel, da comienza al espectáculo, ella está en su hogar, recreado por un módulo como de vivienda prefabricada de nuestros tiempos, con escenografía de Antonio Marín, en el que destacan un microondas, un perchero y una cama con sus sabanas tan alisadas y perfectamente colocadas, que parece no usarse demasiado.
La distancia por separarse de la época en la que Lorca escribió esta obra quedará patente a través de la recreación del ‘cuadro de las lavanderas’ de un servicio de lavandería automático, cuyas máquinas funcionan, mientras dos vecinas comparten sobre el día a día de lo que sucede. Se busca la atemporalidad y deslizar el mensaje de que lo descrito respecto a ‘Yerma’ en los años 30’s del siglo XX no es algo de entonces, sino de siempre.
“Las mujeres con pasado y los hombres con futuro, somos las personas más interesantes”
Los veinte personajes originales son reducidos a seis en esta propuesta, que opta por plantear una relación homosexual entre Juan, el inapetente marido, y Víctor, el amigo que pudo ser lo que no fue, como coartada y explicación de la frustración vivida por la protagonista respecto el desapego del hombre con quien se casó.
La dirección de Pepa Gamboa, también intérprete, pone énfasis en la presentación contemporánea de la trama, aun con un ritmo de más a menos, con especial atención a la forma, donde destaca la música empleada a través de los temas de Rosario La Tremendita, muy interesante. Acertado vestuario diseñado por Lupe Valero que sabe jugar con la gama cromática, evolucionando desde el rojo, al inicio, al negro del final.
“No es tanto lo que dicen, como lo que no dicen”
Maria León recrea a «Yerma» con desenvoltura y naturalidad, dando reiteradas muestras de la pasión que desde sus entrañas se extiende por todo su cuerpo, quiere ser madre, pero también quiere ser mujer amada.
Entre las interpretaciones destaca de manera especial Mari Paz Sayago, a quien hace pocas semanas disfrutamos en «Othello«, que en cada una de sus apariciones en escena de esta pieza está excelente, sea encarnando a la hechicera o a una vecina. Jorge Monje, Lucía Espín y Diego Garrido, junto con la directora de la propuesta Pepa Gamboa, completan el elenco.
“Los amantes (también) son crueles”
Lorca sigue reinando en la escena española con sus obras, y legado, en objeto de nuevas aproximaciones como hizo Pablo Messiez en “Bodas de sangre” (2017), Pablo Remón con «Doña Rosita, anotada” (2020) o el texto compuesto por Juan Diego Botto sobre el gran poeta en “Una noche sin luna” (2021).
Las formas contemporáneas aparecen en esta actualización de Yerma, pero la esencia del personaje se mantiene fiel a como fue escrito y la cuestión a plantear sería si lo oportuno, si de actualizar se trata, fuera el ripio de convertir a la protagonista en una mujer de esta tercera década del siglo XXI, dando respuestas desde nuestra contemporaneidad a lo que la trama plantea.