La omisión del Si Bemol 3, crítica teatral
27 Dic 2021
Hace unas decenas de años las familias numerosas eran algo habitual, y los hijos aportaban mano de obra a la actividad familiar, sucediendo tanto en el entorno rural como en las aglomeraciones urbanas.
Hoy, sin embargo, la natalidad, en nuestra contemporaneidad, se ha reducido a un hijo por pareja, lo cual representa no llegar a reponer el número de individuos y, además, el momento de alcanzar la maternidad, y paternidad, en España, se va retrasando cada vez más, en una inercia que sitúa esa experiencia más en los 40 años, que en los 30 años. Además ese vástago tiende a encarnar la idealización de los propios proyectos de sus precursores, quienes persiguen, a través de su hijo, alcanzar unos estándares que ellos no pudieron, o no supieron, lograr; con unas altas expectativas que en, la menor de sus consecuencias, generan frustración.
“¿Tú que le ves de especial a Jonás (nuestro hijo)?”
Denise Despeyroux compone un texto en clave de comedia negra con algún guiño macabro, manteniendo señas de identidad de trabajos anteriores, como en “Carne viva” o “Ternura negra”, y lo hace a partir de dos referencias sobre las cuales construye su propuesta, por un lado el ‘falso documental’ (mockumentary) difundo por el ‘youtuber’ Jaime Altozano, en el que se preguntaba “¿Por qué Mozart no usaba el Sí Bemol?, quien aparece en escena representándose a sí mismo, en imagen pregrabada, recurso ya utilizado en otras ocasiones por la dramaturga y directora; encardinando ese hecho con el conocido “Efecto Mozart” defendido por el otorrinonaringólogo y psicólogo Alfred Tomatis, según el cual la escucha de la música creada por Mozart estimula a través del oido a sus pacientes, reportando beneficios en el sistema nervioso, en el comportamiento humano y en el desarrollo de éstos.
“¡Yo quiero un hijo extraordinario!”
Las dos circunstancias exógenas anteriores son utilizadas por Despeyroux para situar en escena a una pareja de padres surrealista, que parecen increíbles, pero en los que podemos reconocer muchas de las formas de hacer del hoy: progenitores protectores hasta el exceso, amantes de cualquier terapia que el experto de turno les deslice, buscadores de dietas cuanto más exóticas mejor, escapistas de la normalidad, exploradores de lo fuera de lo normal, repipis hiperbólicos en su forma de comunicación, etc… hasta que lo humano termina en inhumano y la convencional normalidad familiar estalla a consecuencia de la burbuja hinchada en la incapacidad e insostenibilidad. Sobran medios pero falta educación y perspectiva. Cosas de estos tiempos.
“¿Crees que la música puede cambiar algo?”
Edu Moreno es el responsable de una escenografía que recrea la vivienda familiar de los padres de Jonás, aportando movimiento a partir de unos escalones que dividen la misma en dos alturas, con adecuadas prestaciones de Pau Fullana en la iluminación, Eloy Sansón en el diseño sonoro y Tania Tajadura en el vestuario.
Antonio Romero y Maya Reyes recrean adecuadamente la pareja de padres de Jonás, sabiendo adaptarse desde lo convencional de las primeras escenas a la exageración y estrambote previo a la resolución de la propuesta, sirviendo de enmarque perfecto el hecho de que los protagonistas estén atravesando un confinamiento debido a una crisis sanitaria. Hay química en la pareja y se demuestra en su prestación.
“¡Este niño va a acabar con nosotros!”
Interesante propuesta, muy en linea con otras anteriores de Denise Despeyroux, comedia negra con su carga de tragedia, con tintes macabros, que destila un ácido sentido del humor solo para paladares que saboreen el gusto amargo; que podrá verse, hasta el 9 de enero de 2022, en el Teatro Quique San Francisco.
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