La línea del horizonte, crítica teatral

20 Mar 2018

¡Bienvenidos al viaje inaugural del transatlántico Île de France!, destino a la quimera de todos los sueños del loco mundo de los años veinte del siglo XX: la gran manzana …¡New York!, con Broadway y su pasarela de sueños destino Hollywood, en Los Angeles.

“¡Soy feliz, feliz, feliz…!”

Una anónima joven española se enfrenta a su futuro, como cientos lo hicieron antes que ella, y como miles lo intentarán después, muchas acabando con sus expectativas estrelladas tras la barra de un bar, pero otras jugando ese mismo personaje, sus experiencias y su rol como grandes actrices, como Soledad Jiménez (1874/1966) que llegó a intervenir en más de sesenta películas, al otro lado del charco, cómo The Cock-Eyed World (1929), dirigida por Raoul Walsh, o Bordertown (1935), compartiendo elenco con la gran Bette Davis; o como Rosita Díaz Jimeno (1911/1986), contratada por la Paramount; o Catalina Bárcena (1891/1978), captada por la Fox. Es 1927 y la gran depresión no ha llegado aún.

El dramaturgo Carlos Atanes construye un acertado texto que enfrenta por una parte los sueños, y anhelos respecto al futuro, frente al pragmatismo; y por otro el optimismo frente al escepticismo. Encarnándolos en el radiante cuerpo de una bella mujer que ha embarcado en este buque, reclutada por quien ella cree su “salvavidas”, cuando él no puede garantizarse ni la supervivencia de su propio naufragio.

“Usted lo quiere todo, Broadway, Hollywood … pero, ¿qué está dispuesta a dar a cambio de todo?, todo tiene un peaje…”

El planteamiento elegido por Atanes para el cara a cara entras los dos únicos personajes en escena, no es el de un dialogo o conversación al uso, optando por plantear sus distintas visiones a través de una sucesión de dos monólogos, el primero asumido por quien interpreta a ella (Beatriz Arjona), mientras la réplica de él (Joaquin Hinojosa) queda limitada a gestos y expresiones muy bien dosificados, adecuados y en su punto justo. A continuación será él quien asumirá su parte de monólogo, mientras ella interactuará de forma gestual. Más que correcto trabajo de ambos intérpretes, con un poso de actor de toda la vida que ya conocíamos en Hinojosa, pero que también deleitamos en Arjona.

Cómo casi siempre en la vida, los argumentos de ambos son verdad, ella persigue su visión buscando, de forma inalcanzable, “la línea del horizonte”, y él, baqueteado por la vida una y mil veces, le hace ver “la profundidad abisal” que tienen al acecho, cerca de sí, con el peligro de lo que realmente ocurre bajo las olas sobre las que navegan; para mientras tanto sugerirla su camarote como espacio de “meritoriaje” y pequeño refugio puntual.

“Yo solo soy un empleado, hago mi trabajo …y me pagan por ello”.

Joaquín Hinojosa también asume la dirección del espectáculo y lo realiza de forma sencilla, sin alharacas, utilizando los medios imprescindibles para su adecuado funcionamiento, con una puesta en escena más que minimalista, austera, con pocos elementos pero bien escogidos, donde destaca la música elegida, responsabilidad de Marc Álvarez.

Más que interesante esta propuesta de Atanes e Hinojosa, con producción de Marta Timón, que se exhibe los sábados, a las 20h30’, en los Teatros Luchana; teatro de verdad, bien interpretado, con una historia que nos enfrenta a una de las metáforas que más veces se repite en la vida de cada uno de quienes somos potenciales espectadores de ella, porque tener sueños está muy bien …pero ¿que está dispuesto usted a dar, a cambio de todo?.

Crítica compartida: https://lylagencia.com/si-quieres-conocer-la-linea-del-horizonte-lee-esta-critica-de-tras-la-mascara-de-mario-martin-lucas/