La clausura del amor, crítica teatral

16 Nov 2015

La más dura realidad se hace presente sobre la sala verde de los Teatro del Canal, un escenario limpio, sin artificios, iluminado casi en exceso, quizás para demostrar que nada quedará oculto, hoy las sombras no se adueñarán del espacio escénico, un cuadrilátero blanco está enmarcado sobre las tablas, aparecen Bárbara e Isra, él habla a borbotones y parece que lo viene haciendo hace unos minutos, los dos protagonistas ocupan sendas esquinas opuestas de lo que ya es un ring de boxeo, pero los puños no son las armas de los golpes, son las palabras las que producen profundas dentelladas…¡el cruel combate está servido!.La clausura del amor

Bárbara e Isra escenifican la ruptura de una pareja que dejó atrás el amor, son dos personas, dos personajes, pero no hay dialogo, sino dos monólogos que su suceden el uno al otro, Bárbara aguanta a pie firme las razones por las que Isra se siente atrapado, preso en una vida y un rol que detesta desde hace demasiado tiempo, argumentando “nuestro amor es un cadáver y tú llevas su piel”; la dureza de su planteamiento es feroz, todo un derribo sin vuelta atrás, en el que se permite identificar todo lo que ella hace para preservar la relación en la idealización de la pervivencia en común, pero le confiesa que cuanto más lo hace, más angustia y desesperación sufre él. Ella fué su oxígeno, pero hoy necesita alejarse de ella para respirar. Bárbara siente los impactos de las palabras de Isra, se desmorona, deja caer su bolso… realizando una impecable réplica, sin palabras, a base de expresión gestual y corporal.

Un coro infantil pone un acertado paréntesis antes de que Bárbara comience su monologo. Las posiciones en las esquinas del cuadrilátero se intercambian y comienza el segundo “round”.

Ahora es Isra quien aguanta las consecuencias de las palabras que brotan de Bárbara, que comienza con preguntas: ¿quién eres? …no te reconozco, ¿de dónde sacas esas expresiones?, ¿qué es ese nuevo lenguaje? y describe el inventario de los “intangibles” que se quedará ella para siempre, el primer beso, aquella vez que hicieron el amor en París, aquellos juegos, aquellas risas … y le amenaza con su máximo castigo: la soledad. La intensidad va subiendo y también de ella brotan vómitos verbales para echar toda la “mierda” acumulada durante años; como él, pretende ganar el combate, pero en esta guerra solo hay derrotados, y son dos, se acabó el amor, o como dice el título: se clausuró… siendo sustituido por el odio hacia el otro y hacía uno mismo.

La clausura del amorBárbara Lennie e Israel Elejalde están soberbios, su trabajo es más que brillante y en él se sustenta el resultado final del espectáculo; un texto como éste, con las exigencias que conlleva, estando presentes toda la obra en escena y sin poder inhibirse, en las partes en que escuchan el monólogo del otro, es toda una prueba sobre su consistencia actoral, de lo cual ya conocíamos en el caso de Elejalde (Misántropo, La fiebre, etc…) pero que ha sido un feliz descubrimiento en el caso de Lennie. Siendo un item positivo más la innegable química personal que fluye entre ambos.

El propio autor del texto, Pascal Rambert, es quien dirige esa puesta escena, lo que garantiza que lo que se muestra y dice, es lo que se pretende, con total limpieza y crudeza.

Una larga ovación, con mucha parte del público puesta en pie, puso el adecuado final a un espectáculo intenso, que engancha y absorbe, estrenado en Madrid durante unos escuetos cinco días, del 11 al 15 de noviembre, que por su calidad debería exhibirse por un mayor periodo. Muy recomendable.

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Comentarios

  1. Información Bitacoras.com

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