Frágil, crítica teatral
18 Oct 2022
Hace cuatro años (2018) pudimos disfrutar de la excelente propuesta teatral creada por Daniel Dimeco, titulada ‘La manada‘, cuya trama, desarrollada en el seno de las condicionadas relaciones de una familia, desde el pasado al hoy igual que en el mañana; se ubicaba en el desierto del Karoo, de donde coge su nombre la compañía Karoo Teatro
“¡Escuchemos el silencio!”
En este temporada 2022/2023 vuelven compañía, dramaturgo y director teatral con su nuevo proyecto ‘Frágil’, absolutamente recio desde el punto de vista teatral y de interés, creado a partir de la observación de un proceso del que ningún ser humano somos ajenos: la vejez, con sus condicionantes y los efectos que tiene en cualquier persona.
Se suele decir que la dependencia que requiere un bebé recién nacido, es la misma que vuelve a necesitar, ese mismo ser humano, en su vejez. Nacemos requiriendo cuidados y lo mismo nos vuelve a suceder cuando enfilamos nuestros últimos momentos.
“Una soledad cada vez mayor …una incomprensión cada vez mayor”
Daniel Dimeco construye el personal texto de ‘Frágil’ desde la reflexión que nos comparte de que se trata de un ritual, de una ceremonia de despedida en honor de nuestros mayores, de los que ya no están y de los que dejarán de hacerlo en el futuro.
Un escenario solo ocupado por cuatro tintineantes lámparas, con una quinta colgante, alrededor de las cuales, ‘Bautista‘ y ‘Virginia‘, matrimonio ya en su senectud, pasean en círculos inacabables. Acaban de haberse mudado a una vieja casa situada en un pueblo, lejos de la muchedumbre, en lo que podríamos calificar como la España vaciada. La nieve que inunda las calles acentúa el efecto del tiempo parado, aunque el tiempo nunca se detenga, y mejor que nadie lo saben ‘Bautista‘ y ‘Virginia‘, aunque les cueste recordar lo que hicieron esta misma mañana.
“Llevo siendo tu mujer durante los últimos 50 años …¿por qué seguimos juntos? …¡por pereza!”
Sus conversaciones vuelven una vez y otra a aquello que sucedió en el pasado, ‘Virginia‘ no olvida –¿te follaba bien?– aunque a Bautista le resulte mas difuso. Sus andares, lentos, son los inequívocos de personas por encima de las ocho décadas cumplidas, su mirada es difusa, arrastran sus pies y sus manos tiemblan; a su alrededor su perro ‘Minetti‘ se come las flores del jardín, en conseguida metáfora. El fin parece cerca, pero ambos se empecinan, obsesionados, en demostrase, mutuamente, lo contrario. La muerte se hace presente, aunque sea una palabra desterrada de este buenrrollista vocabulario del siglo XXI en el que cuando se habla del fallecimiento, por ejemplo de un accidentado, se dice que las consecuencias del mismo tuvieron secuelas incompatibles con la vida, en uso de los eufemismos contemporáneos.
“¡Yo quería un Humphrey Bogart y le tengo a él!”
Adecuadas aportaciones técnicas de Trini León en el diseño de luces y sonido, Carmen Garrido en el vestuario y Sergio Jaraiz en ‘cuerpo y movimiento’, sobre una escenografía que firma Karoo Teatro.
Es difícil encontrar un fenómeno más transversal, para cualquier persona, que el del envejecimiento, tanto con sus síntomas físicos, como en los mentales o cognitivos. Por propia experiencia vital o en función de nuestros mayores, si algo no es ajeno, es este proceso que siempre llega en los momentos más frágiles de cualquier ser humano, por más fuerte y autónomo que se haya sido.
“A tu padre le quise y le querré …¡pero enamorada, no!”
Una nueva y muy interesante propuesta de Daniel Dimeco, que se mantendrá programada hasta el 29 de octubre en La Sala en un impagable teatro de cercanías, que incomoda y rastrilla, pero que aporta una necesaria reflexión, que personalmente agradezco, ahora que parece superado el Coronavirus Covid-19, cuando la verdadera pandemia del siglo XXI la seguimos teniendo enfrente nuestra, con los efectos de los trastornos cognitivos y, especialmente, el Alzheimer, sin duda, el reto sanitario ya de nuestro presente y del futuro inmediato.