Falsestuff. La muerte de las musas; crítica teatral
14 Jun 2023
Con ochenta y cinco palabras les basta a los creadores de ‘Falsestuff. La muerte de las musas’ para describir, en su dossier, la sinopsis de este espectáculo, programado durante seis semanas, del 12 de mayo al 25 de junio, de este año 2023, por el Centro Dramático Nacional, en el Teatro Valle Inclán, de Madrid.
“¡Hay que quemarlo todo, hay que quemarlo todo!”
En alguna entrevista ofrecida en los medios de prensa, sus autores y directores, Nao Albet y Marcel Borràs, reconocen que su objetivo en esta propuesta es poner el dedo en la llaga de la ‘falsificación’ generalizada que observan en la creación, hasta el extremo de afirmar que cualquier nueva idea ya fue antes enunciada o desarrollada.
Digamos que, a criterio de estos dramaturgos, nada es original, sino simplemente un plagio evolucionado con aires de novedad y cumplen con ese pensamiento respecto a la copia, y así, en su texto, un artista pinta una obra “negro sobre negro” en guiño algo más que evidente a la trama de ‘Arte‘ (escrita por Yasmina Rezza) donde un lienzo en blanco es considerado una obra maestra.
“Me llamo Boris Kaczynski. Estoy buscando a André Fêikiêvich»
‘André Fêikiêvich‘ es un falsificador de arte empeñado en captar a la perfección la esencia de las obras que falsifica, siempre buscando un ripio más, que le llevará a falsificar, incluso, la recreación de toda una producción teatral. Tras su pista, ‘Boris Kaczynski‘ quedará enredado en un rastro imposible de descifrar entre realidad y falsedad. Esta trama está descrita, pero más difícil es llegar a ella a través de la visualización del espectáculo, sin muletillas, ni apuntes, ya que la historia que se comparte no parece ser lo más importante en esta creación, más que revestida de los aires de una ‘performance‘ donde lo festivo y lo gamberro prevalece, ante el entusiasmo de una parte del público que parece previamente convencido, identificado con un determinado ecosistema. Nada casual es la afirmación que Marcel Borràs desliza en el coloquio en el inicio de la segunda parte, con formas de metateatro pero totalmente guionizado, cuando dice: ‘…a mi me interesa más cuando no hay voluntad de entender aquello que se hace o que pasa‘, lo cual llevan al extremo sobre la escena.
“¿Qué le dice un falsificador a un timador?”
La narrativa no parece lo que más preocupa a Albet y Borrás en esta propuesta; hay música, hay danza, hay aires de western, estética queer, comedia, pseudo-intriga policial, timadores, policías, tiros, sangre recreada con tomate, guiños carcelarios, la falsificación de los gritos de protesta de un espectador defraudado con lo que se le ofrece…y hasta la recreación de un coloquio cuyo surrealismo supera al propio de la obra. La sucesión de todo ello amalgama la hilaridad de una parte de los asistentes y el fervor apasionado de otra parte de ellos. Tal y como sucede en la sociedad real de nuestra contemporaneidad, el alineamiento de parte es ‘modus operandi’.
“Quiere falsificar una obra que no se haya representado nunca. Una falsificación original”
La ‘performance‘ se extiende temporalmente más allá de lo necesario, por encima de tres horas y diez minutos, convertida en una especie de Torre de Babel en la que se utilizan los idiomas inglés, chino, lituano, alemán, galés, italiano y francés, alternados con pequeños episodios en castellano, utilizando sobretítulos proyectados sobre la escenografía que exigen al público un esfuerzo en su lectura para seguir la trama, aunque según ésta avanza se suma algún abstencionista en la causa.
Un elenco internacional compuesto por Naby Dakhli, Thomas Kasebacher, Joe Manjón, Johnny Melville, Diana Sakalauskaité, Laura Weissmahr y Sau-Ching Wong, se pliega y entrega, a las indicaciones de Nao Albet y Marcel Borràs, divirtiéndose (de forma evidente) y participando del desbarre general en el que queda convertida la obra, que en su segunda parte pierde fuelle respecto a la primera.
“André Fêikiêvich son, en realidad, dos personas. Uno se llama André y el otro Fêikiêvich”
Los magníficos recursos técnicos con los que está dotado el Teatro Valle-Inclán no consiguen ser exprimidos en su máxima potencialidad, con una escenografía algo caótica de Adriá Pinar, iluminada por Cube BZ. Vestuario de Vera Moles, video y subtítulos de Oslo Albet, caracterización de Johny Dean y diseño de sonido de Edu Ruiz ‘Chini’.
En esta ocasión, la nueva criatura creativa de Nao Albet y Marcel Borràs parece habérseles ido de las manos. Algunas de sus señas de identidad en ‘Atraco, paliza y muerte en Agbanäspach‘ se mantienen en ‘Falsestuff. La muerte de las musas‘, pero el resultado es mucho más irregular e inconexo, con el fondo pretendido perdido entre las formas elegidas para su recreación. Podemos estar de acuerdo con que esta propuesta es una ‘experiencia’ pero más nos costaría ponernos de acuerdo en los adjetivos vinculados a ella, la cual, por otra parte, parece anunciar aires de una posible separación de esta pareja artística, iniciando cada uno de ellos su propio camino creativo.
“Tu falsificación ha superado el original… Boris Kaczynski es André Fêikiêvich. Era todo falso.”
No se crean todo lo que ven, tampoco todo lo que leen. Todo puede ser verdad o todo puede ser, simplemente, una falsificación. No se confíen. Sin ánimo de ‘spoiler’, y si se animan a participar de esta ‘performance‘, que no les pase inadvertida la persona que ocupa al asiento del conductor de un vehículo situado en el centro del hall de entrada del Teatro Valle-Inclán, cuando ustedes accedan a su localidad, el personaje que interpreta será definitivo en el final de la propuesta. Estén atentos.
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