Evita el estrés digital…¡no tienes que estar siempre disponible!
19 May 2020
Superados ya los dos meses de confinamiento debido a las restricciones en las relaciones sociales personales impuestas para limitar el contagio del Coronavirus Covid19, cada vez parece más claro que algunos hábitos de este tiempo, quedarán en nuestro día a día en el futuro, más allá de que logremos acabar con el virus a través de la ansiada, y esperada, vacuna.
Así, es evidente que el impulso dado al teletrabajo en esta crisis, cambiará la forma de hacer en muchas actividades, y lo que hasta ahora solo era una tendencia, no insuficientemente alentada más allá del plano teórico en las empresas, se constituirá en costumbre, aún con algún riesgo implícito como las variaciones en las condiciones laborales que puede llevar aparejadas y el adecuado establecimiento de un marco suficiente definido: horarios de inicio y final, límites entre las actividades profesionales y personales, etc…
“El teletrabajo, más allá del Covid-19, ha venido para quedarse”
En estos tiempos de aislamiento la comunicación virtual no solo ha sido el canal utilizado para el teletrabajo y las relaciones profesionales, sino que también ha sido el escenario para el contacto con los miembros de la familia que viven en otros domicilios, padres e hijos, nietos y abuelos, hermanos o cualesquiera otros vínculos, han utilizado diferentes herramientas tecnológicas para las videollamadas o estar en contacto a través de aplicaciones de mensajería instantánea, primando las imágenes por encima del simple sonido telefónico.
Pero además del teletrabajo y la familia, las relaciones entre amigos, conocidos y compañeros de “hobbies” o aficiones deportivas, también han ocupado esos canales y, quizás, personas con las que antes interactuábamos en un determinado marco, puntualmente en un concreto día del mes o de la semana, han saltado las barreras de la distancia y la necesidad de desplazamiento físico, para, con facilidad, convertirse en una parte más del día a día, con el consumo de tiempo y recursos que ello conlleva, además de acechar con el peligro de una cierta sobresaturación por exposición.
Los datos de uso del tráfico virtual se han incrementado un 40% desde el inicio del ‘Confinamiento’.
Los datos de uso del tráfico virtual no dejan lugar a dudas, habiéndose incrementado, de promedio, un 40% desde el inicio del confinamiento, con una cierta moderación que coincide con el inicio de la llamada desescalada.
En España, desde que se decretó el Estado de Alarma, siete de las diez aplicaciones tecnológicas que más han crecido son soportes de videoconferencias, y la que encabeza dicho ranking, “Zoom” (originalmente procedente de ámbitos profesionales), lo ha hecho multiplicando por cincuenta su uso anterior, aunque la herramienta más utilizada siga siendo “WhatsApp Video”.
Un nuevo riesgo implícito está llegando de la mano de este exceso de “videoconferencias” que ha sido definido por Suzanne Degges-White, profesora de la Universidad de Northern Illinois, acuñándole con el nombre de “Zoom anxiety”, el cual describe como la ansiedad que puede generar el uso excesivo de estas herramientas que nos permiten interactuar con imagen a la vez que con voz, ya que el impacto del lenguaje corporal en ellas puede llegar hasta el 85% del mensaje en sí, perdiendo recursos en el control de nuestra propia puesta en escena en ellas.
“Las videollamadas, en las que nos vemos obligados a mirarnos a nosotros mismos, imita ese enfoque interior. En una conversación a tiempo a real no tenemos disponible esa visión” (Ellen Hendriksen)
Los excesos no son buenos para nada y esta sobresaturación de la conectividad en todos los planos, profesional, familiar y social, puede derivar en el riesgo de episodios de agotamiento e, incluso, angustia, que no son mas que síntomas del “estrés digital” en el que estamos cayendo por la sensación de tener que estar permanentemente disponibles.
Pero como todo en la vida, y como ya hemos indicado desde estas mismas líneas en otras ocasiones, debemos tomar nuestras propias decisiones sobre como organizar las veinticuatro horas de cada uno de nuestros días, especialmente en el confinamiento, siendo conscientes que el hecho de estar en casa de forma permanente, no supone que tengamos que estar siempre disponibles. Si se trata de una actividad laboral, debemos ser conscientes de los compromisos con ella y también de un determinado horario, preservando nuestro descanso, las obligaciones domésticas y del hogar, destinando un tiempo para nosotros mismos (deporte, cultura, etc…).
Nada te obliga a estar permanentemente conectado … y disponible.
Otro fenómeno que se ha estandarizado es la pertenencia a variados grupos en las aplicaciones de mensajería, como WhatsApp, entre los cuales los mismos mensajes, casi siempre, se repiten a través de “reenvíos” en serie. Quien más, quien menos, tendrá algunos con familia y amigos, a los que se unirán otros con compañeros de deporte o aficiones, quizás otro con los padres de los compañeros de sus hijos, otro vinculado al gimnasio habitual, etc… con lo que una primera medida preventiva, y necesaria, será gestionar el sonido de la entrada de una nueva interacción, optando por ponerlo en silencio, como alternativa, para garantizarnos la adecuada concentración en la actividad que se haya elegido realizar en ese momento, sea trabajar, leer, escribir, descansar, cocinar, hacer deporte…o simplemente dormir, e incluso llegar a apagar el terminal durante determinados periodos de tiempo. Ya que nada te obliga a estar permanentemente conectado y quedará a tu discreción la elección de cada cuanto tiempo, o en que momentos, realizar una consulta agregada de las comunicaciones que tengas pendientes.
Finalmente la presencia en redes sociales es otra decisión personal, tanto en su inicio, como en su cese o en su mantenimiento, pero igual que con el resto de canales de interacción social virtual se debe elegir un momento determinado para hacerlo, sin que esa actividad colisione con las horas de trabajo o las dedicadas a cualesquiera otros objetivos dentro de tu organización diaria.
“Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otra persona … No dejes que el ruido de las opiniones de otros apague tu voz interior” (Steve Jobs)
Confinados y más allá del confinamiento, hay vida fuera del contorno de la pantalla de tu ordenador, tablet o móvil. Decía Steve Jobs, que “Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otra persona … No dejes que el ruido de las opiniones de otros apague tu voz interior” y ese recordatorio del tiempo finito nos debe, a todos, hacer conscientes de tomar nuestras propias decisiones sobre qué hacer, cómo y cuándo; disfruta de la tecnología … y de aplicaciones como Skype, Zoom, WhatsApp, Facebook, Messenger, Facetime u otras, pero evita el “estrés digital”, porque no tienes que estar siempre disponible, ni conectado.
Nuevamente me veo inducido a intervenir en esta publicación. Para que no se me olvide, resaltar en muy mayúsculas la reflexión de STEVE JOBS.
Realmente, las redes están reduciendo sensiblemente nuestras capacidades de comunicación directa, aquélla que estimo como fundamental en una sociedad inteligente.
Sin duda alguna, los avances y ventajas que nos ofrecen la intercomunicación vía videollamada, videoconferencia y otras análogas nos han permitido durante este periodo de confinamiento un posible acercamiento a nuestras ocupaciones tanto profesionales como familliares.
Pero creo que no debemos olvidar que la relación social y la familiar no tienen mayor contenido en otro escenario que no sea el directo, el personal, el «vis a vis».
Creo que nadie estará en desacuerdo en que, por ejemplo, casi cualquier tipo de venta cobra más efectividad y, por tanto, posibilidad de culminación que aquella que se realiza frente a frente, mirándose los ojos comprador y vendedor potencial; el lenguaje de los gestos, la comunicación presencial, multitud de variantes que dejan en lugar secundario a cualquier actuación análoga a través de redes.
¿Quién no ha recibido la llamada de la «hora de la siesta» para cambiar de compañía telefónica, eléctrica, aseguradora, etc.? Creo que el volumen de cierre de negociaciones habrá sido mínimo, aunque también tengo claro que algún interlocutor aceptará pues, en otro caso, la televenta habría muerto y no creo que nunca sea así.
Todo ello no obstante, no seré yo quien cuestione la utilidad de los avances tecnológicos a nivel de comunicación, sería estúpido.
Pero me siento obligado a transmitir esta breve opinión que no es otra que la transmitida por Steve Jobs a la que aludía al principio de este texto.
Les invito a la reflexión.
Muchas gracias, Pedro, por tu nuevo comentario y participación en https://www.traslamascara.com, en esta ocasión en relación a la publicación realizada «Evita el estrés…¡no tienes que estar siempre disponible!». Muy interesantes tus aportaciones y coincido contigo en resaltar la frase de Steve Jobs incluida en el texto. Un fuerte abrazo.