El Golem, crítica teatral
28 Mar 2022
En la psicología aplicada y el coaching se afirma que las palabras tienen la capacidad de crear realidad, lo cual se remarca en aseveraciones como “Las palabras crean mundos” (Pierre de Plessis) o “Las palabras tienen el poder de hacer que las cosas sucedan” (Frederick Buechner), alineadas con la afirmación de Sigmund Freud de “Las palabras tienen un poder mágico. Pueden traer la mayor felicidad o la desesperación más profunda”.
“Las palabras tienen un poder mágico. Pueden traer la mayor felicidad o la desesperación más profunda” (Sigmund Freud)
Y un dramaturgo y miembro de la Real Academia Española , titular del sillón “M” (mayúscula), como Juan Mayorga, que se define a sí mismo como un apasionado de las palabras, pone esa capacidad de crear nueva realidad a través de ellas, en su nueva obra teatral “El Golem”, recientemente estrenada por el Centro Dramático Nacional en el Teatro María Guerrero, de Madrid.
Las altas expectativas sobre esta propuesta, con texto del reputado Juan Mayorga y dirección de Alfredo Sanzol, a la sazón máximo responsable actual del CDN, no se ven defraudadas, sino todo lo contrario, a pesar de no ser una obra fácil, que somete a los espectadores a un esfuerzo para su seguimiento, que resulta toda una experiencia que se vive como un viaje interior, sugerido por lo que se dice, se muestra y se evoca desde el escenario.
“En la palabra escrita, o pronunciada, hay algo que solo pertenece a quien la dice”
La parte escénica crea un ambiente casi claustrofóbico y laberíntico, con la escenografía diseñada por Alejandro Andujar compuesta a través de paneles negros rodantes que hacen emerger diferentes espacios de manera continuada a lo largo de la trama, la iluminación de Pedro Yagüe convirtiendo en tenebroso tanto las sombras, como también la luz, especialmente sobre los rostros de los protagonistas, la inquietante música original creada para lo ocasión por Fernando Velázquez y el acertado diseño de sonido de Sandra Vicente. Todo ello orientado construir un ambiente opresivo que acoge una trama de suspense con un trasfondo filosófico.
“Desde mañana intercambiaremos tres palabras al día”
Lo que se recrea, sobre la escena antes descrita, es un hospital de un país (sin concretar) donde el sistema sanitario es incapaz de atender a todos los ciudadanos que tienen necesidad de servicios sanitarios y la palabra ‘triaje’ se impone como forma de hacer, teniendo que descartar a cada vez mayor número de enfermos (cosas de la crisis y los recortes de los servicios públicos). En ese marco el joven Ismael (Elías Gonzalez) es ‘condenado‘ a ser suspendido su tratamiento médico, lo cual tiene abatida a su pareja, Felicia (Vicky Luengo), pero aparece Salinas (Elena González) y ofrece a Felicia la posibilidad de mantener el tratamiento, siempre que ella acceda a memorizar unas palabras. La perplejidad invade a Felicia por lo extraña de la propuesta, accediendo a ello a pesar de no dejar de dar vueltas en su cabeza sobre qué es lo que pueda haber tras ese peculiar pacto.
“La verdad es la muerte de la intención”
El titulo de la obra, conecta la idea de esta trama con la leyenda judía de “El Golem”, personificación de un ser animado a partir de materia inanimada (barro o arcilla).
El enmarque de la historia, en una crisis de recursos en la que el sistema sanitario no tiene medios para atender a los enfermos que, como ciudadanos y a través de sus impuestos aportan para sostener el gasto público, marca la distopia real de nuestro mundo, como antónimo directo de la utopia en la que vivíamos apenas hace 15 años, antes de la eclosión de la crisis de 2008, desencadenada a partir del hundimiento de Lehman Brothers, con efectos, al menos, hasta 2014; a la que luego sucedieron las consecuencias del Coronavirus Covid-19, como pandemia global, con la fatal concatenación de la Guerra en Ucrania en este año 2022.
“¿No es algo mágico que un ser humano pueda continuar en otro?”
Finalmente Felicia, a través de las palabras memorizadas para salvar a Ismael, se convertirá en una persona distinta, que nos regala un sugerente monólogo en la parte final de la propuesta.
Vicky Luengo está sencillamente fantástica en este complicado personaje que, sin embargo y a la vista del desempeño que ha alcanzado con él, le ha supuesto un verdadero regalo que la proyecta como la actriz que puede conseguir ser; junto a ella una convincente Elena González (Salinas) y un sobrio Elías González (Ismael), completan el elenco.
“Somos seres ocupados por palabras”
Compleja propuesta, llena de simbolismos y rebosante de filosofía, pero muy sugerente. Este texto de Mayorga pasa a formar parte de sus mejores obras y, quizás, vista con los ojos del espectador del futuro, pueda ser considerada como la descripción de este momento vital, de nuestro aquí y ahora, un tiempo que, efectivamente, no es el del color y la algarabía, sino de los tonos cromáticos oscuros y los ambientes opresivos. Sanzol complementa la idea de Mayorga y su trabajo conjunto responde a la expectativas previas. Más que interesante.