El ‘dinero B’ del inspector fiscal Blesa
25 Mar 2015
El juez Pablo Ruz, hasta ahora al frente del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, ha dado por finalizada la investigación sobre “los papales de Bárcenas” y en su argumentación dentro de esa causa, según interpretación de “Voz Populi”, se incluyen detalles que permiten identificar como uno de los receptores de cobros en “dinero B”, procedentes de donantes del PP, al expresidente de Caja Madrid, y amigo personal de José María Aznar, Miguel Blesa de la Parra, en concepto de “pagos por servicios prestados”, aunque ello realmente no es ninguna sorpresa porque ya el diario “El Mundo” en su edición del 23 de mayo de 2013, publicó la noticia de que el Sr. Blesa recibió, del PP, 600.000 euros, entre 1999 y 2006, siendo presidente de la, entonces, tricentenaria entidad financiera madrileña, lo cual entraba en colisión con la “Ley de Cajas de Ahorro”, de 2003, que prohibía expresamente que los presidentes de cualesquiera caja de ahorros tuvieran actividades remuneradas, más allá de las relacionadas con el desempeño de sus funciones ejecutivas.
Tras la toma de posesión de la presidencia del gobierno de España, por parte de José María Aznar, el 5 de mayo de 1996; una comisión política del Partido Popular se entrevistó con el entonces presidente de Caja Madrid, Jaime Terceiro, dicha comisión estaba compuesta, porque nada es casual, por Rodrigo Rato –nominado vicepresidente primero del gobierno y ministro de Economía y Hacienda- y Miguel Blesa de la Parra, exactamente fue el día 30 de ese mismo mes, proponiéndole que aceptara el nombramiento como presidente de Iberia y su sustitución en Caja Madrid. Es evidente que la toma de control de la entidad madrileña fue una de las primeras prioridades políticas del PP en su primer gobierno de España, las causas, diecinueve años después están a la vista; también las consecuencias, desgraciadamente.
Finalmente Miguel Blesa de la Parra accedió a la presidencia de Caja Madrid, contando con el apoyo del partido político de su amigo personal, además de compañero de carrera como inspector fiscal, con el imprescindible apoyo de dos consejeros de CC.OO. que formaban parte del Consejo de Administración de entonces, José Luis Acero y José Antonio Moral Santín, finalmente nombrado vicepresidente de Caja Madrid, detalle nada accidental.
Siendo concretos, y repasando los hechos, comprobamos que un amigo personal de José María Aznar, sin otra carrera que la de inspector fiscal, sin otras experiencias empresariales, sin relación ninguna con la banca hasta su designación, se vió aupado a la presidencia de la segunda caja de ahorros española por ranking de volúmenes, en la cual ocupó el poder durante catorce años, pero eso sí, mientras tanto, según parece deducirse del auto de conclusiones del juez Ruz y de las informaciones publicadas por “El Mundo”, siguió recibiendo “pagos B” por parte del Partido Popular en compensación a “sus servicios prestados”, además de haber creado una red clientelar con los propios directivos objeto de “sus designaciones”, al margen de los consejeros nombrados entre todo el arco parlamentario para ser, teóricamente, su contrapoder en la caja de ahorros madrileña, a través de “tarjetas black a efectos fiscales”, de los que él fue uno de sus mayores usuarios, ya que el sueldo que el mismo se fijó no le pareció suficiente para sus necesidades.
Su gestión al frente de Caja Madrid convirtió a la que fue la segunda entidad financiera más solvente española, en débil y dependiente de sus prestamistas exteriores, haciéndola un elefante con pies de barro, y aquel sindicato -CC.OO.-, necesario en su nombramiento en 1996, y sostenimiento posterior, fue el mismo que lideró, y aceptó, los condicionantes de un injusto ERE en Bankia, con el que más de 4.500 personas han tenido que desvincularse de la que fue su casa durante años, 600 de los cuales fueron despidos forzosos, en base a un proceso sin transparencia, siendo liquidados en las condiciones de la “reforma laboral” impuesta en España por el Partido Popular, a razón de 20 días por año trabajado, un 40% de cuyos importes no han sido pagados por la entidad ahora presidida por el Sr. Goirigolzarri -donde Juan Chozas ex_director general de empleo con Aznar, es el responsable de RR.HH-., en los casos en los que éstos trabajadores hayan recurrido a los tribunales en defensa de sus intereses, reclamando sus despidos improcedentes.
Aquel inspector fiscal que compartió destino en Logroño con quien cambiaría su vida, recibió ingresos desde el Partido Popular siendo presidente de Caja Madrid, infringiendo la “Ley de Cajas de Ahorro”, de 2003, instaló un sistema de “compra de voluntades” a través de tarjetas opacas fiscalmente, infringió los límites de inversión permitidos en la operación de compra del Banco de Miami, hundió una entidad financiera tricentenaria y, a pesar de ello, parece que no es necesario que se le exijan responsabilidades penales, aunque eso sí, el legado que nos ha dejado con sus correos electrónicos, que podríamos titular cómo “Blesaleaks”, nos aportan un valioso elemento que escenifica una forma de entender el poder y retratan la plutocracia que ocupa este país, dónde, desgraciadamente no tenemos los dirigentes que este pueblo se merece. Miguel Blesa de la Parra utilizó la tarjeta de presidente de Caja de Madrid durante 14 años, pero nunca pasó de ser un inspector fiscal que no creía en la ley que tendría que haber defendido.
Artículo publicado por @_infoLibre, dentro de "Librepensadores" e 28/03/2015: http://www.infolibre.es/noticias/club_info_libre/librepensadores/2015/03/28/el_dinero_del_inspector_fiscal_blesa_30429_1043.html