El curioso incidente del perro a medianoche, crítica teatral
09 Sep 2019
Si una obra de teatro conecta con el espectador, lo hace desde el minuto uno, si llega el minuto diez y hay que empezar a buscar cosas que la justifiquen (interpretaciones, texto o trama, recursos técnicos, dirección, etc) mal vamos. Quienes me conocen en el ámbito teatral, me habrán oido muchas veces este argumento…¡si a los diez minutos no estás enganchado e interesado, olvídate!.
“Muchas veces me dicen cállate …pero no me dicen cuánto tiempo debo de estar callado”
Y el espectáculo de “El Curioso incidente del perro a medianoche”, dirigido con maestría por José Luis Arellano García, es la prueba empírica de lo que digo, por voz activa, porque desde el minuto uno te agarra del pecho y te lleva por múltiples toboganes de emociones y sorpresas que la hacen una verdadera maravilla, que cualquier aficionado teatral paladeará con devoción, pues todo en ella es exquisito, desde unos elementos técnicos más que brillantes, con una magnifica escenografía de Gerardo Vera, que nos sumerge en un mundo de fantasía, dotada de una sencillez casi asceta pero sobrecogedora, pasando por las impresionantes creaciones de videoescena de Álvaro Luna y la maestría infinita de Juanjo Llorens desde la iluminación, perfectamente complementados con el vestuario, muy atinado, de Silvia de Marta, la música de Luis Delgado, junto con Alberto Granados, y la asombrosa coreografía de Andoni Larrabeiti que emociona tanto por su resultado, como por el evidente esfuerzo y trabajo que hay detrás de ella, haciendo que los movimientos de los actores en escena respondan a un elaborado diseño calculado al milímetro, como si de un ballet se tratase.
Pero el acierto de la propuesta comienza mucho antes, exactamente en el texto original de la novela de Mark Haddon, aquí traducido por José Luis Collado, que construye un cuento nada melifluo, que sabe mantener el interés del espectador, sorprendiéndole, que es algo que cualquier escritor debería plantearse como reto al construir una trama.
“Ponerme triste por algo que no existe y no es real, sería estúpido”
Con mención especial para las interpretaciones, por soberbias, todas ellas magníficas, pero encardinadas bajo un gran trabajo de dirección y coreografía que consigue que sea fácil imaginar al elenco ensayando una y mil veces, cada escena, cada transición entre escenas, cada salida y cada entrada.
Mucho se ha escrito, en medios, sobre el notable desempeño de Álex Villazán en el papel de Cristopher Boone, como protagonista de este espectáculo, destacando su prestación, pero en este inicio de la temporada 2019/2020 en el Teatro Marquina, pudimos disfrutar del trabajo de Raúl Pulido al frente del elenco y quedamos asombrados por su estupenda prestación, por magnífica, llena de entrega y esfuerzo, pero también repleta de matices, sabiéndose adoptar a cada momento de la trama; muy bien secundado por Chema Ruiz como “Ed”, el padre de Cristopher, Mabel del Pozo como “Judy”, la madre, Anabel Maurín como Siobhan, Boré Buika, como Roger Shears, Mélida Molina como Sra. Shears, Carmen Mayordomo, con grandes dotes para la comedia, interpretando a la Sra. Alexander y Eugenio Villota, Pedro Martín y Eva Égido dando piel a distintos personajes durante los 150 minutos que dura la obra.
“Me llamo Christopher John Francis Boone. Me sé todos los países del mundo y sus capitales, y todos los números primos hasta el 7.507. Me gustan los perros. Uno siempre sabe que está pensando un perro. Tienen cuatro estados de ánimo: contento, triste, enfadado y concentrado. Además los perros son fieles y no dicen mentiras porque no hablan”
Lo mejor es no desvelar nada de la historia, pero sí recomendar efusivamente acudir a este espectáculo que ya en la pasada temporada teatral 2018/2019 estuvo ocho meses en cartel, para que en el inicio de esta nueva 2019/2020 la afluencia de público sea masiva, porque nada funciona mejor que el boca a boca, y cuando una cosa merece la pena siempre encuentra el reconocimiento del público.
Si acaso daremos unas pinceladas sobre el personaje protagonista de la historia, Christopher Boone, un chico autista de 15 años, tres meses y dos días (cuando comienza la trama) que dotado de una mente prodigiosa para las matemáticas y el cálculo aritmético, una visión del mundo muy particular en la que no cabe lo políticamente correcto, ni las mentiras …y ni siquiera las metáforas, a partir de un incidente en su vecindario, calificado como ‘curioso’ en el título de la obra, comenzará un viaje iniciático para su propia experiencia vital a partir del objetivo que se marca para averiguar quien mató a Wellington, el perro de su vecina, pero que realmente le lleva a enfrentarse al verdadero misterio de la vida, en un relato de aventuras y misterio, trufado de mucha ternura, magia y emoción.
“¡Resolví el misterio de quien mató a Wellington!”
“El curioso incidente del perro a medianoche” ya se convirtió en un éxito editorial desde su publicación como libro, en 2003, y en 2013 se llevó a las tablas teatrales consiguiendo ser reconocida con 7 premios Olivier en Londres, y 5 Tonys en Brodway, y sin duda es una obra de las que permanecen en el recuerdo una vez vista y por mucho tiempo. Si no la han visto, no dejen de hacerlo, me agradecerán la sugerencia.