El castor que lloraba, crítica teatral
13 Nov 2024
Al tiempo que la sala grande del Teatro de la Comedia exhibe la propuesta dirigida por Lluís Homar, sobre ‘El gran teatro del mundo‘, del tres de octubre al veinticuatro de noviembre, la sala Tirso de Molina, ubicada en la quinta planta del edificio que es sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha programado una visión actualizada de la famosa obra de Pedro Calderón de la Barca, dentro de lo que llaman ‘diálogos contemporáneos‘, para lo que han contado con la compañía ‘Cabosanroque‘, a la cual han encargado una aproximación en la que los espectadores fueran también protagonistas y se sintieran como tales.
“Estamos en tiempos del Antropoceno, la naturaleza agoniza, hemos leído a Nietzsche, y el ‘Autor’, el ‘Mundo’ y los hombres han cambiado de manera irreversible”
El resultado ha sido la pieza que se anuncia bajo el título de ‘El castor que lloraba’ la cual comparte programación con el original de Calderón, en dos funciones diarias, de martes a domingo, a las 18h y las 19h, entre el 31 de octubre y el 17 de noviembre.
Solo treinta dos espectadores, en cada función, podrán ser parte de la propuesta escénica de esta visión contemporánea creada por ‘Cabosanroque’ a partir del clásico de Calderón; espectáculo que comienza cuando cada uno de los espectadores llega al hall de entrada del Teatro de la Comedia, momento en el que el personal de sala de la CNTC le hará la pregunta que le permitirá sentirse como uno de los personajes del mundo para los que el autor creó su célebre pieza: ¿cuna o sepultura?.
“Así hemos obrado nosotros con Calderón…” (‘Cabosanroque’ en el programa de mano de ‘El castor que lloraba’)
Mientras cada espectador recorre el camino hasta la quinta planta del edificio sede pública del teatro clásico español, valorando si su elección, cuna o sepultura, como expresiones de los dos momentos esenciales de la vida de cualquier humano: nacimiento y muerte, ha sido la apropiada; podrá ir desentrañando la clave numérica que aparece en la bola de material plástico transparente que le ha sido entregada, para que se la coloque en una de sus muñecas. Se trata de cuatro números, del 1 al 16, con un orden, aparentemente, aleatorio.
“Los hombres, tal y como decidió Calderón, serán espectadores y personajes a la vez”
Al acceder a la sala, cuatro grandes cajas de madera quieren recrear, cuatro siglos después, los cuatro carros que portaban las escenografías de ‘El gran teatro del mundo’, ubicados sobre lo que es la habitual escena y frente a cada uno de ellos cuatro taburetes. Cada uno de los carros cobija en su seno desde utensilios de magia escénica a evocaciones de la naturaleza, grutas y espacios abiertos, luz y también oscuridad, todo lo cual será visible para los ojos de la persona que ocupe cada uno de esos taburetes.
Quienes eligieron ‘cuna’ ocuparán cada uno de los taburetes colocados frente a los carros, de acuerdo a la serie numérica que aparece en su esfera transparente. Quienes eligieron ‘sepultura’ se situarán en los asientos instalados en la platea, dotados cada uno de ellos, igual que los de la ‘cuna’, de unos auriculares a través de los cuales recibirán el relato de lo que sucede y las instrucciones sobre lo qué hacer en cada momento. A mitad de la función, pasados unos veinticinco minutos, los roles se intercambiaran y quienes ocuparon ‘cuna’ al principio, ocuparán, desde entonces, ‘sepultura’, de tal manera que los espectadores jugarán el doble rol de observadores y observados.
«El mundo sigue siendo un gran teatro, y así va a ser representado, a través de un juego teatral, pero sus personajes ya no son los mismos»
¿Qué queda de la obra creada por Calderón en esta aproximación contemporánea, más allá de que cada uno de los treinta dos y espectadores que acuden a cada una de sus funciones, se sienta, además de observador, observado?. Seguramente habrá tantas respuestas al respecto como espectadores; personalmente creemos en el valor participativo del teatro más allá de sus habituales formas y normas, pero a veces perdemos la esencia en el ripio.
“Ya no hay más naturaleza. Hoy todo es artificio”
Experiencia inmersiva la realizada por ‘Cabosanroque’ a invitación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, como aproximación a ‘El gran teatro del mundo’, coincidiendo con la programación del original, en lo que pretende ser una pieza mas de los ‘diálogos contemporáneos’ auspiciados por la CNTC en el último tiempo. Personalmente poco encontramos de Calderón en esta visión actualizada, más allá del uso metafórico de los conceptos ‘cuna’ y ‘sepultura’, pero debemos admitir que, quizás, ello no era el objetivo de la compañía, ya que en el propio programa de mano se incluye que ‘hay dos definiciones de manipulación’ …’intervenir con medios hábiles’, para ‘distorsión de la verdad’ y al ‘servicio de intereses particulares’ creando una ‘nueva situación que genera otro significado’, aseverando ‘Así hemos obrado nosotros con Calderón’. Innovación y disrupción hay, pero, honestamente, nos quedamos con el original que tan bellamente está siendo representado estas semanas en el Teatro de la Comedia por laCNTC .
Si alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo hagan saber para ser retirada de forma inmediata