El castillo de Lindabridis, crítica teatral
en Teatro
11 Feb 2024
Afirma Ana Zamora, ultima ganadora, en el año 2023, del Premio Nacional de Teatro que ‘Hay que dejar de intentar que los clásicos digan lo que queremos que digan‘ y su afirmación es una gran verdad en estos tiempos del hoy, en los que en reiteradas ocasiones, se representan con un afán contemporáneo que, la mayoría de las veces, resulta impostado.
“Mil cobardes no hacen un valiente”
La directora, y fundadora, de la compañía teatral Nao d’amores presenta en el Teatro de la Comedia, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, hasta el próximo 10 de marzo, una de las piezas menos conocidas de Pedro Calderón de la Barca (1600/1681), titulada ‘El Castillo de Lindabridis’, la cual fue editada por primera vez en 1691, diez años después de la muerte de su autor, considerándose que fue representada de forma primigenia como fiesta cortesana, dentro del Salón Real de Palacio en 1661, inspirándose en una novela de caballerías de Diego Ortúñez de Calahorra publicada en 1555 que, a su vez, remite al tiempo anterior del periodo medieval.
“En cuanto todo lo dicho, verdad es ….y miento”
El mayor acierto con el que se aproximan Ana Zamora y Nao d’amores a esta pieza, es el respeto a la forma en la que fué concebida, primando los aires carnavalescos atravesando las formas del Barroco, del Medievo y del Renacimiento, invitando a los espectadores a dejarse llevar por la fantasía que empapa la obra, donde el componente imaginativo juega un papel esencial.
“Sobre los afectos reina la razón”
La princesa Lindabridis, para suceder a su padre y heredar el trono de Tartaria, deberá casarse con un caballero que pueda vencer a su hermano Meridian en un torneo, y para ello toma un papel activo, totalmente alejado de la pasividad de la espera, viajando por el mundo en un castillo volador, en busca del esposo que colme todas sus expectativas y retos.
“¿Duermo o veo?, ¿sueño o vivo?”
El viaje fantástico que emprende Lindabridis a lomos de su propio palacio y las peripecias, aventuras y lugares que recorre, son recreadas a través de una escenografía, sencilla en apariencia, pero compleja y medida al detalle, que funciona como un puzzle donde unas piezas encajan en las otras, tanto a la hora de hacer visibles cavernas, grutas, laberintos, playas o los cielos que recorre su mágico castillo, como a la hora de dejar la escena limpia, haciendo desaparecer todos esos elementos. A ambos lados del escenario dos bancadas con espectadores ubicados en ellos, quienes, en momentos puntuales, reciben las interacciones de personajes e intérpretes. Cecilia Molano y David Faraco son los responsables de la elaborada y bella creación del espacio escénico. Adecuadas aportaciones de Miguel Ángel Camacho en iluminación, Javier García Ávila en coreografía, Fabio Mangolini como asesor de movimiento, Vicente Fuentes como asesor de verso, Jaime Puente como asesor de danza barroca y José Luis Massó como asesor de armas, con la destacada prestación de Deborah Macías en un original vestuario.
“¡Qué frías son las finezas que se dicen sin el alma!”
Un rasgo diferencial de esta propuesta es como Calderón demuestra su preclara visión, planteando a sus dos protagonistas femeninas, Claridiana y Lindabridis, dispuestas, ambas, a conseguir aquello que desean tomando un papel activo para ello, totalmente alejado de la pasividad de la espera, con perfiles que se adelantan varios siglos a lo que hoy es norma habitual, y en esos papeles están estupendas tanto Paula Iwasaki (Tea rooms, Hipatia de Alejandría, Castelvines y Monteses, Madre coraje y sus hijos, Top girls, Luces de bohemia, Trágala, trágala…), como Inés González (La casa de los celos y selvas de Ardenia, El animal de Hungría), bien secundadas por Alejandro Pau (El misántropo de Menandro, La señora y la criada, La vida es sueño), Mikel Arostegui (El burlador de Sevilla) y Miguel Ángel Amor (El burlador de Sevilla), quienes asumen, junto a otros roles, la interpretación de los cuatro caballeros que tienen mayor presencia en esta trama calderoniana, ‘Febo‘, ‘Rosicler‘, ‘Floriseo‘ y ‘Meridian‘. Ellas y ellos están acompañados en la escena de músicos cuya presencia es un nexo continuo en el espectáculo a través de Isabel Zamora, Alfonso Barreno y Alba Fresno, bajo la dirección musical de Miguel Ángel López y María Alejandra Saturno.
“Por seguir a dos, no alcanzo a ninguna”
Ana Zamora, reciéntemente distinguida con el Premio Nacional de Teatro del año 2023, realiza un minucioso trabajo, casi artesanal, con esta obra de Calderón de la Barca, casi desconocida para el gran público, y lo hace con sutileza, brindando un espectáculo que, además, reivindica la labor de difusión de la CNTC sobre el Teatro Clásico, dando a conocer obras del Patrimonio Cultural y artístico español. Bella fantasía que nos llega desde el siglo XVII, relatada de forma evocadora y sugerente. Hasta el 10 de marzo de 2024 en el Teatro de la Comedia, de Madrid.
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