Descarados, crítica teatral
23 May 2024
En el año 1997, Dario Fo recibió el Premio Nobel de Literatura, en medio de una gran polémica sobre sus méritos y la real calidad de su obra, en la que nada, ni nadie, era indiferente, ni quienes le admiraban y seguían su trabajo, especialmente como dramaturgo teatral, y quienes solo tenían foco para una lista de grandes escritores aún (por entonces) no galardonados con tal reconocimiento, a los que consideraban marginados con la decisión, hablando de distinción entre literatura mayor y menor, en un tic algo rancio y obsoleto, además de parcial.
“¡Antonio, no me engañes!: ¿Te has vuelto a ver con tu mujer?”
En aquel sonoro debate no estuvo ausente ni siquiera el Vaticano, quien en su diario ‘L’Osservatore Romano’ llegó a incluir la siguiente afirmación: ‘Fo es el sexto italiano que recibe Nobel de Literatura después de Giosuè Carducci, Grazia Deledda, Luigi Pirandello, Salvatore Quasimodo y Eugenio Montale. Después de tantos genios, un bufón‘.
“Es que en este país, si no viene la Policía, ya no se puede follar”
Tal fue el ruido mediático con que Italia acogió el galardón a Dario Fo, que el también escritor, además de profesor de literatura, Antonio Tabucchi, resumió la situación diciendo: ‘Me parece que es la primera vez que un país protesta por haber recibido el Nobel‘.
Alguno de los pretextos que Fo y su obra recibieron, y siguen recibiendo, tienen paralelismo con situaciones vividas por algunos escritores teatrales españoles como Alfonso Paso, Enrique Jardiel Poncela y algunos más, utilizados en la disputa cultural entre unos y otros.
“Pareces un cruce entre Frankenstein y ‘La Momia”
Dario Fo estuvo toda su vida posicionado dentro de la izquierda política, dirigiendo toda su sátira contra los grandes tótems políticos de Italia, con mención especial a Berlusconi, al capitalismo en general, la mafia con sus vínculos con el poder, así como al Vaticano, y, ahora, una de sus obras ‘Clacson, trombette e pernacchi’, ’Bocinazos, trompetas y frambuesas’ en su traducción literal al castellano, es programada en el Teatro Fernán Gómez dependiente del Ayuntamiento de Madrid, con una gestión cultural distinta a la marcada por las compañías de teatro público nacionales actualmente, y los habituales temas abordados, en una propuesta coproducida por L’Om Imprebís y Olympia Metropolitana que pone el foco en los aires de comedia ya impuestos inicialmente por Fo al escribir la obra en 1981, a pesar de haber comenzado a pensar en ella a partir de un gran drama, como fue el asesinato de Aldo Moro (1978), mutando el personaje central hacia el presidente de la FIAT, Gianni Agnelli, construyendo a su alrededor un vodevil a partir del recurso a la cirugía estética, con las confusiones creadas entre el auténtico personaje de Agnelli y quien no lo es.
“¡Que manía tienen todos de disparar contra la Justicia!”
La pieza original es recreada en esta propuesta con una libérrima creatividad, a partir de la traducción realizada por Carla Metteini, sobre el texto firmado por Fo y su esposa Franca Rame, en adaptación de Santiago Sánchez, quien también la dirige.
En el programa de mano de esta obra, el adaptador y director, afirma que Dario Fo defendía que “sus obras no debían ser piezas de museo sino que necesitan estar en diálogo vivo con la actualidad” y esas palabras son llevadas al límite, españolizando la trama con la máxima ‘campechanía’ posible, hasta el extremo de que aquí quien ve reconstruido su rostro es el anterior Jefe del Estado (coincidiendo casi en el tiempo con la propuesta de ‘Els Joglars’ de ‘El rey que fue’), aunque su nombre nunca es pronunciado, sustituyéndolo por un gesto algo equívoco, que lo que sí se da lugar es a la recreación de sus latiguillos, tonos de voz, formas de hablar …y de moverse. La comedia está planteada.
“Yo soy el Poder”
El título con el que se nombra esta pieza, ‘Descarados’, juega al doble sentido y si la RAE da a ese adjetivo el significado de sinvergüenza o desvergonzado y, más allá de otras posibles conjeturas, parece que la elección tiene que ver con el hecho de no tener cara, ni rostro, lo cual está en la esencia del equivoco que provoca la trama.
Funcional es la escenografía diseñada por Dino Ibáñez y Miki Mappin, iluminada por Kique Mañas. Diseño de vestuario de Elena Salaverri.
“¿Explicaciones, de qué?”
Se busca la sátira y la ironía, pero prevalece la comedia de trazo grueso y es algo que supera el quehacer de los propios intérpretes, con un exceso de tics y guiños burlescos. Carles Montoliu, Carles Castillo, Víctor Lucas y Santiago Sánchez (aquí adaptador y director) nos sorprendieron con su espectáculo ‘Hoy no estrenamos‘ y conocemos de su capacidad sobre las tablas, junto a ellos, en esta propuesta, Juan Gea, Lola Moltó, Rafa Alarcón y Marta Chiner se esfuerzan al máximo, en alcanzar el objetivo máximo planteado que es el de hacer reír, consiguiéndolo más en momentos puntuales que como resultado de giros argumentales, aunque bien está buscarlo, ya que como dijo Dario Fo: ‘El humor es una forma de rebelión ante lo absurdo de la vida‘.
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