De retos y bicicletas

13 Mar 2021

 

Es conocida la anécdota, contada como chiste o guasa, en la que dos adultos españoles de viaje en el extranjero a mitad de los años 60’s del siglo XX, se sorprendían de lo bien que hablaba el idioma francés, o el inglés, cualquier niño en Francia o Reino Unido, con lo difícil que les resultaba a ellos lanzarse a expresar algunas palabras en esos idiomas.

Más allá de la broma, lo que es cierto es que las edades tempranas suponen un terreno abonado para el aprendizaje. Así, hoy en día, es bastante habitual que cualquier niño sepa nadar o montar en bicicleta. Sin embargo cuando sus abuelos tenían su edad, era una parte minoritaria de los chicos y chicas  de su época quienes tenían esas habilidades adquiridas.

La educación física, en los colegios, en aquellos años en blanco y negro de la España de mitad del siglo XX, se reducía a saltar el ‘plinto’.

De retos y bicicletasLa educación física, en los colegios, en aquellos años en blanco y negro de la España de mitad del siglo XX, se reducía a saltar el ‘plinto’ y poco más, y toda una generación de los que hoy peinan canas más allá de sus sesenta años, tuvieron que enfrentarse a aprender a nadar o montar en bicicleta como adultos. ¡Y esos retos no eran tan fáciles!.

Quizás lo más cómodo es no intentarlo, evitarse las caídas, las rozaduras en rodillas, codos, brazos, hombros, etc… sin embargo la sensación de conseguirlo supone una gran recarga de autoestima, primero por haber alcanzado el reto, y segundo por haberlo hecho una vez superada la edad que se supone adecuada.

De retos y bicicletasQuizás lo más cómodo es no intentarlo.

Con la natación sucede lo mismo. Deporte técnico donde los haya, en el que unos determinados movimientos coordinados suponen alcanzar una adecuada eficiencia o, por el contrario, no conseguir más que chapotear en el agua.

Los ejemplos de aprender a montar en bicicleta o nadar, ya como adultos, nos deben servir para romper nuestras creencias limitantes sobre aquellas cosas que creemos no seremos capaces de conseguir, ya que con el debido planteamiento y el adecuado aprendizajetodo puede estar a nuestro alcance, con otro componente importante cual es despojarnos del miedo al ridículo, igual que hicimos para asumir caernos de la bicicleta mientras aprendíamos o para tragar más agua de la necesaria en nuestras primeras clases de natación, a pesar de tener una edad más que avanzada para esas enseñanzas.

Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida” (Pablo Picasso)

Luis Felipe Areta En muchas competiciones internacionales de atletismo de mitad del siglo XX, era frecuente que la participación española se limitara a Luis Felipe Areta, competidor en salto de longitud y triple salto, hoy sin embargo España se ha consolidado, como país, dentro de la élite deportiva y grandes campeones en diferentes ámbitos sirven de ejemplo a las nuevas generaciones de deportistas.

Uno de aquellos niños de infancia en blanco y negro, que vivía con sus padres en la trastienda de una tienda de comestibles, con la única luz exterior que entraba a través de la puerta que daba a un patio interior, descubrió la capacidad para nadar cuando varios de sus compañeros de un campamento de verano le empujaron al agua de un puerto marino mientras él intentaba pescar con pequeño sedal (consiguió salir aún con un gran susto), fue poco tiempo después de ser dado de alta en un hospital tras pasar en él medio año, a consecuencia de lo cual tuvo prohibido hacer grandes esfuerzos físicos.

Los retos te hacen descubrir cosas sobre ti mismo que ni siquiera conocías. Éstos son lo que hacen al mecanismo flexible, lo que te hace ir más allá de la norma (Cicely Tyson)

De retos y bicicletasAquel niño, ya de adulto, encontró una gran satisfacción en el deporte, uno de los hilos conductores de su vida, no solo en el plano físico, sino también en el profesional, personal, mental y psicológico. Logró culminar una maratón, y luego otra y algunas más, aprendió a montar en bicicleta casi peinando canas, lo cual le permitió finalizar varias triatlones, descubrió el placer de bucear para disfrutar de los fondos marinos, se hizo navegante y comprendió que esas simas, repletas de agua salada, son el complemento perfecto de las montañas, el querido lugar que le acogió en el momento adecuado.

Entendió que la vida es una sucesión de retos y que de la misma manera que administró todas las dificultades para montar en bici, en un momento que parecía inadecuado, aquella forma de afrontarlo es lo que escenificaba lo que debía hacer con cualquier objetivo o meta, y que lo más importante era la decisión en hacerlo y la confianza para llevarlo a cabo. En ese instante lo que lamentó es no haber hecho lo mismo en otros muchos momentos, porque quien lo intenta puede conseguirlo o no, pero quien no lo intenta se autolimita a sí mismo.

hoja en blancoQuien lo intenta puede conseguirlo o no, pero quien no lo intenta se autolimita a sí mismo.

A continuación cogió una hoja de papel en blanco, junto con un lápiz, y empezó a anotar el inventario de los retos pendientes que aún tenía por delante.

Sí, definitivamente, debemos afrontar los retos como cuando aprendimos a montar en bicicleta. Ese es el secreto.

 

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