Crear realidad
26 Ago 2016
¿Cuantas veces has intentado resolver situaciones similares de una misma manera?, con seguridad que en muchas ocasiones, enfrentándote a una cierta frustración al obtener siempre el mismo resultado. En estos días que estamos inmersos en la dinámica de los Juegos Olímpicos de Rio 2016, tenemos a mano dos buenos ejemplos de lo que supone hacer las cosas de diferente manera, como única vía de garantía de obtener unos resultados extraordinarios.
El conocido Miguel de la Quadra Salcedo, además de periodista y divulgador, también fue deportista; y llegó a hacer un lanzamiento de jabalina de 83,80 metros, en 1956, que suponía batir el, entonces, récord mundial del polaco Janusz Sidlo (83,76 metros), lo hizo a través de una técnica basada en los deportes tradicionales vascos y similar a la empleada en el lanzamiento de disco, pero la misma no fue homologada por las autoridades deportivas de la época, aunque lo cierto es que aportó una solución diferente ante el reto de lanzar más lejos la jabalina, de una forma totalmente alineada con el eslogan olímpico de “Citius!, Altius!, Fortius”.
Años más tarde, en la Olimpiada de México 1968, otro atleta, un saltador de altura que no era el favorito para alcanzar la medalla de oro en esa disciplina, sorprendió al mundo con una nueva técnica a la hora de batir el listón, aproximándose a él de espaldas, dando su nombre a ese nuevo estilo, conocido como “Fosbury”, consiguiendo la medalla de oro con un salto de 2,24 metros con los que superó al gran favorito, Gavrilov, que se quedó en 2,20 metros, quien como el resto de competidores saltaron de la forma habitual hasta entonces, conocida como “rodillo ventral”. Dick Fosbury fue campeón olímpico en 1968, retirándose poco después, a pesar de tener tan solo 21 años, pero su verdadero éxito fue la creación de una nueva realidad, a partir de otra manera diferente de batir el listón en salto de altura, la cual fue inmediata imitada por el resto de atletas, quienes, con ella, han elevado el récord mundial hasta 2,45 metros.
¿Era Dick Fosbury el más talentoso saltador de altura?, con seguridad que había saltadores, como deportistas, mejores; pero él fue capaz de enfrentarse al reto de una manera diferente, realizando un cambio de observador desde el que crear una nueva realidad a partir de ciertos elementos dados: un listón a una altura determinada y una distancia desde la que aproximarse e impulsarse en la batida.
Los ejemplos de Fosbury y Miguel de la Quadra, nos deberían, hacer reflexionar, a todos, sobre las diferentes maneras en las que debemos aproximarnos a nuestra actividad, a nuestros objetivos, a nuestra visión, alentando aquello que nos puede dar la distinción definitiva: la innovación.
Desde la innovación podremos competir con los mejores, sea cual fuere el terreno de nuestra actividad; aunque como le pasó a Fosbury, la idea pueda ser copiada, deberemos seguir dándonos libertad para crear nueva realidad en busca de la mejora continua.