Camino a La Meca, crítica teatral
27 Abr 2025
Vuelve Lola Herrera a subirse a un escenario y eso es una excelente noticia, vinculada a su innegable talento interpretativo y capacidad actoral, dejando atrás la propuesta de ‘Adictos‘, tan extenuante en el número de las paradas dentro de su gira, como falta del necesario contenido para sus méritos como actriz, y lo hace, de nuevo, de la mano de Pentación Espectáculos, cuando se cumplen nueve años tras la última ocasión en que encarnó a ‘Carmen Sotillo’ en el personaje de ‘Cinco horas con Mario‘ en el Teatro Reina Victoria, en el año 2016, brindándonos ahora la recreación del personaje real de la escultora Helen Martins, quien transformó la casa que heredó de su madre, cerca del desierto del Karoo, en Sudáfrica, tanto el interior como el jardín exterior, a través de piezas creadas a base de cemento, vidrio y cables, con formas de animales, los cuales miraban todos ellos hacia el Este, como vínculo por fascinación por el Oriente. Los tradicionales hábitos de la sociedad calvinista, y blanca, vinculada al apartheid, se vieron amenazados por la libérrima forma de vida de Helen Martins, lo cual acrecentó la sensación de aislamiento y soledad de la creadora.
“Cada visita tuya es una ocasión especial”
La pieza utilizada para este esperado retorno de Lola Herrera, es ‘Camino a La Meca’, escrita por Athol Fugard en 1984, llevada al cine, en 1992, por Peter Goldsmid, con Kathy Bates como protagonista.
En el programa de mano, Claudio Tolcachir (Las guerras de nuestros antepasados, Rabia, La máquina de Turing, Copenhague, La mentira), autor de la versión y director de la propuesta, explica que primero se planteó el proyecto de trabajar con Lola Herrera, se desarrolló la química necesaria y después se buscó el texto adecuado, que resultó ser este ‘Camino a La Meca’.
“Cualquier cosa hubiera sido mejor que tu silencio”
Natalia Dicenta, hija de Lola Herrera, interpreta, con gran complicidad entre ambas, el personaje de ‘Elsa Barrow’, profesora de inglés en Ciudad del Cabo, amiga bastante más joven que nuestra protagonista, quien quedó cautivada cuando conoció el magnetismo de la creadora, algunos años atrás. Junto a ellas, Carlos Olalla interpreta, con corrección, el personaje del reverendo ‘Marius’, portavoz de la comunidad afrikáner, inquieta por los hechos y el modo de vida de la veterana y peculiar creadora, pero no solo.
“El mundo ya no es aquel lugar amable en el yo crecí”
Alessio Meloni crea una escenografía en la que priman los aires de taller de trabajo de la escultora, con diversos útiles y aparejos, de todo tipo, apilados, alrededor de los elementos de una casa poco convencional, con los colores y formas étnicas propias del continente africano, donde las velas ponen la luz en la oscuridad y el agua se utiliza fría, también para el aseo personal. Juan Gómez-Cornejo es el responsable de iluminación y Pablo Menor el de vestuario.
“Ellos no solo le tienen miedo, le tienen envidia”
Es en la segunda parte de la pieza, cuando Lola Herrera se desprende de los aires de vulnerabilidad de su personaje y deja traslucir el soberbio poso de su saber hacer interpretativo, al dar la réplica al personaje de ‘Marius’, brindándonos unos minutos de alta intensidad que son lo mejor de la propuesta.
“Este es mi mundo, he conseguido derrotar a la oscuridad”
Antes de comenzar la representación en el Teatro Bellas Artes, asoma un técnico entre los pliegues del telón, quien con gracia y saber hacer, pide, humildemente, que todo el mundo compruebe que tiene apagado su móvil, y que si no puede, o sabe hacerlo, se compromete a ayudar a quien sea necesario para lograrlo, pero durante la sesión sonó un movil en el entresuelo, y no una vez o solo algunas, sino que lo hizo reiteradamente. Además de dejarse el movil encendido, problemas de oído, casi hasta la sordera. Lamentable. Pero casi tan curioso, y molesto, como ello, nos resultó el hecho de que durante los primeros 24 minutos de la representación a la que acudimos, sonara un extraño pitido que tardó demasiado tiempo en ser identificado, y subsanado, por los técnicos pertinentes.
“Igual que aprendí a encender las velas sola, tengo que aprender a apagarlas sola”
Localidades agotadas se anuncian en todas las funciones disponibles y estamos convencidos de que esa buena acogida será constante a través de las paradas que este espectáculo haga por los principales teatros de España. Una buena ocasión para disfrutar del excelente oficio interpretativo de Lola Herrera, estupenda a punto de cumplir noventa años de edad, y de una sugerente historia real de una mujer ante las opciones sobre su propio destino, que termina por afirmar ‘Igual que aprendí a encender las velas sola, tengo que aprender a apagarlas sola‘. Libertad, autonomía y libre elección.
Si alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo hagan saber para ser retirada de forma inmediata