Brasita, perro Chagualo; crítica teatral

03 Jul 2018

Dos pequeñas luces tintinean sobre el espacio que nos acoge, iluminando unas manos que laboran de forma compulsiva sobre lo que parecen ser zapatos; se oyen sonidos de esfuerzo, inspiraciones y expiraciones a ritmo frenético… Cuando nuestros ojos se acostumbran a la luz disponible, comprobamos que tenemos delante dos trabajadores en un pequeño sótano, quienes emplean lo único de lo que disponen: su tiempo, intentando alcanzar un futuro mejor para los suyos …y con ello, también para ellos.

Podrían ser coreanos en China, turcos en Alemania, malteses en Italia, mozambiqueños en Portugal, bolivianos en Argentina, argentinos en cualquier lugar del mundo, senegaleses en España o inmigrantes españoles en Suiza, pero proceden del país de ficción de Braliguay para servirnos a todos de metáfora ante el problema global al que el mundo de hoy es incapaz de dar respuesta: la legítima ansia de un futuro mejor por parte de todas las personas que habitan este planeta, llamado Tierra.

¡Nos faltan 20.328 zapatos!.

Enclaustrados en un sótano oscuro, dos inmigrantes ilegales fabrican zapatos a destajo. Uno de ellos, “el bajo”, ha convencido al otro, “el alto”, de que a base de esfuerzo y trabajo superarían las miserias, sin embargo desde que llegaron hasta aquí, bastantes años atrás, todo sigue igual salvo el número de zapatos que han sido capaces de fabricar. 

“El bajo”, asume el papel de líder e intenta mantener viva la esperanza de “el alto”, aunque él mismo parece haber abandonado cualquier rasgo de ella, entregado a la bebida, mientras “Canelo” el explotador para el que trabajan, sigue haciendo negocio a su costa y ellos no ven ni la luz del día, ni las estrellas de la noche.

“Anoche no tuve pesadillas …¡anoche soñé!”

Los años pasan, los sueños se olvidan, incluso el eco de las voces de quienes dejaron atrás “el bajo” y “el alto”; ellos son ahora los propietarios del taller, tras la venta que les hizo Canelo y nuevos “brasitas” llegan desde Braliguay hasta ese sótano. La vida y el drama continúan.

Brasita, perro Chagualo, es un espectáculo de la compañía argentina La Joda Teatro, estrenado en 2015, actualmente de gira por Europa, con paradas españolas en Málaga, Madrid y Barcelona, que también se exhibirá en París y Zurich.

Este obra ha sido reconocida con el galardón del Concurso de la Comedia Municipal 2017 (La Plata, Buenos Aires), con mención a mejor actor a Flavio Bosco (“el bajo”), mejor dirección general (Emilia Benítez), mejor dramaturgia (Emmanuel Burgueño) y mejor música (Nahuel Doménica);  además de mención literaria por el guion en el III Concurso Nacional de Teatro “Enrique Santos Discépolo” en 2014.

“¿No estarás confundiendo vida con recuerdos?”.

Su paso por Madrid ha sido dentro de III Ciclo de Teatro Argentino organizado por la sala “El Umbral de Primavera”.

Interesante reflexión sobre lo que es el más acuciante problema de nuestro mundo hoy, en el que más allá de las fronteras y el proteccionismo mal entendido, se demuestra que “no se pueden poner puertas al campo” y que es necesario encontrar el adecuado punto entre la solidaridad y el pragmatismo, porque todos alguna vez fuimos inmigrantes o lo seremos, como dice Jorge Drexler en uno de sus temas: “…yo no soy de aquí, pero tú tampoco… somos transhumantes, padres, hijos, nietos y bisnietos de emigrantes …es más mío lo que sueño, que lo que toco…”.