Austeridad y patriotismo

12 Abr 2015

Nos estamos acostumbrando demasiado a que cargos públicos que nos deberían representar a todos, realicen manifestaciones públicas con un alto grado de alineamiento. No me refiero al presidente del gobierno, ni a sus ministros, ni siquiera a presidentes autonómicos o alcaldes, todos ellos son elegidos en base a unas siglas determinadas y, casi, sería entendible una cierta “sensibilidad” partidista en sus manifestaciones, me refiero concretamente a cargos públicos, teóricamente, nombrados más allá de sus colores políticos o filiaciones, hablo de presidentes del Tribunal Supremo, del Tribunal Constitucional, del Defensor/a del Pueblo, etc… y concretamente, en esta ocasión, del Gobernador del Banco de España, cargo cuyo desempeño exige independencia y ser designado por consenso de las principales fuerzas políticas.

Actualmente el banco emisor español está dirigido por Luis María Linde, en cuyo nombramiento se involucró personalmente el ministro de Economía, Luis de Guindos, y sus manifestaciones de los pasados días donde calificó la política de austeridad impuesta como un “acto de patriotismo”, sobrepasan la equidistancia política a la que su cargo obliga, llevándole a asumir más el rol de portavoz de la autoridad política económica vigente, que responsable máximo del supervisor bancario español.

Conviene recordar al Sr. Linde que la única austeridad impuesta ha sido a los trabajadores españoles, tal como se recoge en el informe de la Comisión Europea sobre España: “desde 2009 el tipo de cambio real y el coste no­minal del sa­lario uni­tario han caído en un 13,2% y 4,5% res­pec­ti­va­men­te». La devaluación interna, a través de la bajada de sueldos, vía reforma laboral, ha situado a 12.600.000 españoles en riesgo de pobreza o exclusión social, mientras que el gasto público, que en 2013 era del 41,90% sobre el PIB, siguió creciendo hasta el 44,30% en 2014, y la deuda pública supera ya el 100% del PIB, sin acciones correctoras sobre ello, lo que lleva a la propia Comisión Europea a matizar los efectos de la cacareada consolidación fiscal en España: «el pro­ceso de sa­nea­miento fi­nan­ciero se ha fre­nado en 2014«.

Justificar los efectos de la política económica impuesta en España como “patriotismo” es, como poco, desacertado, cualquier ciudadano convendría en entender que patriotismo es lo contrario a lo defendido por el actual gobernador del Banco de España. Patriotismo es defender los derechos laborales conquistados a través de los años, evitar copagos en sanidad, mantener el sistema de becas en educación y no reducir las prestaciones por desempleo, en resumen defender el estado de bienestar que los españoles nos habíamos dado y disfrutábamos hasta hace muy poco, eso, Sr. Linde, sí es patriotismo.

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