De viaje con Gardel (2)
13 Sep 2017
La mirada de “Lunático” parecía concentrarse en la isla de las Gaviotas, el día estaba ventoso, con lluvia intermitente y un color verde parduzco se había apoderado de las aguas atlánticas que bañaban la orilla montevideana del barrio de Malvín.
Todo eran aceleraciones, más bien, y propiamente, carreras en Villa Yeruá, “El zorzal criollo” había anunciado su llegada por unas horas, y «El pulpo” -Irineo Leguisamo- o “mono”, como solo Gardel le llamaba, aún a riesgo de ser referido por aquel por su segundo nombre de pila: Romualdo …¡que “boludo”!, y todo debía estar en perfecto estado de revista para su mentor, aunque, como casi todas las noches, “El pulpo” se había escapado de su habitación, en el primer piso, para autopremiarse con una “farra” como se merece, por ser el mejor jockey de todos los tiempos.
Un paquete llegó, dirigido a “Legui” y el viejo Maschio se lo hizo llegar, la tarjeta que acompañaba decía: “Mono, te mando un postre que te va a gustar”, dentro otro recipiente de menor tamaño, y en él otro más chico, como juego de “matrioskas”, hasta quedar todo reducido a un sobre plano y en él, un disco sin etiqueta, lo puso en la “vitriola” y se emocionó hasta el extremo de que las lagrimas brotaron en él, era el tango dedicado a él, “Leguisamo, solo”, que nunca nadie cantó como Carlitos.
«Mono: te mando postre que te va a gustar».
«Leguisamo solo!…»
gritan los nenes de la popular.
«Leguisamo solo!…»
fuerte repiten los de la oficial.
«Leguisamo solo!…»
ya esta el puntero del Pulpo a la par.
«Leguisamo al trote!…»
y el Pulpo cruza el disco triunfal.
Raúl me acaba de mostrar Villa Yeruá, reformada hace menos de tres meses, en éste 2017, donde el tiempo parece haberse detenido, hasta el extremo de que, tras abrir la puerta de la “salita” acabo de presenciar la penúltima broma entre el “mono” y “Romualdo”, cuando éste le dijo a aquel: “pibe, eres bueno, muy bueno ..todo un monstruo”, pero no solamente en lo que “hacés”…¡que feo “sos”, mono!; no sin antes invitarme a compartir con ellos una copa de buen malbec, antes de volverme al siglo XXI.
…continuará…