Escenario postelectoral
21 Dic 2015
Pasó el 20-D, ya estamos en el día siguiente y lo que más me ha sorprendido han sido los sesudos análisis de algunos opinadores políticos que condenan el resultado y la situación creada, a unas nuevas elecciones próximamente debido a la “ingobernabilidad” derivada de la composición del nuevo Parlamento.
Lo primero que convendría recordar tras unos comicios electorales es que todos los votos emitidos tienen la misma importancia y que el sumatorio de los mismos arroja un resultado final que es la expresión máxima del deseo democrático de los españoles como colectivo, guste más, o menos, a cualquiera que lo enjuicie o valore.
Los españoles han elegido una composición parlamentaria heterogénea con muchas sensibilidades presentes donde la negociación será la clave y los intereses de corto plazo deberán someterse a las grandes prioridades.
Como primera derivada hay que dejar constancia del retroceso del bipartidismo, entre populares y socialistas, que tras representar en 2011 un 73% de los votos, ahora suponen el 50%; aún así, la única posibilidad de mayoría absoluta pasaría por una gran coalición, al estilo alemán, entre PP y PSOE, que los portavoces del equipo de Pedro Sánchez, rápidamente, han descartado, al entender que sus expectativas electorales continuarían resintiéndose en próximas citas, con un gran costo a su cargo.
Los aires de cambio y regeneración han sido encarnados por ‘Podemos’ y ‘Ciudadanos’ con impresionantes estrenos en el Congreso, de 69 y 40 escaños respectivamente, pero que no les da para protagonizar por si mismos una opción de gobierno.
El ritmo de las apariciones públicas de los portavoces de los distintos partidos, en la misma noche electoral, ya marcó el camino de los posibles pactos. En lugar de aparecer Albert Rivera el primero, como correspondía a su cuarto puesto, fue Pablo Iglesias quien lo hizo, marcando las líneas rojas de lo que podría ser un pacto que les incluyese, a continuación fue Pedro Sánchez quien apareció, reconociendo la victoria de Rajoy y el PP, remarcando que era el candidato popular a quien le corresponde intentar formar gobierno. Cuando Albert Rivera finalizó su alocución, solamente quedaba por comparecer Mariano Rajoy, los bloques ya estaban a la vista.
La principal posibilidad parece articularse en torno al PP con Ciudadanos, habrá que ver en qué grado: votando sí a la investidura o absteniéndose; formando parte del gobierno o realizando apoyos parlamentarios puntuales. Albert Rivera ya ha anticipado que no apoyará con sus votos ni a Mariano Rajoy, ni a Pedro Sánchez, pero habrá que comprobar si consigue no sucumbir a los ofrecimientos del presidente del Gobierno en funciones de España, con sus argumentos alternativos.
La tercera posibilidad es la de un proyecto agrupado entre el PSOE, Podemos y UP, que tampoco alcanzaría la mayoría absoluta, pero ya en otras ocasiones se ha gobernado España en el límite de los 160 escaños. Pablo Iglesias ha condicionado su apoyo a la convocatoria de un referéndum de autodeterminación en Cataluña, lo que supone otra clave compleja a solventar por Pedro Sánchez, teniendo en cuenta que más allá de lo conseguido por PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos y UP, los 26 escaños restantes corresponden a partidos nacionalistas o independentistas.
¿PP+Ciudadanos?, ¿PP+PSOE?, ¿PSOE+Podemos+UP? …lo que es cierto es que es el momento de la política con mayúsculas y que no conviene añorar otros tiempos, cuando más del 90% de los escaños del Congresos se concentraban en los dos grandes partidos históricos; tampoco desesperarse y rendirse pensando en que el resultado no nos vale y que la solución es una nueva convocatoria. Tenemos un resultado que es la voluntad de los españoles y lo que toca es gestionarlo y aplicarlo, con inteligencia y poniendo el foco en las verdaderas prioridades …¿serán capaces de hacerlo, en común, los líderes de la nueva y de la vieja política?.