Música para Hitler, crítica teatral

18 Abr 2025

La biografía de Pau Casals recoge, como hecho cierto, que en 1933 rechazó una invitación para actuar en Alemania dentro de los actos de la celebración por la llegada al poder de Adolf Hitler, haciendo pública su decisión de no interpretar, ni ejercer su profesión de violonchelista y director de orquesta, en ese país, hasta que no hubiera un cambio de régimen político en el mismo.

“El arte no tiene fronteras, la música no pertenece a los Estados”

Música para Hitler, crítica teatral

Sobre la referencia de lo que se conoce de esos hechos ciertos, Juan Carlos Rubio y Yolanda Garcia Serrano construyen una dramaturgia que ficciona esa realidad, ubicándola diez años más tarde, en 1943, en Ville Colette, en la localidad francesa de Prades, cuya dirección sobre la escena asume el propio Rubio.

“La música no obedece, la música es libre”

La trama se desencadena a partir del personaje de ‘Johann‘, un militar nazi que ha llegado como responsable de la zona militar donde vive Casals, que en su vida civil era violonchelista, como su admirado maestro, al que vió por primera vez cuando era niño, acompañado de su madre, e incluso pudo saludar en persona. En esa doble perspectiva de interés radica la carga dramática del planteamiento, ‘Johann‘ conoce la implicación de Casals y su ayuda, tanto a la resistencia aliada durante la ocupación de Francia, como a los refugiados españoles huidos al norte de los Pirineos.

Música para Hitler, crítica teatral

“Siempre se puede elegir”

La residencia compartida por el maestro Casals con Francesca Vidal i Puig la compañera de sus últimos años, a quien cariñosamente se refería como ‘Titi‘, con quien se casaría ‘in articulo mortis‘ en 1955, es representada a través de una curiosa, y eficaz, escenografía circular que se cierra sobre si misma, con los movimientos realizados por los propios intérpretes, diseñada por Leticia Gañán y Curt Allen Wilmer, contando con las adecuadas aportaciones de José Manuel Guerra en iluminación, Pier Paolo Álvaro en vestuario, Enrico Barbaro en asesoría musical y Chema Noci en maquillaje y peluquería, cuyo acreditado oficio no es empleado en conseguir una recreación física de Pau Casals, optando por que sea el excelente oficio actoral de Carlos Hipólito (Burro, El proceso, Oceanía, Macbeth, Copenhague, La mentira, El créditoy su gran capacidad interpretativa, lo que nos aproximen al maestro nacido en Vendrell, desde la naturalidad y el saber hacer.

«No toquéis notas (en la música), sino lo que significan las notas» (Pau Casals)Música para Hitler, crítica teatral

Kiti Mánver (Juntos), interpreta a ‘Titi’, de manera eficaz, en giros llenos de socarronería que comparte con el protagonista. Junto a ellos Cristobal Suárez (Misericordia, Ricardo III, Antígona, Misántropo) encarna a ‘Johann‘, el oficial nazi, desempeñando dos de los momentos de mayor intensidad, por un lado, en el prólogo, mientras se viste con sus ropajes militares, donde no falta la esvástica, enmarcado por el sonido de la Suite nº1 de Bach, pieza con la que Casals alcanzó la excelencia máxima; y por otro lado, en el desenlace, tras recibir una lección de su maestro y sorprender a éste con el giro final. Completa el elenco Marta Velilla (Misericordia), que interpreta a la sobrina de Casals, quien se ubica en esa misma residencia al cuidado de su tio, cuando, según se afirma, aún es menor de edad.

“Escuche dentro de usted”

El hecho histórico del que parte esta propuesta es muy interesante, pero la dramaturgia que lo desarrolla es excesivamente correcta y descriptiva, evitando las aristas más incómodas. El conflicto se gestiona a base de los perfiles del personaje de ‘Johann‘, eso sí, destacando la toma de posición de Pau Casals frente al horror del nazismo, asumiendo lo peor, hasta el extremo, incluso, perder su vida. Recomendable espectáculo.

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