Hoy tengo algo que hacer, crítica teatral
en Teatro
27 Nov 2024
Es Pablo Rosal uno de los dramaturgos españoles actuales con un perfil más marcado y reconocible, con un talento evidente. Su manejo de las palabras, los perfiles de los personajes que crea, con la descripción que de los mismos hace, su capacidad para deslizar, desde la aparente naturalidad y sencillez, planteamientos de gran carga filosófica, con el brillante recurso de la ironía y un contenido uso del cinismo, solo en la pizca necesaria para que la crítica que anida bajo su prosa sea eficaz y llegue, de forma adecuada, a destino, le hacen poseedor de unas señas de identidad propia, manejándose, como pez en el agua, alrededor de los límites del absurdo, en equilibrio entre el costumbrismo y nuestra contemporánea actualidad del siglo XXI. Verbo brillante, que además hace oportuno y pertinente, a la hora de narrar y crear.
“Todo es interesante en este rincón, desde la hormiga al elefante que va a entrar, pirámides, barcos, bellísimas coreografías, ya verán…”
Tras obras tan bien acogidas por el público como ‘Los que hablan‘ o ‘Castroponce‘, presenta actualmente en el Teatro del Barrio, galardonado este año como ‘Premio Nacional de Teatro’, su propuesta ‘Hoy tengo algo que hacer’ en el que cuenta con el complemento perfecto para su dramaturgia, de Luis Bermejo (El traje, Los santos inocentes, Los que hablan, Los mariachis, Los jugadores) en la interpretación de este monólogo, dotando al personaje de ‘José Luis’ de unos perfiles que combinan, estupendamente, los rasgos del pícaro, con formas y aires de erudito, vestido de elegante levita en el inicio de la pieza, de la que se despoja, para dejarla cuidadosamente doblada sobre el banco del parque frente al que nos saluda, diciendo: “Bueno pues, ¡allá voy!. Ahora que he conseguido formar el corro, abrazo primigenio, no lo voy a soltar…”
“Estoy solo, aquí, en esta gustosa batalla con el lenguaje y el relato. Nada ya puede detener este prorrumpir, esta profusión, propagación, pululación verborreica: esta plétora de sabrosas palabras”
‘José Luis’ nos habla de su ansia por encontrar algo que hacer, buscando en clave existencialista cuál es su obligación diaria, y sobre ello pregunta a unos y a otros, a nosotros que nos tiene enfrente y también a cuantos personajes ficcionados se cruzan en su aventura, desde Ernesto ‘el especialista’, Isabel ‘la profesora’ o Julián ‘el activista’, hasta Pedro ‘el hortelano’, María ‘la erudita’ o ‘la extraordinaria’ Margarita, acompañado de César, su fiel perro; aunque todo ello responda, básicamente, a la hábil dramaturgia de Pablo Rosal para deslizar el planteamiento de que solo la aceptación de ‘no tener nada que hacer’, llegado el caso, nos permitirá, a los humanos en general, liberarnos.
“Permítanme llenar su cabeza de versos, déjenme pensar por ustedes en este trance: rimar es amar” … “Lanzo palabras como cabos en busca de amarres”
Luis Bermejo disfruta de la interpretación de ‘José Luis’, permitiéndose algunos espacios, y libertades, para exhibir sus grandes dotes, además de cómicas, de improvisación, deleitándonos en la forma en la que nos describe como se debe comer un ‘quesito‘, interpelando, juguetón, a un espectador para que éste lea los títulos de los siete ‘tratados‘ que forman el texto o abordando a una espectadora que abandona la sala a mitad de representación, preguntándola “¿a dónde vas?, que ahora viene lo mejor”, obteniendo la respuesta de que su destino era el aseo, a lo cual el responde “¡mira que bien, que tienes algo que hacer!”, tras lo cual se mantuvo en escena, pendiente de volver a franquear la puerta de acceso a esa espectadora, que hizo minutos después, mirándola a la cara, diciéndole: ¡que liberada vienes!, generando que las risas y sonrisas fueran generales en la sala.
“¿Hay que aprovechar el día?, ¿Qué es lo que hay que hacer?, ¿salgo, o no? …¿Qué se puede hacer?, ¿Qué tengo que hacer ahora mismo?…”
Mónica Boromello es la responsable del sencillo, pero eficaz, diseño de escenografía, en el que la iluminación aportada por Raúl Baena y Eduardo Vizuete juega a favor.
“Han sido ustedes, al detenerse, ‘los que me han dado algo que hacer’ y eso es la mayor ofrenda que conozco. En esta ágora cósmica, palacio de todas las derrotas, muchas gracias, querido público.”
Magnífico resulta el tandem que forman Pablo Rosal y Luis Bermejo en esta propuesta, consiguiendo nota sobresaliente para el espectáculo que nos brindan, todo un divertimento tras la el cual hay una filosofía de vida presentada con las claves de una historia, bien contada, que permite que el buen humor, también la dulzura y las emociones, impregnen el espíritu de los espectadores al abandonar la sala, convencidos de haber presenciado una de las propuestas teatrales que recordaremos de esta temporada 2024/2025. Hagan lo posible por acudir a una de sus funciones y no pierdan la oportunidad. Los miércoles y los jueves en el Teatro del Barrio.
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