The Second Woman, crítica teatral
14 Nov 2024
Expectación máxima ante una función teatral anunciada con una duración ininterrumpida de 24 horas, protagonizada por la solvente actriz que es María Hervás, en la que interactúa con cien hombres en la repetición en bucle, pero con matices formales, de una misma escena, en un tiempo de entre diez y doce minutos, dependiendo de la forma, el tono y la diferente química que cada partenaire sea capaz de generar con la interprete, quien, por otra parte, cuenta con instrucciones precisas sobre lo que hacer y, sobre todo, con lo que no hacer. La realidad es que hay muchas más normas, que libertad creativa o improvisación.
“Siento haberte dejado tirada”
El espectáculo ‘The Second Woman’, creado por Nat Randall y Anna Breckon, presentado en Londres el año pasado, ha hecho parada en la Sala Verde de los Teatros del Canal, de Madrid, desde las 18 horas del 9 de noviembre, hasta la misma hora del día 10 de noviembre, tras exhibirse en otros teatros de ciudades españolas.
El título, y la idea original, parte la película ‘Opening night‘ cuya trama se desarrolla en torno al estreno de una obra de teatro llamada ‘Second Woman’, y ahí, junto con el exceso de alcohol en ambas propuestas, finalizan los parecidos.
“¡No te merezco!”
Lo primero que hay que señalar es que el escueto texto preparado por las creadoras para la escena, de diez minutos, que se repite hasta cien veces, no obedece a una fase, fragmento o momento de la película, sino que son retazos parciales, en forma de citas aisladas, que como en un corta y pega se incorporan el dialogo preestablecido, que, por si mismas no son capaces de trasladar la esencia del planteamiento del film escrito por John Cassavetes, para ser protagonizado por su esposa Gena Rowlands, como ‘Virginia’, en un reparto del que, también, formaba parte el propio director e, incluso, su suegra, Lady Rowlands.
“Aquí estoy, mendigando otra vez…”
Muy poco hay del personaje original de ‘Virginia’ en esta puesta en escena teatral de ‘The Second Woman’, aquella es una mujer adentrada en su madurez, angustiada porque siente cerca, aunque no lo esté, el ocaso de su vida profesional y personal, aún manteniendo un gran atractivo. La mujer que recrea María Hervás, entendemos que de acuerdo a las indicaciones recibidas por parte de Randall y Breckon, porque su capacidad actoral es muy notable y capaz de interpretar cualquier rol, es una mujer poderosa y segura de si misma, en la plenitud de su belleza, elegante, un punto arrogante y distante, nada en ella da indicios de atravesar una crisis como la que sí vive el personaje interpretado por Gena Rowlands en ‘Opening night’.
“Si ya no te parezco interesante, me lo puedes decir…”
La programación de esta obra, dentro del 42º Festival de Otoño, contemplaba cinco posibilidades de tipos de localidades, una válida durante las 24 horas de a propuesta, y cuatro concretas para periodos de seis horas, desde las 18 horas del 9 de noviembre, a la misma hora del día siguiente, 10 de noviembre. Personalmente opté por presenciar ocho escenas consecutivas en lo que podríamos denominar la ‘hora canalla’ pasada la medianoche, en las primeras horas de la madrugada del pasado domingo.
“En realidad, nunca me has considerado inteligente…”
La escenografía diseñada por ‘Future Method Studio’, tiene como elemento principal un cubo, cuyos lados translucidos dejan ver lo que ocurre en él, en cuyo seno permanece el personaje protagonista toda la duración de la propuesta, con la excepción de quince minutos cada dos horas, paréntesis que son utilizados por María Hervás para su descanso y recuperación. A la derecha del cubo, una pantalla sirve imágenes de lo que va ocurriendo durante la propuesta, que son grabadas por un equipo de cámaras visibles desde la escena, que quedan ubicadas en la parte izquierda, con destacadas apariciones de sugerentes primeros planos de la interprete revestida de su rol. Adecuadas aportaciones de Amber Silk & Kayla Burret en iluminación y Nina Buchanan en sonido.
“Crees que no soy lo suficientemente buena”
La capa cromática que domina sobre la escena tiene el rojo como estandarte, aunque con algún pequeño matiz, rojo es el elegante vestido de la protagonista, pero las sedas que marcan el espacio del cubo parecen más granates, mientras que el pequeño luminoso de ‘The Second Woman’, situado en la esquina superior izquierda del cubículo (visto desde la platea), da un efecto rosáceo. Rojo, también, es el color de la toalla que se utiliza en el ‘carrito bar’, al igual que el de la tropical planta de la flor del amor (anthurium) que decora el mueble sobre el que se ubica el aparato de música, al fondo del cubo.
“Creo que eres increíblemente compleja”
Observadas las ocho escenas que presenciamos, y más allá de las peculiaridades subjetivas que aportaban cada uno de los ocho partenaires, ninguno profesional de la interpretación (al menos en esa franja horaria), queda de manifiesto que todo lo que ocurre obedece a un estructurado planteamiento del que forman parte desde la posición de inicio de cada escena, siempre con la protagonista mirando hacia las cámaras, en posición diagonal al público, el recipiente de sopa china que ella arroja a cada uno de sus compañeros/as, a su repetido tropiezo tras servir unas copas y a las labores de limpieza que asume, al final de cada cuadro, para recomponer lo que se haya descolado, usado o que esté fuera de su lugar original, tras haber realizado el intento de entrega de 20 euros, extremo que en los ocho casos que presenciamos, fue rechazado por la mayoría. La norma y las instrucciones previas prevalecen, siendo evidente el poco margen de maniobra del que disponen las parejas (hombres, mujeres y género no binario) que se le presentan a María Hervás, quien rechaza cualquier ‘salida de guión’, recomponiendo a su compañero/a con la frase de ‘por ahí, no’, salvo que la oportunidad de ese guiño provoque alguna carcajada entre el público, lo cual sí es permitido.
“¡Te quiero!”
Si el personaje de ‘Virginia’ en esa ficcionada obra teatral de ‘Second Woman’ que forma parte de la película ‘Opening night’, está alejado del que aquí se representa, más sucede, aún, con el personaje masculino de ‘Maurice’ del que nada queda, por lo vacuo de las frases que le son asignadas por decisión de Randall y Breckon, más allá de cómo se le interprete y de quien lo haga. Nos atrevemos a sugerir al lector de estas líneas que se anime a buscar la película en alguna plataforma y establezca su propio paralelismo.
María Hervás (Iphigenia en Vallecas, Pingüinas) salda con alta nota su paso por estas veinticuatro horas ante el público, lo cual no nos sorprende, pues ya sabíamos de su capacidad, entrega y gran dote interpretativa.
“Creo que deberías irte…”
La propuesta en sí, muy interesante en su planteamiento, se queda más en un intento, que en la realidad de lo que prometía. Demasiado rígida y con poco margen creativo dentro de una experiencia teatral anunciada como innovadora y rupturista.
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