Aroma a Tamayazo
27 May 2015
El paso del tiempo da la perspectiva real a las cosas que suceden, que al ocurrir pasan más desapercibidas por falta de contexto.
Pronto se cumplirán doce años de los hechos denominados como “Tamayazo”, fue el 10 de junio de 2003, habían transcurrido dos semanas de las elecciones autonómicas, PSOE e IU sumaban 56 diputados en la Asamblea de Madrid, mientras el PP tenía 55 diputados, pero al ir a votar la investidura de Rafael Simancas como presidente de la Comunidad de Madrid, había dos ausentes entre las filas del PSOE: Eduardo Tamayo Barrena y María Teresa Sáez Laguna. Las elecciones tuvieron que repetirse y los hechos catapultaron a Esperanza Aguirre Gil de Biedma a su primer mandato como presidenta de la Autonomía madrileña.
En esta docena de años la ocupación del poder en Madrid por parte de quien le gusta ser reconocida como “lideresa” fue total, no hubo organismo púbico que no controlara, fagocitó Caja Madrid hasta su extenuación, colocando en ella “propios” que incluyeron a su secretaria particular, privatizó el Canal de Isabel II, manipuló torticeramente Telemadrid, coartó la libertad de los alcaldes pertenecientes a su propio partido, que no tuvieron autonomía de nombramiento sobre sus colaboradores, creó una red clientelar de asesores a cargo del erario público, privatizó la sanidad, priorizó la educación privada sobre la pública; pero eso sí, no supo nunca nada de Gürtel, nunca sospechó nada sobre la red Púnica, no tiene nada que ver con que su número dos, Francisco Granados, hiciera negocios ilegítimos que aún le mantienen en la cárcel de Estremera que él mismo inauguró, bajo la presidencia de Esperanza Aguirre, y tampoco tiene nada que ver en que su delfín, y sustituto efímero al frente de la Comunidad de Madrid, tenga un patrimonio del que forma parte un ático en Estepona, adquirido a través de una sociedad “offshore”, con muchas dudas en su procedencia, habiendo sido denunciado por un comisario de policía por intento de extorsión.
El 17 de septiembre de 2012 anunció su retirada de la vida política, con el argumento de un problema de salud y de dedicarse a su familia, pero su reaparición para encabezar la lista del PP al Ayuntamiento de Madrid en las elecciones del 24-M, podría entenderse como que fué un movimiento para intentar desmarcarse de los casos Gürtel y Púnica entre gente de la organización territorial presidida por ella y poner distancia. Entre ambos momentos le dió tiempo para ejercer de “cazatalentos” en el sector privado, por cuya actividad ingresó en el año 2013 la cantidad de 369.000 euros, sin que le limitase para ello la falta de acierto que tuvo al captar como colaboradores a Manuel Lamela y Juan José Güemes -imputados por prevaricación y cohecho-, Alberto López Viejo, -imputado, entre otras cosas, por cobrar, presuntamente, un 10% de todos los actos organizados por el PP de Madrid-, además de otra larga lista de “aciertos”: Benjamín Martin Vasco, Alfonso Bosch Tejedor, Carlos Clemente Aguado, Guillermo Ortega, Ginés López, Jesús Sepúlveda, José Ignacio Fernández Rubio, Miguel Rodríguez Bonilla, Miriam Rabaneda, Luis Partida, Clara Torres, Raúl López o Iñigo Henriquez de Luna.
Pero de vuelta al momento actual del año 2015, entre ayer y hoy, la inquieta Esperanza Aguirre ha propiciado diferentes iniciativas “creativas” en relación al Ayuntamiento de Madrid, primero ofreció el apoyo del PP, con sus 21 concejales, a Antonio Miguel Carmona (PSOE) para ser nombrado alcalde, buscando evitar que lo sea Manuela Carmena (Ahora Madrid); y hoy ha lanzado la idea de una gran coalición, con la misma idea, a la que propone unir a Ciudadanos. Ni para una, ni para lo otra, ha encontrado eco en PSOE y C’s, pero el “aroma a Tamayazo” vuelve a inundar la primavera de Madrid doce años después y hay demasiados símiles entre aquel momento de 2003 y éste de 2015; los fantasmas de aquellos momentos vuelven a aparecer por la escena y quedan unas largas semanas, de nuevo en junio, hasta que el nuevo Ayuntamiento quede constituido. La intriga continua, hay demasiados intereses.