Polar, crítica teatral
16 Jun 2024
Tres historias diferentes, quedan compuestas como partes de un todo que es calificado por su autor, Rulo Pardo (Tras los balcones, Naufragios de Álvar Núñez), como ‘comedia ecológica’; cuyo hilo conductor queda expresado por la venganza que la naturaleza aplica a los responsables del desastre climático que ya se nos ha venido encima, bien sea a través de la ‘Filomena’ que invadió nuestras vidas y haciendas, bien a través de tormentas tropicales, tifones y otros fenómenos.
“Yo utilizo mucho ‘pre-‘ …quizás queda pretencioso, pero no es premeditado”
Hace tres años, Pardo hizo ver su particular dramaturgia con el espectáculo ‘Ronejo’, en el Teatro de la Abadía, y ahora plantea esta comedia trágica para alertar de las consecuencias que se nos vienen encima ante el cambio climático, resultado de los abusos que los humanos que poblamos este planeta llevamos cometiendo demasiado tiempo y es que ante la evidencia de que los recursos son limitados, también los naturales, los protagonistas creados por el autor en esta pieza afirman: ‘Yo no había pensado que soy comida‘ …’Cuando falla el alimento, hasta la persona más poderosa es un buen trozo de carne‘. No será por falta de alertas.
“¿Cómo me puedo sentir, a la vez, culpable y en paz, con la la naturaleza?”
La primera historia/escena recrea una surrealista conversación entre un matrimonio separado, él algo débil y pusilánime, bien representado por Secun de la Rosa (Los asquerosos, Hombres que escriben en habitaciones pequeñas, El jardín de los cerezos), solicita a su ex-mujer su opinión respecto a la secuela de una conocida película que le han ofrecido dirigir, ella, neurótica y excesiva, muy convincentemente recreada por Natalia Hernández (Misericordia, Fundamentalmente fantasías para la resistencia, Shock 2 [La Tormenta y la Guerra], Shock [El cóndor y el puma], La Ternura, Edipo Rey), rechaza el proyecto, discuten y aparecen los reproches… hasta que se desencadena un incidente totalmente sorprendente, pero muy bien representado, en el que la acertada escenografía diseñada por Silvia de Marta es pieza fundamental, contando con la adecuada aportación de Marino Zabaleta en iluminación y Mariano Marín en el espacio sonoro.
“¿’Borde’ es un insulto u otra expresión?»
Para conseguir continuidad entre las diferentes historias/escenas se recurre a la narración, en voz en off de Aitana Sánchez-Gijón, al tiempo que se cubre la escena con un cortinaje con dibujos alusivos a un bosque.
‘¡Una buena hostia hace milagros!”
La segunda historia/escena se desarrolla en un bar en el que se enfrenta el personaje femenino de una mujer vegana, interpretado por Cristina Gallego, y el masculino con perfiles claramente machistas, que recrea Chema Adeva (Celia en la revolución, El jardín de los cerezos, Luces de bohemia, Los Mácbez). El diálogo busca confrontar y lo consigue, no caben dos perfiles más opuestos, todo muy previsible, se hace expresión de la incomodidad y se abusa de lo escatalógico.
“Yo no había pensado que soy comida”
Para finalizar, en la tercera historia/escena, un biólogo, recreado por Secun de la Rosa, se topa con una osa polar totalmente humanizada en la piel de Natalia Hernández, hambrienta y resignada, aunque quizás sea en orden inverso, quien más allá de cualquier razón filosófica que pudiera plantearse, atiende a su propia necesidad, después de argumentar sobre lo delgada que está y que si algo le sobra son pellejos. La voz de la naturaleza.
“Cuando falla el alimento, hasta la persona más poderosa es un buen trozo de carne”
La calificación dada por el propio autor y director a esta obra, como ‘comedia ecológica’ queda algo sobredimensionada, aunque lo que sí hay es denuncia de la situación climática que vive el planeta que habitamos, a cuyas razones no somos ajenos. A destacar, al margen de la escenografía como ya comentamos, la entrega de los cuatro solventes intérpretes.
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