Los amigos de ellos dos, crítica teatral
07 Jun 2024
¿Cuánto tiempo sería capaz de esperar usted en una cita sin que llegue quién espera?, ¿minutos, una hora…?, ¿más o menos, dependiendo de si está usted acompañado o solo?.
“¿Han llegado?”
En la pieza teatral ‘Los amigos de ellos dos‘, con dramaturgia de Matias del Federico (Bajo terapia) y Daniel Veronese (Espia a una mujer que se mata, Invencible, Bajo terapia), también dirigida por éste, una pareja, ‘Nicolás‘ y ‘Liza‘, espera la llegada de sus más íntimos amigos, con los que cenan todos los jueves desde hace más de doce años, lo hacen en un salón privado de un restaurante elegido, como siempre, por sus amigos. El tiempo va transcurriendo mientras charlan, en un ambiente de total costumbrismo, como otras tantas parejas entre un hombre y una mujer, son personas normales y discretas, que estarían en el anonimato dentro del conjunto, lo cual recrean estupendamente tanto David Lorente (El bar que se tragó a todos los españoles, Naufragios de Álvar Núñez), muy dotado para la comedia, y Malena Alterio (Los que hablan, Atchúusss!!!), quien además añade, desde la máxima sencillez y naturalidad, un cierto punto irónico que le sirve muy bien para adentrarse en los terrenos del surrealismo y el absurdo.
“Ellos casi siempre llegan tarde”
La escenografía diseñada por Elisa Sanz es minimalista, cuyo elemento principal es una sencilla mesa pino con cuatro sillas en el centro del espacio, con el largo muro que acota el salón luciendo unas lamparas de forma vertical, logrando que el conjunto tenga un cierto aire oriental. Adecuada aportación de Pedro Yagüe en la iluminación.
“¡Soy tu marido, no un enemigo!”
¿Han llegado?, pregunta él, ‘Nicolás‘, para a continuación plantear a ‘Liza‘ lo mal que se siente con los continuos retrasos que les hacen sufrir sus amigos en todas y cada una las ocasiones en las que quedan con ellos, afirmando: ‘¡ellos siempre llegan tarde!‘, proponiendo que ‘ellos deberían enterarse de lo que nos pasa‘, cuestión que rechaza ‘Liza‘, preguntándose en voz alta ‘¿sin ellos, que sería de nosotros dos?’, abundando en su línea argumental ‘somos un matrimonio normal’ y ‘ellos son más interesantes que nosotros’.
“Ellos deberían enterarse de ésto que nos pasa”
Hasta aquí el planteamiento responde a una de tantas comedias costumbristas de los últimos tiempos que recrean un cierta disputa, con replicas y contrarréplicas, en el seno de un matrimonio.
La espera, digamos, que hasta 30′ puede ser una escena extraída de la realidad de muchos posibles personajes, pero a partir de ahí, y hasta los 90′, nos adentramos en el desarrollo de un ensayo sobre la convivencia, las propias expectativas y las relaciones con los otros.
“Que triste lo que dices …y como lo dices”
Es en este momento cuando el desarrollo muta hacia tragicomedia, alejándose de los terrenos de la realidad convencional, el tiempo parece detenerse, y ‘Liza‘, psicóloga en un hospital, comienza a ejercer de ‘coach‘ con su propio marido, a partir de los complejos que él deja expuestos: ‘siempre he sido un tonto y ahora te estás dando cuenta’, ‘¿estás conmigo porque no puedes tener otra cosa?’, ‘lo que quiero decir es que la vida es injusta con nosotros dos’. Ella le intenta dar ánimos y hacerle ver todas las cosas buenas que tienen, entre ellas su hijo en común, pero sus argumentos van incorporando crudeza y ante los deseos de cambio de él, ella le pregunta: ‘¿con tu pobre fuerza de voluntad crees que vas a poder cambiar tu ‘pobre’ realidad?’.
“¡Me cansa escucharte, Nicolás!”
El viaje sin retorno prosigue y lo que empezó siendo la posibilidad de otra cita más para cenar con sus exitosos amigos, ella diseñadora de moda que todas las semanas viaja a París para acudir a desfiles internacionales y él reputado abogado, con clientes, cuyos casos, le hacen aparecer en las televisiones cada poco, y muy alejado del convencional despacho de ‘Nicolás‘, también profesional del derecho, evoluciona hacia la destrucción de la pareja a través de ciertas revelaciones que, tras el giro final, quedan en recuerdos de una batalla ante un futuro que ya no será, nunca, como lo fue el pasado, porque, tal como expresó Aristóteles, ‘cada uno es dueño de su silencio (pensamientos) y esclavo de sus palabras’.
“¡Bienvenida a la puta realidad!”
Espectáculo con el que Matias del Federico y Daniel Veronese aportan una interesante variación a las habituales representaciones de disputas matrimoniales, al tiempo que deslizan la reflexión sobre la cuestión de como nos relacionamos con los demás, en el que brillan las interpretaciones de Malena Alterio y David Lorente, sin duda una de las claves del gran éxito de público que está teniendo esta propuesta, con las localidades agotadas para todas las funciones y desde los primeros días de programación, en la Sala Max Aub de las Naves del Español en Matadero.
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