Las aves, crítica teatral
15 May 2023
De nuevo llegan ‘Las aves’ a Madrid. Esta clásica obra fue escrita hace 25 siglos por el gran Aristófanes (444 a.c.-385 a.c.), cumbre de la comedia en la época clásica, quién en ella construye una gran sátira a la vida y política ateniense contemporánea a él, que comienza con dos hombres, en la madurez de su vida, que hartos de la vida en la gran polis helénica, con sus discusiones sobre leyes y política en general, buscan un lugar donde comenzar una nueva vida. En su viaje, y de forma fantástica, comienzan a interactuar con pájaros que en su camino aparecen y en esa hiperbólica conversación uno de los hombres propone que las aves deberían dejar de volar y en lugar de ello, construir una gran ciudad en el cielo desde la que gobernar a los hombres y a los mismos dioses.
“Yo no veo gallos o gallinas, yo solo veo aves”
La fábula que Aristófanes propone en ese ilusorio comienzo, es recogida por Joan Yago para aportar su particular visión y crear su versión de esta obra, en una dramaturgia que utiliza el andamiaje de la pieza original, contemporizando al máximo los detalles de la misma, estableciendo un conseguido paralelismo entre nuestros días y la vida de hace casi dos mil quinientos años, demostrando que nada ha cambiado demasiado en la historia del mundo, ni en quienes lo habitamos.
La compañía de teatro ‘La Calórica’ ha convertido esta propuesta en una de sus esenciales piezas reportorio, habiendo obtenido varios galardones y reconocimientos, como los Premios de la Crítica Teatral (2019) al vestuario y mejor actor de reparto (Xavi Francés) y los Premios Teatro Barcelona (2019) como mejor espectáculo de pequeño formato y mejor actor de reparto (Aitor Galisteo-Rocher), visitando de nuevo Madrid, programados en el Teatro Pavón, aportando su particular humor y visión satírica de la realidad social del momento.
“Mira, que un ciudadano europeo tenga, a día de hoy, una vida digna y edificante ya es, en sí, tarea compleja. Pero si este ciudadano sufre la maldición de haber nacido hombre, blanco y de clase media-alta… el anhelo se vuelve directamente inalcanzable”
Ahora son ‘Pistetero’ y ‘Evélpides’, una pareja de jóvenes impregnados de aires de lo que se conoce como neoliberalismo, ella hija del dueño del despacho de abogados donde trabaja y él un ‘trepa’ que, a través de su relación de pareja, se hizo con el poder allí a pesar de ser un recién llegado, quienes tras acabar de cometer un delito fiscal huyen de la ciudad buscando un lugar en el que ocultarse y evitar las consecuencias de sus desmanes, quienes protagonizan el encuentro con ‘Las aves’, para que ‘Pistetero’, rigurosamente vestido al modo ‘celebrity’ del estilo Juan de Avellaneda, se presente en la asamblea de todos los pájaros y animales alados para proponerles la construcción de una nueva ciudad sobre las nubes, desde la que gobernarán a los hombres. Su tesis triunfará y no solo eso, sino que será nombrado líder del máximo de ese nueva mundo, como su Rey.
“¿Usted nos está llamando populistas a nosotros?”
El foco de ‘La Calórica’ se pone en el populismo y en todas las expresiones, en forma y fondo, que lo alientan; desde esos líderes que prometen cambiar el mundo para que lo único que vaya a mejor sea el nivel de su propia vida y prebendas, a los que ponen en el altar de sus prioridades el libre mercado, la libérrima competencia y el derecho individual por encima de todo. Cualquier idea dentro del abanico de la política es puesta en el centro de la diana, porque la verdadera cuestión que se desliza en el desarrollo de la propuesta en forma de pregunta es ¿Que queda realmente democrático en nuestras democracias occidentales?.
“El dinero siempre es el problema”
Una secuencia de escenas en la que no falta la presencia de todos los entes polémicos de la sociedad, donde la Justicia es representada por un juez con algo más que tics hitlerianos (representada por Aitor Galisteo-Rocher), las religiones, encarnadas por la católica y sus complicaciones con la pederastia, y las fuerzas armadas representadas por una mujer algo vasta, un punto ruda y desabrida. Aunque es la recreación de la escena familiar de una cena, en el hogar de cuatro palomas la que mayor carga sarcástica tiene, color gris dominando la gama cromática, con el padre, albañil de profesión, con el ala rota pero decidido a acudir a trabajar para no poner en peligro su puesto de trabajo, el hijo algo ausente y punto colgado, la hija militante política sin pasar de las palabras y la madre buscando el equilibrio imposible entre los miembros de su familia, con todos picoteando alpiste de sus platos, mientras cuestiones como la reivindicación de una vivienda digna o un puesto de trabajo, son contrapuestos frente al conflicto generacional. Sin poder dejar de reseñar la escena en la que aparece la ‘Democracia’, en imagen decadente, dispuesta a ser utilizada por quien ejerce el verdadero poder, representado por un fondo de inversión.
“Este es el único sistema posible. Individuo, propiedad y competencia”
Mención especial para la recreación del ‘capitalismo’ hecho personaje (interpretado por Xavi Francés), vestido como si de un afamado cantante ‘pop’ se tratase, en una secuencia mucho más conseguida que la ordenación de determinados países en base a su (poca) calidad democrática donde más allá de Qatar o la República Popular de Corea, también se incluye a Francia.
Bajo la dirección de Israel Solà, Albert Pascual es el responsable tanto de escenografía, como de iluminación y vestuario, pero es en este último aspecto donde más destaca su prestación, con las aportaciones de Guillem Rodriguez (con colaboración de Arnau Vallvé) en el espacio sonoro y Anna Rosillo en caracterización.
“La democracia es como una salchicha… A todo el mundo le encanta… pero nadie quiere saber de qué está hecha”
El esperpento es el rasgo diferencial que marca este espectáculo y en ello tiene mucho que ver, más allá del texto, las interpretaciones del elenco compuesto por Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López y Marc Rius.
Una buena ocasión para reírse del mundo en el que habitamos, aunque algunos pasajes nos hagan removernos incómodos en nuestros asientos. La sátira está más conseguida en unos pasajes que en otros, pero los perfiles de la fábula creada por Aristófanes, hace veinticinco siglos, llegan con absoluta vigencia y eso habla de lo oportuno de esta recomendable revisión realizada por ‘La Calórica’ con la colaboración del Festival Temporada Alta y el soporte de la Sala Becket.