Emmanuel Macron: demasiado joven para ‘jarrón chino’
30 Ene 2023
El catorce de mayo de 2017 Emmanuel Macron se convirtió en presidente electo de la República Francesa. Ese día aún no había cumplido los cuarenta años de edad, los cuales alcanzó el veintiuno de diciembre de ese año, ya instalado como inquilino en el Palacio del Elíseo.
«Estamos viviendo el final de lo que podía parecer una abundancia» (Emmanuel Macron, 24 de agosto de 2022)
El sistema electoral presidencial francés limita la posible reelección a que suceda en una única ocasión, pudiendo optar de nuevo a ello tras pasar por un periodo de no ejercicio del poder. Macron ya está en su segundo mandato consecutivo
La paradoja es que en un mundo donde la longevidad va en alza y las edades de jubilación se alargan como tendencia, un presidente de Francia elegido inicialmente con 39 años, se encamine a ser la mayor parte de su vida lo que definió Felipe González, en su día, con gran acierto, como un ‘jarrón chino’, algo muy valioso (oficialmente) pero con lo que no se sabe muy bien que hacer, terminando por estorbar más que otra cosa.
“Los expresidentes (de Gobierno) son como jarrones chinos en apartamentos pequeños. Todos les suponen un gran valor, pero nadie sabe dónde ponerlos y, secretamente, se espera que un niño les dé un codazo y los rompa”(Felipe González)
Quien en su día fuera conocido, en la clandestinidad, como ‘Isidoro‘, sabe bien de lo que habla, pues alcanzó la presidencia del Gobierno de España con 40 años (1982) y la abandonó con 54 años (1996), acumulando desde entonces (27 años) el doble de tiempo de su vida como ‘jarrón chino’ que como presidente, habiendo sido quien más tiempo ha ocupado ese desempeño en todo el siglo XX en España y lo que va de XXI (salvando el periodo representado por la dictadura).
Volviendo a los antecesores de Macron al frente de la República de Francia, Hollande fué elegido con 58 años y cesó con 63 años, Sarkozy con 52 y se mantuvo hasta los 57 años, Chirac fue elegido para su primer mandato con 63 años, cesando definitivamente con 75 años; Mitterrand accedió al poder con 65 y lo abandonó con 79 años, y tres tótems del republicanismo francés, como Giscard d’Estaing (55 años), Pompidou (63 años) y De Gaulle (79 años), se mantuvieron en el Elíseo hasta una edad mucho más avanzada de la que tendrá cuando lo abandone (previsiblemente 50 años, en 2027, si no lo hace antes).
“Macron no es De Gaulle, proviene de un sector muy diferente: el mundo de las finanzas mundiales, que inspira a la vez el desagrado y la desconfianza en gran parte de la población”
Claro que el caso de Emmanuel, ex-banquero de inversión en Banca Rothschild, no parece muy distinto a lo que desde algunos decenios sucede con quienes llegan a la madurez laboral, a los que a la vez que se les recomienda prolongar sus carreras laborales y extender la jubilación más allá de los 65 o 67 años, como defiende el propio vigésiomoquinto presidente de la República Francesa, se incentiva, de forma pertinaz y persistente, para que abandonen sus puestos de trabajo, vía regulación de empleo, ERE’s, etc… para dejar paso a nuevas generaciones, a los que, a su vez, les sucederá lo mismo y cada vez siendo más jóvenes.
Macron no representa ni a la derecha tradicional de Francia, ni tampoco a la izquierda, en un nuevo guiño sobre el hecho de las aparentes formas han terminado por sustituir los ideales, en un proceso en el que la sensación de estar bien duchado y perfumado desde las primeras horas de la mañana, parece haber desplazado al pertinente bagaje filosófico y político.
«Creo profundamente que podemos encontrar juntos una salida a nuestro malvivir» (Emmanuel Macron, 10 de diciembre de 2018)
Con un guerra en el seno de Europa, desaparecida Angela Merkel (última referencia política del viejo continente) sustituida por un canciller en el que lo que más destaca son sus vacilaciones, harían falta justo lo que no hay, liderazgos potentes, un rol que Macron no consigue encarnar, camino de ser recordado más por pasar a ser un joven “jarrón chino” que un líder global en ejercicio. Su futuro es su pasado.