Un viaje a la Luna, crítica teatral
en Teatro
30 Nov 2022
Érase una vez una nieta que terminó viviendo en la casa de sus abuelos, para ser atrapada por los espíritus de ambos, antes que nada seres libres en el más puro significado de la palabra, desde luego en el del concepto de sociedad del que querrían haber sido parte, pero también libérrimos como creadores, artesanos de la representación de personajes e, item más, en la invención de otros y de las historias capaces de cobijarlos, con el único límite de su contrastado ingenio.
“Me llamo Helena de Llanos, soy nieta de Fernando Fernán-Gómez y no llevo sus apellidos, también soy nieta de Emma Cohen y no llevo su sangre”
Aquella niña, que se autonombra a si misma como ‘la nietísima‘, fascinada por la impronta de Fernando, su abuelo, y el cariño y empatía que siempre encontró en Emma, la compañera vital de aquel, quien como adulta se nos presenta con la contundente afirmación de: ‘Me llamo Helena de Llanos, soy nieta de Fernando Fernán-Gómez y no llevo su apellido, también soy nieta de Emma Cohen y no llevo su sangre‘ lleva varios años sumergida en el microcosmos creado por aquellos, descubriendo las huellas de ambos y también de sus prolíficas obras, algunas conocidas, pero otras tantas no, como los documentos de una película con guión completo e incluso ‘storyboards‘ confeccionados, titulada “La Puerta del Sol” la cual no llegó a recorrer el camino desde la imaginación de su autor a ser plasmada en el celuloide.
“Mucha gente confunde el amor …con la costumbre”
En el año 2021, en el que se conmemoró el centenario del nacimiento de Fernando Fernán-Gómez, su nieta, Helena de Llanos, estrenó su documental ‘Viaje a alguna parte‘, rodado a partir de la inmersión realizada por ésta en la casa de sus abuelos y ahora, completa aquella propuesta con la pieza de teatro documental ‘Un viaje a la Luna‘ aportando una nueva aproximación a los fascinantes perfiles de quienes siempre lo fueron para Helena, tanto Fernando, como Emma.
“Llevo seis años sumergida en la vida de Emma y Fernando. Y a medida que avanzo, mi proyecto se hace más polifacético, como lo fue la pareja»
La experiencia a la que se nos invita es personalísima, abriendo, de par en par, los recuerdos de ambos, guardados en cajas, a modo de ‘matrioskas’ en las que unas cobijan otras, en una sucesión sin fin, a través de cuyas aperturas nos vamos abalanzando en una intimidad estupendamente teatralizada con el límite exacto de hasta donde se debe, pero que nos hace sentir a esos abuelos y a su nieta, como partes de nuestra propia familia. Mención especial para el audio que se nos comparte, a partir del soporte de una ‘casete‘, prototípica de los años 70’s del siglo XX, del primer encuentro entre Emma Cohen y Fernando Fernán-Gómez, bajo el pretexto de una entrevista para el medio periodístico con el que coloraboraba por aquel entonces quien seria la compañera de vida de éste, aunque él, por entonces, aún no lo sabía.
“He generado un discurso, un hilo narrativo a partir de la casa: La Luna, así se llama este espacio”. “El público, guiado por mí, entra en ese universo creativo. Abriendo cajas, explorando estanterías, que es como yo he conocido este lugar mágico”.
Personalísima propuesta de Helena de Llanos sobre sus abuelos, que nos acerca a los personajes y al mito, revelándonos que aquel gruñón del que se hizo fama por alguna de sus tardías citas, era un tímido con una gran vida interior, más allá de su extensa aportación como intérprete de teatro y cine, además de director en ambos campos, de su obra como articulista, ensayista, poeta y dramaturgo, y de los reconocimientos obtenidos hasta llegar a ocupar el ‘sillón B mayúscula‘ de la Real Academia Española.
Un espectáculo perfectamente teatralizado que nos comparte una historia y las emociones vinculadas a ella, en forma de una bella fábula donde todo es posible, hasta el extremo que Fernando y Emma se dirijan a nosotros y nos hablen. Muy recomendable.