La Toffana, crítica teatral
18 Nov 2022
Tras ser estrenado en la 43ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, el espectáculo, de Producciones Teatrales Contemporáneas, ‘La Toffana‘, es programado por el Teatro de la Abadía, con texto original de Vanessa Montfort (El síndrome del copiloto), a partir del personaje real de Giulia Tofana, ejecutada en la horca, en el Campo de Fiori, junto a su hija Girolama y algunos colaborares más, en julio 1659, tras ser juzgada por el Tribunal del Santo Oficio de Roma, inculpada del asesinato de 600 hombres casados, lo cual se valoró como una herejía, por atentar contra el sagrado sacramento del matrimonio, ya que se entendía que sus acciones estaban destinadas a favorecer la viudedad de su clientela, compuesta por las esposas de quienes fueron eliminados a través de sus manos y su conocimiento.
“El miedo del pueblo es siempre quien condena”
Retrato de una botella de Agua de Tofana con la imagen de San Nicolás de Bari FOTO: PIERRE MÉJANEL
‘La Toffana‘, debía su alias al nombre de su madre, Teofanía d’Adamo, que precedió a su hija en morir en el cadalso, en condena que le llegó en 1633, veintiséis años antes que su descendiente, por haber, según sentencia, asesinado a su marido. Abandonó su Palermo natal y se instaló en la corte de Roma, “…ciudad en la que hay más de todo que en cualquier otra del mundo”, donde pronto cogió fama de ‘alquimista’ y experta en conseguir milagrosos efectos, más allá de los cosméticos y los perfumes. Las virtudes y eficaz potencia de su ‘Agua de Tofana’ corrieron de boca en boca entre las féminas de la corte, especialmente por no dejar rastro en los cadáveres de sus víctimas, encontrando protección en el seno del Convento de las Siervas de María y en la cercanía del padre Colonna, lo cual le permitiría rodearse de la seguridad, confort e infalibilidad de la estructura religiosa para su actividad, la cual se prolongó en Roma durante más de quince años …y, al menos, seiscientos muertos, quizás culpables en sus hechos, pero ejecutados sin juicio.
“Su único hijo iba para exorcista, pero se quedó en inquisidor”
Buen trabajo de la dramaturgia de Vanessa Montfort, quien sabe utilizar un sugerente personaje real para construir un ’thriller’ a través del proceso que el Tribunal del Santo Oficio de Roma emprendió a Guilia Tofana, su hija ‘Girolama’ y su colaboradora Giovanna de Grandis.
María Herrero dirige la propuesta, optando por varias decisiones que tienen un impacto en el resultado final, como el acertado uso de unos espejos en el fondo de la escena, que proyectan imágenes en un conseguido efecto, al tiempo que redoblan la presencia de personajes en la trama, o la menos redonda del uso de tres cajones de volumen cuadrado que no terminan de ser el complemento de ‘atrezzo’ necesario. Se prioriza el efecto las sombras por encima de la luz, con un uso, quizás excesivo, de la iluminación frontal. La música es original de la propia directora y se interpreta en directo.
“Dar la muerte, como dar la vida, es la fuente máxima de amor”
Maria Herrero cuenta con los recursos de Karmen Abarca en escenografía y vestuario, Lola Barroso en iluminación, Irma Catalina Álvarez en diseño de sonido y Olmo Hidalgo en ‘movimiento’.
Victoria Teijeiro, recrea con credibilidad y pulcritud a ‘La Toffana‘, bien secundada por Amaranta Munana en el rol de ‘Girolama’, con la directora de la propuesta, Maria Herrero, recreando con solvencia a Giovanna de Grandis, al margen de protagonizar una sugerente escena como musa-prostituta de Caravaggio. Los papeles masculinos son interpretados por Aitor de Kintana quien nos convence más al dar piel al padre Colonna, que al hacerlo al ‘inquisidor‘. Entre los cuatro intérpretes se representan, sobre la escena, a más de diez personajes.
“Si la fórmula cayera en sus manos …no quedaría un ‘Papa’ vivo”
Original historia la que se comparte en esta propuesta, ocurrido en una determinada época en el siglo XVII que poco, o nada, tiene para servir de enseñanza en este siglo XXI, mucho menos de paralelismo, pero el conocimiento siempre es bienvenido y estos hechos sirven para ilustrar que la raíz de los males que en cualquier época han acaecido es el desconocimiento y la incultura, cuanto menos espacios sean gobernados por ellos, más luz, mejor futuro y mayor progreso …habrá para todos.