Hoy no estrenamos, crítica teatral
18 Sep 2022
Acudir a un espectáculo teatral siempre es una sugerente aventura. A veces no encontramos, exactamente, lo que esperábamos presenciar, otras nuestras expectativas se ven radicalmente superadas, pero también, en ocasiones nos descubrimos ante una propuesta que nos sorprende y volvemos a ser aquellos espectadores que nos concentramos en deleitar y paladear lo que se ofrece ante nosotros, sin otras distracciones, ni intentar justificar lo que se nos ha querido contar, compartir y proponer desde la escena.
‘L’om Imprebis‘ es una compañía teatral de origen valenciano, creada en 1983, que habiendo trabajado todo tipo de registros en su repertorio, ha hecho del genero de la improvisación sello de identidad, contando en su seno con Michel López, miembro fundador de la Liga de Improvisación Francesa y durante 12 años seleccionador del equipo nacional de Improvisación, además de con Santiago Sánchez, introductor de la improvisación teatral en España y miembro fundador de ALEA, Centro Internacional de investigación para el Arte de la Improvisación, y de la Academia de las Artes Escénicas de España.
“Estoy acostumbrado a caer …¡cómo las criptomonedas!”
‘Hoy no estrenamos‘ es el espectáculo que actualmente tiene programado esta compañía teatral en Madrid, en el Teatro Alfil, que sin ser un espectáculo de improvisación en sentido estricto, su dramaturgia sí fue construida en un proceso de trabajo escénico de improvisación, a través de cada uno de sus ensayos, todos ellos grabados en video para seleccionar aquellos pasajes o ‘gags’ que resultaran más eficaces para la puesta en escena ante el público.
Un espacio absolutamente vacío con doce sillas plegables recogidas y apoyadas sobre los laterales de la caja escénica, acoge el inicio de la representación. Un hombre entra al escenario llamando a Antonio, pero nadie contesta, coge una de las sillas plegadas, la abre situándola en el centro de la escena, poniendo sobre ella una carpeta.
“No puede haber dos reyes, eso solo pasa en España, igual nos saltamos un rey, que tenemos dos al mismo tiempo”
En pocos minutos se harán presentes sobre la escena los alumnos de una escuela de teatro amateur, con perfiles de todo tipo, que incluyen al torero ‘El hijo del Niño de la Montera’, exmatador en crisis existencial; ‘Sofia’, joven ex-bailarina que quiere recuperar su pasión por el arte a través del teatro; ‘Pedro’, más que joven, preadolescente, al que le interesan la ‘capoira’ y el inglés, pero su madre ha decidido que tome clases teatrales; ‘Gutiérrez’ coronel del ejercito español, de ideas rígidas y conservadoras (‘¡Desde el 23-F no sentía tantas emociones!‘), a quien su hija le ha aconsejado experimentar en el mundo de los histriones, aunque su único interés por la escena de limita a la Ópera; ‘José Luis Galván’, empresario funerario que quiere trabajar la empatía y técnicas teatrales (storytelling) para optimizar los beneficios de su negocio; ‘Juan’, trabajador de Mercamadrid que tras el abandono de su mujer y la depresión consiguiente, decide acompañar a su hijo ‘Carlos’ a las clases de teatro, quien sufre ataques homófobos por su relación con ‘Diego’ con quien planea casarse; ‘Rodolfo’, actor retirado para quien sus mejores momentos hace tiempo que pasaron, pero la inestabilidad emocional y económica que sufre le lleva a esa escuela amateur para que, al menos, su imaginación vuele más allá de la pensión en la que malvive; ‘Arantxa’, enfermera de ‘Urgencias’ saturada por su trabajo, quien decide empezar una nueva vida en Madrid, ocupada y dedicada a buscar el imposible de un piso de alquiler a precio razonable; ‘Kevin’ dedicado a hacer juegos malabares aprovechando los semáforos cerrados, quien piensa que las técnicas de interpretación le vendrán bien en su futuro; ‘Conchin’ y ‘Carmensin’, hermanas originarias de Valencia, la primera de las cuales decide viajar hasta Madrid para ayudar a su hermana en el negocio del bar que regenta (‘la que huele a fritanga es mi hermana‘), tras haber sido esta abandonada por su marido, que se fugó con una camarera cubana.
“En teatro toda palabra debe crear una evocación en el espectador”
Todos estos personajes, hombres y mujeres, jóvenes y maduros, expansivos y retraídos, perfiles de las más diversas condiciones, son interpretados por Carles Montoliu y Carles Castillo en un gran derroche de talento y capacidad, mientras que ‘Antonio’, el profesor de la escuela de teatro, es encarnado por Santiago Sánchez y Víctor Lucas desempeña el rol de ‘Ico’ el chico para todo entre bambalinas, que jugará un lugar destacado en el desenlace de la propuesta.
La recreación de los doce personajes interpretados entre Montoliu y Castillo, especialmente en sus entradas y salidas de escena, es estupenda, siendo ambos capaces de pasar de un personaje a otro con una gran agilidad, algo muy exigente, que demuestra su capacidad actoral, para lo cual solo necesitan el recurso a un sombrero, una peluca, un abanico o un bolso. Gran demostración interpretativa.
“El teatro, con cosas de mentira, crea emociones que son de verdad”
El espectáculo tiene dos fases, la primera dedicada a dar a conocer a los personajes y las relaciones interpersonales que entre ellos se dan, todo ello manteniendo la escena sin más elementos que las sillas plegables y los pequeños signos de identidad de cada rol (sombrero, gorra, montera, abanico, bolso, etc…). La segunda es un verdadero goce y deleite, en el que los alumnos de la escuela de teatro, a través de los doce personajes interpretados por Montoliu y Castillo, son capaces de representar una detallada síntesis de ‘Hamlet‘, contando con la destacada participación de ‘Ico’, quien estará en el lugar adecuado y necesario, en cada momento, para dar continuidad a la trama, facilitando los elementos identitarios de cada uno de los ‘interpretes’ (‘El hijo del Niño de la Montera’, ‘Juan’, ‘Carlos’, ‘Sofía’, ‘Rodolfo’, ‘Conchín’, ‘Carmensín’, ‘Pedro’, ‘Gutiérrez’, ‘Arantxa’, ‘José Luis Galván’ y ‘Kevin’), además de contar con recursos escenográficos y hacer un uso de la iluminación más evidente, transformando la misma escena que antes acogía la sencilla escuela amateur de teatro, para ahora cobijar una sorprendente recreación del príncipe de Dinamarca creado por Shakespeare.
“Me encantaría que el mundo del teatro tuviera el valor que tuvo”
Al margen de seguir el guión escrito al efecto, el gen de improvisación de éstos cómicos siempre aflora, y en la función a la que asistimos, recién fallecida Isabel II de Inglaterra, esa circunstancia fue utilizada por el personaje del empresario fúnebre ‘José Luis Galván’ para realizar un ripio ‘ad hoc’, muy bien traído, pensando en la estupenda facturación que un fasto como ese supondría.
‘Hoy no estrenamos‘ supone un emocionante homenaje al teatro, tanto en cuanto a la honesta y cálida forma en la que es representado, como en cuanto a la manera de aproximarse al arte de la escena interpretada a través de la escuela amateur a la que acuden los doce personajes magníficamente recreados por Carles Montoliu y Carles Castillo. Espectáculo muy digno y lleno de calidad que cualquier buen aficionado teatral haría bien en no perderse, que se programa de jueves a domingo, en el Teatro Alfil, hasta el próximo dos de octubre.