RUN [Jamás caer vivos]; crítica teatral

20 Jul 2022

Cuando la temporada teatral 2021/2022 parece llegar a sus últimos retazos, y las nuevas programaciones de todos los teatros se anuncian y promocionan de cara a la ya inminente 2022/2023, el talento se abre paso en forma de sorprendente pieza teatral que bien podría haber formado parte de los momentos reservados a las propuestas con mayores expectativas, llegando hasta la Sala Verde de los Teatros de Canal, en coproducción con ‘La Zona Teatro‘, el espectáculo ‘RUN [Jamás caer vivos]‘, con dramaturgia original y dirección de José Padilla, convirtiéndose en todo un soplo de aire fresco en plena canícula estival.

“El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo” (proverbio chino)

La tesis de la que surge el hilo argumental de ‘RUN [Jamás caer vivos]‘ parte del concepto de globalización, entendido como la unidad a la que pertenecemos todos los que en el mundo (Planeta Tierra) somos, tanto como seres vivos, como en cuanto a nuestras necesidades, sueños y anhelos. Aportando la reflexión de que ese término no es un invento moderno o contemporáneo, sino que ha existido desde que el mundo es mundo, ¿qué son si no actividades como el comercio entre países, que ya se daba en época de la antigua China o la revolución industrial cuyas consecuencias se expandieron a lo largo de todo el orbe conocido?.

Abundando en la idea anterior, dice un antiguo proverbio chino que “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo” y el matemático Edward Lorenz desarrolló la teoría física conocida como el ‘efecto mariposa’, vinculado a la ‘teoría del caos’, según la cual el aleteo de un insecto en Hong Kong podría desatar una tempestad en New York. 

“La Tierra tiembla, pero el Planeta no lo sabe”

Sobre la idea anterior, y casi literalmente, José Padilla inicia ‘RUN [Jamás caer vivos]‘ a partir de la historia del asesinato de una joven a manos de su novio, ambos hongkoneses, en Taipei (Taiwan), que tendrá consecuencias en eventos y circunstancias que se irán recorriendo a continuación, empezando por un partido de exhibición de la NBA, entre Angeles Lakers y Brooklyn Nets en medio de fuertes protestas ciudadanas en Hong Kong; la detención en Rusia de una jugadora norteamericana, procedente de la WNBA, coincidiendo con el inicio de la guerra en Ucrania, en cuyo caso no es baladí su conocido lesbianismo; la caída en desgracia de una alta ejecutiva en la organización del Mundial de Futbol de Qatar al denunciar la violación que sufrió, ofreciéndosele como salida la boda con su agresor; los poco ejemplares ‘chanchullos’ de Luis Rubiales y Gerard Piqué para repartirse ‘milloncejos’ de euros a cuenta de llevar la final de la Copa de España de futbol a…¡Arabia Saudí!, amenizados por la aparición de Juan Carlos de Borbón haciendo uso de sus conocidas citas de ‘¡Explicaciones de qué!‘ o ‘¡Por qué no te callas!’; los escabrosos detalles de la ‘desaparición’ de Jamal Khashoggi en el interior de una legación diplomática saudí y las escandalosas cifras del negocio de la próxima Copa del Mundo de fútbol de 2022 a jugarse en medio del desierto, en estadios creados ‘ex profeso’ en cuyas construcciones han muerto más de seis mil quinientas personas, inmigrantes procedentes de otros países como India o Filipinas, en unas condiciones laborales no homologables con Occidente; mientras se condicionan las tradicionales competiciones deportivas de todo el resto del mundo pero, eso sí, para loa y gloria del país con la mayor renta per capita mundial, Qatar, establecido en 137.162 dólares al año por ciudadano. Blanco y en botella.

“Agua que fluye, jamás se pudre”

El ritmo con el que Jose Padilla presenta el espectáculo es frenético, sin dar tregua al espectador, quien asiste con atención al relato de unos hechos que, aunque mayoritariamente conoce, le son revelados como piezas de un todo en el que ningún rincón del mundo es ajeno, al igual que ninguno de nosotros que, también, somos parte de ellos.

La escenografía diseñada por Eduardo Moreno nos crea una realidad distinta desde el mismo momento que ocupamos nuestras localidades, porque el espacio de la Sala Verde de los Teatros del Canal ha cambiado su disposición para esta propuesta, incluso sus accesos, y el publico ocupa unas gradas alrededor de una cancha de baloncesto que va acogiendo en su seno las diferentes ubicaciones por las que transcurre la trama, de aquí a allá del mundo. Adecuadas aportaciones de Pau Fullana en la iluminación, Sandra Vicente en el sonido y Vanessa Actif en el vestuario.

“¡China es una dictadura con la que hacemos negocio!”

Más de treinta personajes son interpretados por los seis actores del reparto, quienes tienen una prestación más que destacada, con el acierto de que en las recreaciones de los diferentes roles que abordan no utilizan ningún elemento distinto del propio look que inicialmente lucen, adquiriendo así más relevancia ver sobre la escena a Lebron James en la piel de Almudena Puyo, también excelente como ‘Rubiales’; al rey emérito recreado por Silvia de Pé (Desengaños amorosos, ‘Perdona si te mato, amor, El caballero incierto, Tea rooms) o a Lucia Trentini como Brittney Griner compartiéndonos su reclusión en Moscú, alejada de las canchas de baloncesto. Todos los personajes son reales, con la excepción del Rocky Balboa que interpreta, de forma eficiente, David Castillo. Junto a los anteriores completan el elenco Pablo Béjar (El vergonzoso en palacio, El principio de Arquímedes), que ejerce de maestro ceremonias, y Zaira Montes (La casa de Bernarda Alba).

“Tenemos que aceptar vivir de la probabilidad y no de la certeza”

Espectáculo excelente, bien construido, con una trama interesante, estupendamente recreado, lleno de originalidad, de rabiosa actualidad,  magníficamente interpretado y que, además, nos hace pensar…¿qué más se puede pedir?. Hasta el 31 de julio tienen la oportunidad de presenciarlo. Muy recomendable.

 

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