Vino lunar, crítica teatral
04 Feb 2018
Un escenario absolutamente vacío, solo ocupado por dos personajes, uno en cuclillas, apoyado en la pared, con la cabeza escondida entre las piernas, en una alegoría de nuestra sociedad, y el otro, yacente, sobre el suelo, cubierto por una manta térmica, e inmóvil, nos reciben al iniciar el espectáculo teatral de Vino Lunar, sobre texto de Albert Tola y direccion de Rodrigo Garcia Olza, quienes forman, entre sí, la joven compañía teatral Nigredo.
¡Al alba volverá el calor!.
¡Al alba volverá el calor!… el personaje que permanecía arrodillado (Xavi Melero) es un soldado en el frente de una guerra de tantas que se desarrollan en nuestro mundo mientras nosotros vamos de gran almacén en gran almacén, en el tiempo libre entre nuestro horario de trabajo, podría ser Afganistan o los Balcanes, pero lo que es seguro son las balas que perfilan el espacio de su cuerpo en esa trinchera al otro lado de la colina.
Su soledad la combate en una conversación entre el cadáver que yace a su lado y la luna, único punto de luz que ilumina esa noche, tan pequeña, que cabe en su bolsillo.
“Esta noche es tan pequeña que me cabe en mi bolsillo”.
Finalmente las balas hacen presa en él y cae muerto, derramando su sangre, y esa alegoría sirve para que quien yacía junto a él, reviva y se dirija a nosotros con total frescura, mutando el espacio y el tiempo, abandonando aquel lugar y situándonos en la Guerra Civil Española, aprovechando para lanzar sus puyas, como personaje, al autor del texto, acusándole de utilizar su propia, y dolorosa, historia para saciar sus intereses.
¡No soporto ver la luna en tus ojos!.
Marc Pujol, en la piel de este joven muchacho muerto en la contienda civil española, nos cautiva, juega con nosotros como espectadores y se adueña del espacio y el momento, en una estupenda actuación que nos demuestra sus capacidades interpretativas; buen descubrimiento del que tomamos nota.
El espectáculo se desarrolla a través de la unión de dos textos que funcionan como monólogos, al que, quizás, sobra el intento de unión que, en su parte final, nos presenta a los dos actores en escena a la vez …y ambos vivos.
“Por mucho tiempo que pase, hay problemas que no pueden acallarse”.
Interesante reflexión desde el teatro contemporáneo, joven, actual y comprometido; sobre la crueldad de las guerras, la desesperación que inundan, la injusticia humana de nuestra sociedad y la soledad.
Lo más devastador es que mientras escribo sobre esta obra, esperando vuestra lectura, en algún lugar del mundo, lo que nos cuenta este espectáculo está sucediendo.
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Gracias por vuestra participación en este blog, https://www.traslamascara.com, al hilo de nuestra crítica teatral a «Vino lunar». Enhorabuena por vuestro trabajo. Saludos.