26-M: Excesivas sonrisas, un gesto adusto y peros para todos

07 Jun 2019

La doble cita electoral de esta primavera del año 2019 ya se ha completado y ahora, despejado el calendario de nuevas contiendas tras el voto popular, con la excepción de lo que pueda ocurrir en Cataluña en el corto plazo, es el tiempo para la negociación de posibles mayorías con pactos aquí y allá, en los que lo dicho en precampaña, por unos y otros, irá, poco a poco, pareciendo muy lejano, hasta caer en el olvido.

La concentración de diferentes convocatorias a nivel nacional en tan corto plazo de tiempo (generales, europeas y municipales) nos sirve los resultados de estas tres elecciones para, más allá de los diferentes porcentajes de participación  (75,75% en las generales, 64,31% en las europeas y 65,20% en las municipales) y dejando al margen las autonómicas, asimétricas en sí mismas, pues en cinco de ellas no hubo sufragio; establecer comparativas y extraer ciertas claves.

Las tres citas electorales celebradas en España entre el 28-A y 26-M, generales, europeas y municipales, permiten establecer comparativas entre sus resultados y extraer ciertas claves.

Por una parte hay formaciones políticas cuyos resultados han sido homogéneos en esos tres ámbitos, dentro de unos márgenes razonables, es el caso del PSOE con 7.480.755 en las generales, 7.359.617 en las europeas y 6.657.119 en las municipales, con el PP, con 4.356.023, 4.510.193 y 5.058.542 respectivamente, con el matiz mediante de que la comparación de los socialistas entre generales y municipales supone una merma de 823.636 apoyos, mientras que en el caso del PP es un incremento de 702.519.

Pero mucho más llamativo son las grandes diferencias sufridas por Ciudadanos y Podemos en esas mismas comparativas, que en el caso del partido naranja supuso una resta de apoyo en las municipales en relación a las generales de 2.259.694 de votantes (4.136.600 en las generales, 2.726.642 en las europeas y 1.876.906 en las municipales), mientras que Podemos se dejó entre ambos ámbitos 2.559.729 de votos (3.732.929 en las generales, 2.252.378 en las europeas y 1.173.209 en las municipales). Fenómeno que, quizás, tiene mucho que ver con la menor implantación territorial de los llamados “partidos de la nueva política”, frente a los tradicionales, con más arraigo en toda la geografía nacional, pero que evidentemente también está condicionado por errores específicos, como la división generada internamente en Podemos, de la que el caso Íñigo Errejón no es sino uno más, tras otros (Bescansa, Alegre, etc…); y los súbitos cambios de posición política en Ciudadanos, originalmente vinculado a la idea de socialdemocracia, luego inscrito dentro del Partido Liberal europeo para llegar a presentarse como alternativa al liderazgo del Partido Popular en la derecha política en España.

El PSOE de Pedro Sánchez ha acertado al no precipatarse en su política de pactos hasta celebrada la cita electoral del 26-M y sus resultados en europeas y municipales han estado en la línea de los resultados del 28-A, aún con el lunar que supone no haber sabido formar parte de una mayoría tanto en la Comunidad de Madrid, como en el ayuntamiento de la capital de España, situación que arrastra desde hace veinticinco años, convertida en su auténtico agujero negro.

En la comparativa entre los resultados de las generales y municipales hay un decremento de 823.636 votos en el PSOE y un incremento de 702.519 en el PP.

Pablo Casado respira en el PP cuando muchos profetizaban la constitución de una gestora, presidida por Ana Pastor, si los resultados del 26-M no experimentaban un cambio de tendencia respecto al 28-A, y aún sin recuperar excesivo poder, incluso perdiendo algunos feudos (sus “peros”), puede mantener la Comunidad de Madrid, con su más de 20.000 millones de euros de presupuesto e, incluso, recuperar el control del municipio madrileño gracias a posibles pactos con Vox y Ciudadanos, siempre que éstos últimos no sean capaces de componer otras mayorías que propicien la alcaldía a su candidata Villacís.

Ciudadanos no ha conseguido el anunciado “sorpasso” al PP, como primer partido de la oposición y aunque ha tenido un notable incremento de voto, tanto en términos de generales, europeas y municipales, no ha conseguido que ninguno de sus lideres encabece los resultados en ninguna agrupación, pero sí será definitivo en la política de pactos a todos los niveles y esa es su mayor ventaja, con sus “peros” en todo lo anterior, celebrados con excesivas sonrisas en la propia noche electoral, de una forma algo más que artificial.

Ciudadanos tuvo una resta, en las municipales sobre los datos de las generales, de  2.259.694 de votantes, mientras que Podemos se dejó entre ambos ámbitos 2.559.729 de votos.

Podemos irrumpió en la política nacional de forma espectacular y sorpresiva en las elecciones europeas de 2014, logrando cinco eurodiputados e iniciando allí un ciclo político que le llevó, casi, a ‘asaltar los cielos’ con una gran primera irrupción en el Parlamento español que ahora, aún matizada y reducida a 42 diputados, sigue siendo notable, pero cinco años después de aquello su resultado en unas nuevas elecciones europeas ha sido de seis eurodiputados, como si después de todo lo conseguido (ayuntamientos del cambio, presencia en cámaras autonómicas, etc…) volviera al punto de salida, tal y como empezó todo. 

La falta de presencia en la misma noche electoral del 26-M, por parte de Pablo Iglesias, fue lo que mejor editorializó el desplome electoral sufrido por la formación morada, dónde la división ha hecho carne y amenaza su propia supervivencia, antes de quedar convertida en el reducto de lo que en su día fue Izquierda Unida, lejos de las expectativas anunciadas en su inicio, a través de un movimiento social transversal que superara el viejo modelo de izquierdas y derechas. El gesto adusto Iglesias el pasado lunes y la breve comparecencia, atestiguaron estar lejos de un real y sincero análisis de lo sucedido. Demasiados “peros” para condicionarlo todo a un posible pacto de legislatura a nivel estatal.

Vox obtuvo en las municipales 659.713 votos, después de haber conseguido en las generales 2.677.173, perdiendo el 75,35% de los apoyos recibidos el 28-A.

Vox, tras su entrada en los parlamentos español y andaluz, también lo ha conseguido en otros varios el 26-M, además de municipios por toda España y lograr tres europarlamentarios, pero sus resultados entre eleciones generales, europeas y municipales sí han tenido una gran matiz, pasando de 2.677.173, a 1.388.681 y 659.736, respectivamente, dejándose por medio, entras las generales del 28-A y las municipales de un mes después  2.017.437 votos, es decir el 75,35% de los apoyos recibidos en aquellas, ese es su gran “pero”, por mucho que resulte decisivo en la formación de mayorías, mediante pactos, en según que lugares.

Nunca en la historia de la democracia española hubo dos convocatorias electorales tan pegadas la una a la otra, como éste 26-M sobre el 28-A, y ello ha podido hacer que muchos votantes ajustasen su voto en función de los resultados de las primeras, más allá de que el sentido del voto pueda no ser el mismo en ámbito nacional, que autonómico, europeo o municipal, lo que es cierto es que en la noche electoral hubo excesivas sonrisas, un gesto adusto y “peros” para todos.

Artículo publicado en @elespanolcom el 11/06/2019: https://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20190611/excesivas-sonrisas-gesto-adusto-peros/405279473_7.html