14.4, crítica teatral
en Teatro
13 Jul 2024
Sergio Peris-Mencheta (Cielos, Ladies Football Club, Castelvines & Monteses, ¿Quién es el Señor Schmitt?, Lehman Trilogy, La cocina, Enrique VIII y la cisma de Inglaterra) y Juan Diego Botto forman un equipo que nos ha brindado estupendas propuestas teatrales, como ocurrió, entre otras, con la premiada y celebrada ‘Una noche sin luna‘, además de los trabajos individuales de cada uno de ellos.
“El cinturón fue, para mí, el ‘Alfa’ y el ‘Omega’ como se dice en la religión cristiana. El principio y el final de mi destino”
A estas alturas de la programación de la temporada teatral, ya en verano, llega su esperado espectáculo “14.4”, programado hasta el próximo 28 de julio en la Sala Max Aub de las Naves del Español, en Matadero, con toda la taquilla disponible ya vendida como indicativo de la expectación creada.
“Me viene otra imagen de estar debajo de una manta y mi padre forrándome a hostias diciendo que yo era la vergüenza de la familia”…”Ahí ya empecé a entender que la vida para mí venía con hostias incluidas”
El atinado ritmo con el que se presenta la trama es marca de Peris-Mencheta, así como los aspectos formales y técnicos, aparentemente sencillos pero que funcionan con una gran precisión, de la mano del sutil diseño de escenografía de Alessio Meloni, sin que ningún recurso sorprenda por si mismo, pero haciendo que todo suceda con total naturalidad y acompañe el relato que se nos comparte por cada uno de los lugares del periplo al que se nos invita …y si tiene que llover, lloverá. A destacar la prestación de Javier Ruiz de Alegría en la iluminación. Adecuadas aportaciones de Elda Noriega en vestuario, Benigno Moreno en sonido, Joan Miquel Pérez en composición musical original y Ezequiel Romero en videoescena.
“La experiencia me había enseñado que la lotería dura un día, y cuando menos te lo esperas te quedas sin balón, o sin zapatillas molonas…”
’14.4’, como título, no es nada casual y de antemano supone un editorial sobre el tema que se plantea. Son 14,4 kilómetros los que separan España y Marruecos en el Estrecho de Gibraltar, que en millas náuticas equivalen a 7,78, lo cual supone la distancia entre dos continentes, como Europa y África, y también entre las dos diferentes realidades que a sus sociedades marcan.
“¡La de veces que habré soñado con ser invisible!” …”Sabía que las palizas llegarían tarde o temprano. Por eso soñaba con ser invisible”
El relato que se nos comparte describe las peripecias vividas por el propio intérprete de la pieza, Ahmed Younoussi, quien con 9 años se embarcó en una aventura con destino a sus sueños, desde Ksar el Kebir, en Marruecos, huyendo de los malos tratos que le infringían tanto su madrastra como su propio padre, con paradas en Ceuta y Tánger, en busca de una vida al nivel de lo que la globalización le mostraba a través de la televisión, proyectada en los logros de su admirado, e idealizado, Zinedine Zidane.
“Acabé en la estación de autobuses. Allí conocí a otros niños que eran un poco como yo. Hice mis primeros amigos y me enseñaron a vender ‘kleenex’, pastelas y tal. Vendíamos a los que iban y venían”
La dramaturgia en la que participan Peris-Mencheta y el propio protagonista, junto a Juan Diego Botto, tiene rasgos característicos de éste, con un trepidante inicio con guiños metateatrales, aunque su métrica se resienta al avanzar la trama, pasando del caso particular y personal, al plano general, perdiendo lo que es su principal virtud.
“Hasta que un día, con 5 años, llegué hasta Tánger. Cien kilómetros exactos desde Ksar el Kebir. A los 6 años me fui de mi casa para siempre»
El relato de la propia historia de Ahmed Younoussi, por parte de él mismo, se aleja de los cánones de lo que se entiende por interpretación, aún destacando la credibilidad y frescura con la que se realiza, acusando una cierta fatiga en la parte final de la propuesta. En cualquier caso el desempeño del protagonista es notable.
“Tenía dos ojos celestes que, en un niño de 6 años, en esa región, eran una llave maestra que abriría muchas puertas”
La historia que se nos comparte es una loable y emocionante aventura en la búsqueda de una vida mejor, pero la extrapolación del caso personal por el caso general, es lo que la convierte en quebradiza. El sufrimiento vivido por Ahmed merece el relato, culminado, además, con un final feliz, y exitoso, en el que gran parte de sus anhelos son conseguidos: nacionalidad, trabajo, situación social general, un futuro para él, su familia y sus hijos, pero utilizar ese caso para reivindicar una determinada forma de abordar el tema de la inmigración y las corrientes migratorias, no en este país llamado España, sino en general, peca de, excesivamente, buenrrollsta y bienintencionado, siendo ello bastante más complicado, hasta el extremo de que, quizás, en esta sociedad que habita la tercera década del siglo XXI, a nivel mundial, no hay un problema más complejo que éste, tratado, en general, con recetas demasiado simplistas y con aproximaciones excesivamente maniqueas en sus diversas y variadas aristas.
“Con 7 años no es que tuviera especiales ganas de salir de Marruecos, pero era lo que hacía todo el mundo. Y yo seguía la inercia. Probé de casi todas las maneras”
Notables recursos técnicos, muy medidos y conseguidos, para compartir la historia de un chico de 9 años que alcanzó sus sueños, viviendo unas peripecias mucho más duras de lo que debería ser para cualquier niño de su edad, relatadas con credibilidad, emoción y ternura; pero la extrapolación de ello, para el alegato que se construye en la parte final, nos genera más dudas. Dicho lo cual estamos ante un espectáculo teatral que funciona y por ello felicitamos a sus creadores, con el deseo expreso de una pronta recuperación física en el proceso que está viviendo actualmente Sergio Peris-Mencheta, con nuestros mejores deseos. Mucho ánimo, suerte y salud.
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